Los líderes de los siete países más industrializados se unieron este viernes en Taormina (sur de Italia) para pedir medidas contra el terrorismo en internet, pese a que no lograron avanzar sobre un tema candente como el cambio climático.
Al término de la primera jornada de reuniones conjuntas y encuentros bilaterales, los líderes de Estados Unidos, Alemania, Francia, Canadá, Italia, Reino Unido y Japón adoptaron una declaración contra el terrorismo tras el atentado del lunes en Mánchester, en Inglaterra, que causó la muerte de 22 personas, entre ellos varios niños y adolescentes.
Los líderes del G7 instaron a las grandes compañías que dominan internet y las redes sociales a un mayor compromiso para eliminar los contenidos extremistas.
"Alentamos a las empresas a actuar con urgencia para desarrollar y compartir nueva tecnología e instrumentos que mejoren la detección automática del contenido que incita a la violencia, y nos comprometemos a apoyar los esfuerzos de las compañías", sostiene el texto promovido por la primera primera ministra británica Theresa May.
El tema de la lucha antiterrorista es uno de los asuntos que une, ya que los siete han reconocido la necesidad de combatir juntos ese flagelo.
Otro tema de la agenda del G7, más espinoso, es el de la lucha contra el cambio climático, sobre el cual no se han logrado avances.
"La nueva administración estadounidense se ha tomado un tiempo de reflexión sobre el asunto. Los otros países han tomado nota de ello. Por nuestra parte hemos confirmado nuestro total apoyo" al acuerdo firmado en 2015 en París, declaró el primer ministro italiano Paolo Gentiloni en su primera conferencia de prensa.
"La cuestión del pacto sobre el cambio climático firmado en París sigue pendiente", resumió Gentiloni.
Por su parte el consejero económico de la Casa Blanca, Gary Cohn, reconoció que para Trump el tema del medio ambiente es muy importante.
"Su punto de vista está evolucionando, vino a aprender. La decisión que tomará al final será la mejor para Estados Unidos", aseguró.
Según fuentes francesas, los negociadores no pierden la esperanza de convencer a Trump sobre el alcance del pacto mundial logrado en París para reducir las emisiones de carbono.
Pese a las sonrisas de los líderes del G7 para la foto oficial ante el majestuoso teatro griego de Taormina, quedan muchas divergencias y asuntos pendientes.
Por primera vez en más de 40 años de cumbres, cuatro de los participantes, el presidente estadounidense Trump, la primera ministra británica May, el presidente francés Emmanuel Macron y el italiano Gentiloni, debutan en la selecta reunión de las democracias más industrializadas.
"No hay dudas de que es uno de los G7 más difíciles", adelantó este viernes el presidente del Consejo de Europa, Donald Tusk.
Esta cumbre además es considerada como una prueba clave para medir a la nueva administración estadounidense y saber si Trump implementará sus controvertidas promesas de campaña a favor del proteccionismo económico.
Se trata del otro gran tema que genera discordia. Estados Unidos anunció además que quiere revisar el papel como árbitro de la Organización Mundial de Comercio (OMC), un asunto que va ser abordado con franqueza, según Cohn.
Los llamados "sherpas", es decir los asesores de las delegaciones, negocian sin descanso varios puntos de una declaración común que se conocerá el sábado.
Trump, al contrario que sus aliados, defiende el proteccionismo y adelantó antes de llegar que viene a denunciar las prácticas desleales en el comercio internacional.
La Casa Blanca aclaró su posición sobre las sanciones contra Rusia por la crisis de Ucrania tras excluir todo alivio en esas medidas.
Se trató de una respuesta al pedido del presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, de confirmar la política de sanciones contra Moscú mientras no respete los acuerdos de paz de Minsk para poner fin al conflicto que causó 10.000 muertos en tres años.
- Crisis migratoria -
La presidencia italiana del G7 también quiere traer al primer plano la situación de África, no sólo por su cercanía geográfica, sino también para buscar una salida conjunta a la crisis migratoria.
Por ello invitó a los líderes de cinco países africanos --Túnez, Níger, Nigeria, Kenia y Etiopía--, de donde provienen buena parte de los emigrantes y refugiados que huyen de las guerras y el hambre.
Fuentes italianas aseguran que se está trabajando para un acuerdo que comprometa a los países del G7 a encarar tanto la emergencia como el fenómeno a largo plazo.
Varias organizaciones ecologistas y antiglobalización intentaban hacerse escuchar este viernes por los líderes del G7, con actos pacíficos desde las playas y plazas de las afueras de Taormina, para pedir respuestas justamente sobre el clima y las migraciones.