Con más de 12.000 de muertes por coronavirus y la mayor tasa de letalidad en América del Sur, Brasil es un gran motivo de preocupación para sus países vecinos.
Brasil reportó 881 muertos por coronavirus el pasado martes 12 de mayo, cifra récord del país desde que comenzó la pandemia.
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En total, el gigante sudamericano suma cerca de 178.000 casos, siendo el séptimo país con más contagiados del mundo (datos hasta el 12 de mayo según la Universidad Johns Hopkins).
Los aliados del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, están dejando a un lado la afinidad política y sus adversarios intensifican sus críticas.
Algunos gobiernos de la región critican la falta de contundencia en las medidas de Bolsonaro y les preocupa que Brasil, que comparte frontera con 10 países, perjudique sus esfuerzos en la lucha contra el covid-19.
“La principal amenaza”
Mario Abdo Benítez, presidente de Paraguay y simpatizante de Bolsonaro, cerró sus fronteras con Brasil al registrar los primeros casos de covid-19 en marzo.
Militares paraguayos fueron enviados a la región fronteriza para impedir la entrada de automóviles y autobuses de comerciantes y residentes brasileños. También se levantaron vallas de alambre en la ciudad fronteriza de Pedro Juan Caballero.
“Los dos gobiernos, el de Paraguay y el de Brasil, tenemos muchas afinidades, pero ahora nuestra preocupación es la salud de los paraguayos”, declaró Juan Carlos Portillo Romero, viceministro de Atención Integral a la Salud y Bienestar Social de Paraguay.
“Brasil es una preocupación por el número de casos, pero tomamos todas las medidas preventivas”, dijo Portillo a BBC Brasil.
“Hacemos tests a los que llegan y les aislamos antes de que puedan viajar a sus casas en Paraguay. Los casos de la enfermedad en nuestro país son importados de varios lugares, pero principalmente desde Brasil”, amplía Portillo.
Oficialmente, Paraguay, con cerca de 7 millones de habitantes, tiene uno de los índices más bajos de covid-19 en la región. Hasta el lunes 11 de mayo, tenía 724 casos confirmados y 10 muertos.
“La cuarentena nos hizo ganar tiempo para preparar nuestro sistema de salud y hospitales de emergencia, que ahora están vacíos”, afirmó Portillo.
La gestión de la epidemia en Brasil, el país más poblado de la región y con frontera terrestre con 10 países, ha generado críticas en el continente, especialmente en las naciones vecinas.
El pasado sábado, el presidente de Paraguay, Mario Abdo Benítez, declaró en televisión que todavía no se prevé la reapertura de fronteras y que Brasil era “la principal amenaza” en la lucha contra la pandemia.
La prensa local informó sobre las colas que tienen que hacer los paraguayos para entrar al país desde Brasil. Una vez regresan, les llevan a albergues para cumplir cuarentenas obligatorias.
Muchos paraguayos trabajan en Brasil, especialmente en Sao Paulo, ciudad con alto número de casos de coronavirus. Esto contribuye a la preocupación de las autoridades locales.
Para Fernando Masi, del Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya, el país no tiene otra alternativa que el cierre de fronteras.
“Nuestro sistema de salud es muy deficiente. Una epidemia de coronavirus sería catastrófica”, afirmó Masi a BBC Brasil.
El analista reconoce que el envío de militares a la zona fronteriza generó descontento entre los políticos de las ciudades vecinas de Brasil.
“Se quejaron por la dependencia del comercio para los brasileños que llegan en autobús desde varias partes del país, pero la cuestión sanitaria era más importante. Ahora vemos que fue positivo”, dice Masi.
Brasil es considerada como una locomotora económica -a veces también política- en la historia de la región. Sin embargo, el manejo de la situación por parte de Bolsonaro ha generado distanciamiento y cautela en algunos de sus países vecinos.
Argentina
Argentina, por otro lado, cerró casi la totalidad de sus fronteras con Brasil y otros países. Casi todos sus vuelos están suspendidos.
La ciudad de Paso de los Libres, en la provincia de Corrientes, al lado de Brasil, es el único punto habilitado para el tránsito entre los dos países. Fue el primer lugar argentino en que se exigió el uso de mascarillas y se realizó un control médico “riguroso”.
