Una madre llora a su hijo de 47 años, Olexandr Haponchev, un militar ucraniano asesinado durante la invasión rusa de Ucrania, durante su funeral en la sección militar del cementerio número 18 de Kharkiv en Bezlioudivka, Ucrania oriental.
Una madre llora a su hijo de 47 años, Olexandr Haponchev, un militar ucraniano asesinado durante la invasión rusa de Ucrania, durante su funeral en la sección militar del cementerio número 18 de Kharkiv en Bezlioudivka, Ucrania oriental.
/ Dimitar DILKOFF / AFP
Agencia AFP

La tristeza y las lágrimas dominan el sábado la sección militar del cementerio 18 de Járkov, una ciudad del este de , a medida que llegan los ataúdes de soldados muertos en la guerra contra .

Dos féretros están montados sobre caballetes en la necrópolis, ubicada en el municipio de Bezliudivka: contienen los restos de los soldados Serguei Profotilov, nacido en 1976, y de Igor Malenkov, nacido en 1985, ambos abatidos en Vilkhivka,una aldea al este de Járkov.

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En la cruz figura como fecha de deceso el 11 de mayo pero ese es con toda probabilidad el día en que fueron hallados sus cadáveres en esa localidad, escenario de prolongados combates.

“Fueron encontrados con otros cinco cuerpos que no pudimos identificar. Sospechamos que fueron ejecutados. Fueron asesinados con balas en la parte posterior de la cabeza” relata un compañero de armas, que pide el anonimato.

No es posible averiguar más. Solo media docena de soldados y el hermano de una de las víctimas asisten al funeral, encabezado por un capellán militar que recita las oraciones y agita el incienso.

La gente asiste al funeral de Olexandr Haponchev, un militar ucraniano de 47 años asesinado durante la invasión rusa de Ucrania, en la sección militar del cementerio número 18 de Kharkiv en Bezlioudivka, Ucrania oriental.
La gente asiste al funeral de Olexandr Haponchev, un militar ucraniano de 47 años asesinado durante la invasión rusa de Ucrania, en la sección militar del cementerio número 18 de Kharkiv en Bezlioudivka, Ucrania oriental.
/ Dimitar DILKOFF / AFP

La ceremonia dura una hora, con el ruido de fondo de los duelos de artillería entre rusos y ucranianos a pocas decenas de kilómetros.

Saludos y abrazos fugaces y todos se separan. El hermano de uno de los soldados, a quien le han dado un certificado de defunción, se aleja solo entre decenas de tumbas.

Al mismo tiempo llegan dos camionetas con soldados con miembros de la legión extranjera ucraniana. Una docena de soldados extranjeros presentan sus últimos respetos a un camarada holandés, abatido por fuego de artillería.

Una mujer planta flores en la tumba de Stanislav Hvostov, de 22 años, un militar ucraniano asesinado durante la invasión rusa de Ucrania en la sección militar del cementerio número 18 de Kharkiv en Bezlioudivka, en el este de Ucrania.
Una mujer planta flores en la tumba de Stanislav Hvostov, de 22 años, un militar ucraniano asesinado durante la invasión rusa de Ucrania en la sección militar del cementerio número 18 de Kharkiv en Bezlioudivka, en el este de Ucrania.
/ Dimitar DILKOFF / AFP

Los legionarios prohíben filmar o revelar nombres. No hay ceremonia religiosa, apenas un corto discurso en inglés de un oficial, seguido de un minuto de silencio. Un soldado con la bandera británica en su chaleco ejecuta un saludo militar, otro acaricia la cruz antes de irse.

A pocos metros empieza un cuarto funeral del día, cuando los familiares de Olexander Gaponchev, de 47 años, abatido en Tsyrkuny (al norte de la ciudad) llegan al cementerio. Muchos lloran.

Una mujer reacciona mientras asistía al funeral de los militares ucranianos Sergeii Profotilov e Igor Malenkov, ambos asesinados en la aldea de Vilkhivka durante la invasión rusa de Ucrania, en la sección militar del cementerio número 18 de Kharkiv en Bezlioudivka, Ucrania oriental.
Una mujer reacciona mientras asistía al funeral de los militares ucranianos Sergeii Profotilov e Igor Malenkov, ambos asesinados en la aldea de Vilkhivka durante la invasión rusa de Ucrania, en la sección militar del cementerio número 18 de Kharkiv en Bezlioudivka, Ucrania oriental.
/ Dimitar DILKOFF / AFP

El quinto funeral se inicia minutos después. Inconsolable, la madre del soldado llora sobre el ataúd de su hijo. Empieza a llover. Otra mujer, probablemente la esposa del difunto, también llora antes de que se sepulte el ataúd. Todos se precipitan a arrojar un puñado de tierra, al tiempo que sepultureros cubren con sus palas muy rápido la fosa.

Una cruz de madera con el nombre del difunto quedará como testimonio en la tumba. Detrás, flamean innumerables banderas ucranianas, mientras sigue la lluvia.

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