Identificar a los muertos por covid-19 es más complicado de lo que parece.
El problema quedó al descubierto este jueves en Ecuador, cuando el gobierno informó que hubo un desfase en los reportes de fallecidos en Guayas, la provincia más golpeada por el coronavirus.
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Según confirmaron las autoridades ecuatorianas, en los primeros 15 días de abril se registraron unas 6.700 muertes en esa región, en la que normalmente hay 1.000 fallecidos por quincena.
A pesar de que el gobierno no pudo determinar las causas de todas las muertes, se deduce que lo que hay detrás es la pandemia del virus originado en China.
Las sospechas de que el número de víctimas fatales por covid-19 era mayor de lo registrado surgieron porque las cifras oficiales contrastaban con la demanda de ayuda para inhumar a las personas muertas.
Aunque aún es apresurado sacar conclusiones, la situación de Ecuador puede estar replicándose en otros países de América Latina donde, por falta de pruebas o problemas en sus sistemas de registro de defunciones, no se está considerando que la causa de muerte es, en efecto, por coronavirus.
Subregistro de las cifras
El principal problema detrás del conteo es que muchas de las cifras oficiales sobre la pandemia incluyen solamente a las víctimas que habían sido diagnosticadas con covid-19 antes de su muerte, dejando fuera a los muertos a los que nunca se les practicó la prueba.
Esto estaría sucediendo en naciones como Brasil.
Hasta este viernes 17 de abril, en este país había 1.952 muertes y más de 28.000 casos, según las cifras de la universidad Johns Hopkins.
Sin embargo, diversos expertos brasileros han asegurado que existe un subregistro en el número de fallecidos.
“En Brasil tenemos un subregistro muy grande y eso es una tragedia”, explica a BBC Mundo Miguel Lago, director del Instituto de Estudios para Políticas de Salud, IEPS, con sede en Río de Janeiro.
“Algunos muertos han sido registrados como sospechosos de covid-19 y no confirmados; hay problemas con la transparencia en las cifras”, agrega.
Una opinión similar tiene la doctora Carolina Lazari, jefa médica del laboratorio de biología molecular del Hospital das Clínicas, quien indica a BBC Mundo que los números oficiales en este país representan “una fotografía del pasado” pues “hay un importante retraso en los resultados de las pruebas”.
“Todo lo que vemos es la punta del iceberg", dice.
“Es muy difícil estimar la realidad de la letalidad de Brasil. No sabemos el número de infectados porque no testeamos a todos y no sabemos cuántas muertes hay de covid-19 porque muchas personas que han muerto no han sido testeadas o el resultado de la prueba no ha sido publicado”, agrega.
Al igual que en Ecuador, en algunas zonas de este país se está registrando un incremento en la demanda de los cementerios.
Según reporta la corresponsal de la BBC en Brasil, Katy Watson, los sepultureros de Vila Formosa, en Sao Paulo, aseguran que ahora se están enterrando unos 60 cuerpos al día, 20 más de lo que era el promedio antes de que el coronavirus irrumpiera en el país.
Falta de pruebas
Una de las razones que explican este subregistro en el caso de las víctimas fatales por covid-19 tiene que ver con la falta de pruebas que se están haciendo a la población.
“Hay un problema de registro general, de los vivos y los muertos. Hay pocas pruebas y poca capacidad de análisis de laboratorio. Entonces, lo que se está haciendo es que se privilegian las pruebas a las personas vivas por sobre los que ya murieron”, dice Miguel Lago.
“Testear a la población es fundamental, a los vivos y a los muertos. Porque es muy difícil hacer política pública y trabajar de manera concreta en el enfrentamiento de la pandemia si no tenemos datos de calidad”, agrega.
No sólo Brasil
La falta de pruebas no sólo golpea a Brasil, sino también a muchos otros países de América Latina.
De hecho, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha insistido en la necesidad de que los gobiernos de la región incrementen el número de tests.