Los que pasan por allí, según el periódico La Nación, son obligados a continuar directo y sin paradas a su lugar de destino, donde tienen que cumplir cuarentena.
El presidente de Argentina, Alberto Fernández, declaró que Brasil era un mal ejemplo en la lucha contra el coronavirus.
“Aquellos que dan prioridad a la economía terminarán juntando muertos en camiones frigoríficos y enterrando cuerpos en fosas comunes”, dijo Fernández recientemente a la emisora de radio Con Vos.
Asesores del gobierno argentino dijeron a BBC Brasil que las declaraciones fueron "sin duda" una crítica al presidente Bolsonaro.
El ministro de Relaciones Exteriores de Argentina, Felipe Solá, siguió la misma línea que Fernández, diciendo que la “decisión de Brasil de mantener la economía en marcha era un riesgo enorme. Nosotros optamos por no poner en riesgo la vida de los argentinos”.
Esta postura provocó que el embajador de Brasil en Buenos Aires, Sergio Danese, escribiera un artículo publicado en La Nación en abril.
En el escrito decía que los argentinos estaban siendo “inducidos a un miedo extra en esta temporada global de miedos en la que Brasil, supuestamente, 'no hace nada' en relación al virus SARS-Cov-2, representando una amenaza sanitaria para Argentina”.
Según Danese, esto es un error, porque argumenta que Brasil sí ha tomado medidas contra el coronavirus y que, de cualquier modo, es demasiado pronto para decir que algún país ha controlado totalmente el avance de la enfermedad.
El pasado 12 de mayo, Argentina, con 40 millones de habitantes, registraba 6.563 casos y 319 muertes.
De forma casi diaria, las televisiones locales, como América TV, comparan los casos reportados en Argentina y Brasil, mostrando cómo se dispara la enfermedad en territorio brasileño.
Para el profesor de relaciones internacionales Raúl Ochoa, de la Universidad Tres de Febrero de Buenos Aires, la pandemia provocará un mayor control sanitario de los productos comercializados entre ambos países.
“Necesitaremos nuevos protocolos y un control mayor. Pero para eso es importante que los dos países tengan una respuesta sanitaria común”, explica Ochoa.
El incremento de casos de covid-19 en Brasil también preocupa a otros países fronterizos como Uruguay, Bolivia, Perú y Colombia.
Perú y Colombia comparten el río Amazonas con Brasil y están atentos a lo que sucede en Manaos, donde la cantidad de muertos y la falta de camas, suministros y fosas de entierro ha sido una de las principales noticias recientes en Sudamérica.
Uruguay
La semana pasada, el secretario de la presidencia de Uruguay, Álvaro Delgado, informó que el gobierno estaba “preocupado” con la situación de algunas localidades fronterizas, especialmente en el lado brasileño.
El presidente de Uruguay, Luis Alberto Lacalle Pou, orientó a todos sus ministros a que aumentaran la presencia de efectivos en la región fronteriza. En algunas de estas localidades, brasileños y uruguayos comparten trabajos comunes, además de las mismas calles, avenidas y plazas.
Con poco más de 3 millones de habitantes, Uruguay contaba hasta el martes 12 de mayo 717 casos de coronavirus y 19 muertes.
Bolivia
En marzo, Bolivia cerró sus fronteras terrestres y fluviales y suspendió sus vuelos.
Su cuarentena, iniciada hace casi dos meses, continuará hasta el 17 de mayo en los grandes centros urbanos del país, como en Santa Cruz de la Sierra, cerca de la frontera con Brasil y con el mayor número de casos de covid-19 del país.
"Aquí, a pesar de los fuertes vínculos entre Santa Cruz y el lado brasileño, la mayor preocupación son los contagios en nuestro propio país. Las fronteras se han cerrado y solo se pasa en caso de emergencia o comercio, y con mucho control”, de acuerdo al periodista Ronald Fessy.
En Guayaramerin, otro punto fronterizo entre ambos países en el departamento del Beni, se intensificaron las medidas de confinamiento en las últimas horas tras registrarse los primeros casos de la enfermedad.
Aunque allí, según el portal de noticias La Palabra del Beni, preocupa más la transmisión “interna” que los casos que podrían llegar desde Brasil.
