Hasta antes de la guerra con Ucrania, de Vladimir Putin se sabía solo lo que Putin quería que se supiera. Y mientras más fantasía se tejía alrededor suyo, mejor. Bien lo dijo Sylvie Bermann tras su paso como embajadora francesa en Moscú desde el 2017 al 2020: “Mentir es su profesión, no es un pecado. Es como un espejo: se adapta a lo que ve”.
Bermann da en el blanco: ¿de qué otra manera se explica que existan tantas leyendas sobre Putin y que estas parezcan haber sido construidas para causar admiración? Mientras el mundo cuestiona la democracia, la mano dura del incólume presidente ruso y la aparente bonanza moscovita, le dan crédito al autócrata. Y, en tiempos de guerra, los años de propaganda sobre el hombre victorioso cobran mayor relevancia.
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Pero así como hay mitos que mejoran su imagen, también han aparecido rumores que lo cuestionan. “He leído sobre un supuesto tumor cancerígeno y también que sufre de un Parkinson avanzado”, recuerda Enrique Banús. El director del Instituto de Estudios Europeos de la Universidad de Piura se refiere a una bola que circula desde poco antes del inicio de la guerra entre Rusia y Ucrania, y que pone en cuestión la salud del jefe del Kremlin, supuesto que es imposible de confirmar o negar, pero que es tremendamente seductor.
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Cuenta “La Tercera” que, en las últimas semanas, se viralizó el video del encuentro entre Putin y Alexander Lukashenko, presidente de Bielorrusia y amigo del Kremlin. “En la grabación se ve al exagente del KGB con una mano en el pecho mientras la otra está cerrada en un puño. Cuando su mano comienza a temblar incontrolablemente, Putin la acerca a su pecho, en un aparente intento de detener el temblor. A pesar de sus esfuerzos, mientras camina hacia Lukashenko se tambalea inestablemente, mientras sus piernas continúan temblando”, escribe el medio.
Banús comenta: “Se trata de propaganda antiPutin. Recuerde que, en la guerra, se trabaja con todos los medios para demostrar o inventar debilidades al contrario. Para entender este caso es preciso recordar la máxima romana: ‘cui prodest’, ¿quién se beneficia con esta información? A mí me quedan dudas porque el prestigio de Putin en Occidente está por los suelos y lo único que se podría añadir es cierta expectativa sobre el fin de la guerra”.
“Mientras tanto, en Rusia la gente no se entera de esto por el control férreo de los medios de comunicación. La cuestión, creo, tiene que ver con el entorno más próximo: habría que ver qué efecto puede tener, aunque tendríamos que estar muy cerca para saber qué sucede”.
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La mentira se vuelve verdad
“Hasta hace poco, en muchos países se veía a Putin como un hombre fuerte, temido. Ahora, la opinión pública europea está partida entre los que temen la tercera guerra mundial y los que identifican a Putin como un criminal”, dice Francesco Tucci, internacionalista y docente.
Prueba de esto es que hasta el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, no dudó en calificar las acciones del ruso como un “genocidio”. “Están saliendo más pruebas de las horribles cosas que los rusos han hecho en Ucrania [...] Dejemos a los abogados decidir si califica como tal o no, pero a mí me parece que sí”, sostuvo.
En lo que se refiere a la propaganda antirrusa, la salud de Putin no es el primer asunto que se utiliza para bombardear al Kremlin. Antes se habló de su soledad y de cómo la desconfianza en sus más cercanos supuestamente derivaron en el fracaso de la campaña militar en Ucrania.
Por ejemplo, Kate Bedingfield, directora de Comunicación de la Casa Blanca, sostuvo a fines de marzo: “Sus principales asesores tienen miedo de decirle la verdad”. John Kirby, vocero del Departamento de Defensa de Estados Unidos, puso más leña al fuego: “Si no está completamente informado, ¿cómo sus negociadores van a llegar a un acuerdo que sea duradero?”.
Ahora la novedad es la aparición de Nikolai Patrushev en el mapa. Se trata de un personaje muy relevante, según Tucci. “Él fue director del Servicio Federal de Seguridad ruso (FSB) por muchos años, y luego, secretario del Consejo de Seguridad de Rusia”, agrega el especialista.
“Muchos afirman que es más radical que el mismo Putin”.
Patrushev cobraría relevancia porque, tal como lo recoge “El Heraldo” de México, circula “la versión de que Vladimir Putin sería sometido a una operación relacionada con el cáncer, y que estaría imposibilitado para gobernar durante algún tiempo”. El único de confianza para sustituir al presidente por algunos días sería él.
El pez por la boca muere
El “New York Post” perfila a Nikolai Patrushev -de 70 años- como un hombre de “nacionalismo ardiente, cosmovisión conspirativa y amplia experiencia en espionaje”. El medio también recuerda que él habría sido parte del grupo de asesores que ayudó a Putin durante la anexión de Crimea en el 2014.
Pero no hay necesidad de elucubrar: él mismo reveló sus ideas al medio ruso Rossiyskaya Gazeta. En la entrevista, fue muy crítico con Estados Unidos. “Los escenarios trágicos de las crisis mundiales, tanto de los últimos años como de la actualidad, son impuestos por Washington en su afán de consolidar su hegemonía, resistiendo el derrumbe del mundo unipolar”, sostuvo.
“Intentaron obligar a Rusia a renunciar a su soberanía, autoconciencia, cultura, política exterior e interior independiente. No tenemos derecho a estar de acuerdo con tal enfoque”.
Más adelante, dijo que Washington utiliza a Kiev para dividir a un pueblo “esencialmente único” y generar el “odio por todo lo ruso”. Por supuesto, también esgrimió el argumento de la desnazificación: “nuestro objetivo es destruir el punto de apoyo del neonazismo creado por los esfuerzos de Occidente en nuestras fronteras”.
¿Y cuál será el final de la guerra? Patrushev sentencia: “El resultado de la política de Occidente y el régimen de Kiev solo puede ser la desintegración de Ucrania en varios estados”. ¿Vaticinio o promesa?