Kiev, EFE
El presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, anunció la liberación de 1.200 personas apresadas por los separatistas prorrusos, en el marco del alto el fuego acordado el viernes pasado.
"Durante los últimos cuatro días hemos logrado liberar a 1.200 rehenes", dijo Poroshenko tras su llegada a la ciudad de Mariupol.
El canje de prisioneros de guerra mediante la fórmula todos por todos es uno de los aspectos principales del protocolo de 12 puntos firmado en Minsk para conseguir un alto el fuego entre el ejército ucraniano y los separatistas.
Según el líder de la autoproclamada República Popular de Donetsk, Alexandr Zajárchenko, el miércoles será el turno de Kiev para liberar a los rebeldes que estén en su poder.
Poroshenko llegó a la zona de conflicto cuando se cumple la cuarta jornada desde que ambos bandos acordaran en Minsk un cese de las hostilidades.
"Ya estamos en Mariupol. Ésta es nuestra tierra y no se la entregaremos a nadie. ¡Viva Ucrania!", dijo.
El presidente también informó sobre el rescate de otros 33 soldados ucranianos cercados por los insurgentes.
Las fuerzas de seguridad ucranianas reconocieron que la situación en la zona es estable, aunque durante la noche hubo varios intentos de aproximación hacia Mariupol por parte de los insurgentes prorrusos.
El portavoz del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa, Andréi Lisenko, estimó que cuatro tanques, tres blindados y decenas de milicianos fueron las bajas sufridas por los rebeldes.
Tanto el mando militar ucraniano como los rebeldes han denunciado violaciones de la tregua acordada en Minsk desde el mismo momento en que fuera decretada.
Los incidentes más graves se registraron este fin de semana en Mariupol, ciudad estratégica que los rebeldes fracasaron en arrebatar a las tropas ucranianas antes del alto el fuego.
El presidente de turno de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), Didier Burkhalter, admitió que no es optimista en absoluto respecto al alto el fuego en Ucrania.
Otro punto que recoge el protocolo de Minsk es la apertura de corredores humanitarios con destino a Donetsk y Lugansk, donde más de tres mil personas habrían muerto desde el estallido de la sublevación armada contra Kiev en abril pasado, según la ONU.