Según Javier Gómez, del Centro de Estudios para el Trabajo y el Desarrollo Agrario en Bolivia, el agravante es la extensa frontera entre ambos países, lo cual dificulta su control.
“La situación de Brasil nos hace pensar que quizás tengamos más casos de covid-19 de los registrados, principalmente en las poblaciones fronterizas”, dice Gómez.
Según los datos del gobierno, Bolivia sobrepasó el pasado 12 de mayo los 2.500 contagios y tiene cerca de 120 muertes.
Perú y Colombia
En Perú, la Organización Regional de los Pueblos Indígenas de Oriente destacó en un comunicado la semana pasada la vulnerabilidad de las comunidades indígenas en la frontera entre Brasil y Colombia.
E informó que cinco indígenas ticunas fallecieron por covid-19.
El médico Omar Montes, del centro de salud de Bella Vista en Callarú, en el Departamento de Loreto, en la Amazonia peruana, dijo a la prensa local que se estima que los primeros casos fueron importados desde Tabatinga, en Brasil, o desde Leticia, en Colombia.
Sin embargo, los líderes indígenas peruanos dijeron que los casos en la región amazónica ocurrieron después de que muchos viajaran a otras partes del país para obtener los beneficios del gobierno central en esta pandemia y regresaran a las comunidades infectados.
Perú, con 32 millones de habitantes, ha sufrido en los últimos días un aumento en el número de contagios, con más de 70.000 casos confirmados y alrededor de 2.000 muertes.
El aumento estaría relacionado, entre otras razones, con las dificultades para cumplir con la cuarentena, que comenzó hace casi dos meses, ya que más del 60% de los peruanos son trabajadores de la economía informal y "si no trabajan no comen", dijo el profesor de Carlos Aquino, Universidad de San Marcos, Lima.
Al igual que en Perú, la preocupación en Colombia con respecto al aumento de los casos de coronavirus en Brasil radica principalmente en la Amazonía colombiana, donde se encuentra Leticia.
El viernes, la Organización Nacional Indígena de Colombia informó que 55 indígenas de diferentes pueblos dieron positivo por coronavirus. De esos, seis han muerto en los últimos días.
Según la organización, la situación se volvió preocupante con el aumento de casos en países vecinos como Perú, Brasil, Ecuador y Venezuela.
Con alrededor de 49 millones de habitantes, Colombia tenía el martes 12 de mayo más de 12.000 casos confirmados y casi 500 muertes por covid-19.
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¿Qué es el coronavirus?
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), los coronavirus son una amplia familia de virus que pueden causar diferentes afecciones, desde el resfriado común hasta enfermedades más graves, como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV) y el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS-CoV).
El coronavirus descubierto recientemente causa la enfermedad infecciosa por coronavirus COVID-19. Ambos fueron detectados luego del brote que se dio en Wuhan (China) en diciembre de 2019.
El cansancio, la fiebre y la tos seca son los síntomas más comunes de la COVID-19; sin embargo, algunos pacientes pueden presentar congestión nasal, dolores, rinorrea, dolor de garganta o diarrea.
Aunque la mayoría de los pacientes (alrededor del 80%) se recupera de la enfermedad sin necesidad de realizar ningún tratamiento especial, alrededor de una de cada seis personas que contraen la COVID-19 desarrolla una afección grave y presenta dificultad para respirar.
Para protegerse y evitar la propagación de la enfermedad, la OMS recomienda lavarse las manos con agua y jabón o utilizando un desinfectante a base de alcohol que mata los virus que pueden haber en las manos. Además, se debe mantener una distancia mínima de un metro frente a cualquier persona que estornude o tose, pues si se está demasiado cerca, se puede respirar las gotículas que albergan el virus de la COVID-19.
¿Cuánto tiempo sobrevive el coronavirus en una superficie?
Aún no se sabe con exactitud cuánto tiempo sobrevive este nuevo virus en una superficie, pero parece comportarse como otros coronavirus.
Estudios indican que pueden subsistir desde unas pocas horas hasta varios días. El tiempo puede variar en función de las condiciones (tipo de superficie, la temperatura o la humedad del ambiente).
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