Bogotá. La mujer que sobrevivió a un accidente aéreo y pasó cuatro días en la selva de Colombia antes de ser rescatada relató el jueves cómo lucho para salvar su vida y sobre todo la de su bebé.
En las primeras declaraciones a la prensa, María Nelly Murillo, de 18 años, dijo a los canales locales que "tuve que bajar al río a tomar agua" para luego alimentar al niño, y recordó desde su cama en un hospital que durante varios días gritó hasta el cansancio sin que nadie la escuchara.
"Siguiendo el río llegué a un punto donde estaba muy alto y no podía pasar. Me fui con el niño y después...me trepé por ahí e iba cogiendo al niño de un bracito; él iba trepando y yo también, y había un palo grande y me senté; me quedé dormida con el niño ahí" hasta que fue rescatada, explicó la mujer.
Murillo y su hijo de menos de un año fueron rescatados el miércoles en la selva del departamento de Chocó, en el oeste del país.
Acisclo Rentería, el rescatista que los encontró en medio de la selva, aseguró en una entrevista telefónica con The Associated Press que "la verdad es que sí me considero un héroe".
En compañía de un par de socorristas, Rentería se internó en la selva para tratar de llegar al sitio del siniestro ocurrido el sábado y notó que la mujer había dejado huellas, como pequeñas ramas. "Aquí va ella", pensó.
Luego vio que unas moscas rodeaban algo, se acercó con sus compañeros y escucharon una voz femenina que pedía auxilio.
Era Murillo en muy mal estado. Cuando vio a Rentería trató de pararse para abrazarlo. "Mami, mami, con calma que es la Cruz Roja Colombiana que te está rescatando", le dijo Rentería.
La mujer empezó a temblar y alcanzó a pedir agua. Rentería tomó al niño en sus brazos y se aseguró de que estuviera bien. Le limpió la boca, lo abrigó con su overol y no lo soltó hasta que llegaron a Quibdó, la capital de Chocó y a unos 305 kilómetros al noroeste de Bogotá.
Una media hora después del encuentro en la selva, y luego de los primeros auxilios, Murillo empezó a pedir comida.
Mientras las aeronaves de la Fuerza Aérea recogían al equipo de rescatistas, Murillo tuvo varias horas para contarle a Rentería qué había pasado. Le dijo que la avioneta traía un bulto de coco y unas 500 libras de pescado fresco y que ella terminó totalmente apretada en el interior del aparato.
Cuando la avioneta se fue a tierra quedó desorientada por el golpe, pero así y todo logró salir de la nave. De pronto notó que le faltaba su hijo y regresó por él. Antes de llevarlo a un riachuelo para bañarlo vio al piloto muerto.
La mujer empezó a caminar sin rumbo fijo. Una de las noches que pasó en la selva se encontró con un animal y decidió volver a la avioneta para conseguir un machete, matarlo y alimentarse. No pudo porque la noche la desorientó.
Terminado su relato, Murillo le dijo a Rentería que solo quería estar con su hijo y su madre y le pidió que fuera el padrino del bebé. "El niño estaba tranquilito y va a ser mi ahijado. Ella me lo dijo en la selva: que yo iba a ser el padrino del niño", relató el rescatista, que no tiene un trabajo fijo.
Cuando se quedó solo en el aeropuerto de Quibdó una vez se llevaron a Murillo y a su hijo, Rentería recordó que "le di gracias a mi Diosito" por haberlos salvado porque "una cosa es contar y otra cosa es ver" lo que sucedió en la selva.
El mayor Christian Mejía contó que en los 15 años que lleva en la Fuerza Aérea esta fue la primera vez que participó en un operativo de rescate de sobrevivientes de un accidente aéreo.
Murillo fue llevada en la jornada a Medellín, la segunda ciudad en importancia de Colombia y a 250 kilómetros al noroeste de la capital colombiana, para recibir atención médica en un hospital de primer nivel.
Fuente: AP