“Existe una necesidad urgente de que los países aceleren y amplíen las pruebas para una comprensión más precisa de la pandemia”, dijo hace unos días la directora del organismo, Carissa Ettienne.
De acuerdo con el médico Alejandro Macías Hernández -quien encabezó la Comisión Nacional de México para la Atención de la Influenza en 2009, cuando este país afrontó la epidemia de AH1N1-, en “toda Latinoamérica se han hecho muy pocas pruebas”.
“Ya sea porque los gobiernos no planearon, no asignaron el presupuesto suficiente a sus laboratorios o porque de alguna manera intencionada prefieren mantener el perfil bajo del número de casos”, explica a BBC Mundo.
México, según él, no está exento de este problema.
Esta nación ha optado por no hacer pruebas masivas, sino aplicar el “plan centinela” para detección de contagios, un sistema que utiliza un método similar al de las encuestas, que permite estimar el sitio y la cantidad de personas con posibilidades de contraer el virus.
“Neumonías atípicas”
Según expertos, la falta de tests para covid-19 genera que aumenten los registros de casos de otras enfermedades, como “neumonías atípicas” o “enfermedades tipo influenza”.
Esto, por ejemplo, ha sucedido en México, donde en las últimas semanas ha habido un incremento de este tipo de padecimientos.
Así lo aseguraron especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quienes el lunes 13 de abril publicaron un comunicado donde se señala que en las últimas semanas se ha reportado un “continuo incremento” en casos de infección respiratoria aguda (IRA).
“Esta tendencia no corresponde a ningún patrón estacional y en el contexto de la pandemia de SARS-COV-2 debe asumirse que representa la extensión de la infección en la población”, dice el análisis citado por la agencia de noticias EFE.
“Si vemos los datos de la dirección general de epidemiología de México mes a mes, notamos que a partir de marzo hay un incremento de la enfermedad tipo influenza en relación con los meses anteriores en circunstancias en que se esperaría que en marzo se estuvieran reduciendo los casos”, asegura Alejandro Macías Hernández.
Al respecto, el representante de la OPS en México, Cristián Morales, explica que “ese subregistro, ese número extra de neumonías atípicas, puede que no tenga la confirmación de laboratorio, pero claramente se asocia con covid-19 porque no se esperaba en el mes de marzo un aumento de las neumonías atípicas, sobre todo sabiendo que la estación de influenza ya está terminando”.
Aún así, Morales añade que hasta el momento en México no ha habido un subregistro en el número de muertes.
“No tenemos duda de que las cifras que se están entregando corresponden a la realidad”, señala.
“Todos los casos que están entrando a hospitalización reciben un testeo de PCR en tiempo real”, agrega.
Registro de defunciones
No todos los países cuentan con buenos sistemas de registro de defunciones.
Se trata de un proceso lento, incluso en los países más desarrollados.
En el caso de esta pandemia, se cree que muchos muertos aún no han sido contabilizados.
“En el certificado de defunción, cuando un paciente fallece y no se le hizo la prueba, el médico no le pondrá covid-19 sin una prueba confirmatoria”, explica Macías Hernández.
La tarea se hace aún más difícil si se considera que en muchas oportunidades las personas no mueren en hospitales.
Esta es una situación que se da especialmente entre los mayores de edad o en grupos sociales de bajos recursos que no tienen seguros de salud.
“En México mucha gente fallece en los hospitales, pero todavía en algunas regiones y estratos sociales, algunas personas mueren en sus domicilios”, explica Macías Hernández.
De esta manera, es difícil saber con certeza si el número de fallecidos por covid-19 en la región es realmente lo que dicen las cifras oficiales, a pesar de que en países como Argentina, Chile, Perú o Uruguay no ha habido grandes cuestionamientos al respecto.
Y todavía queda mucho camino por recorrer pues la región aún no ha llegado al pico de contagios, según alerta la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
La falla en la contabilidad de fallecidos por covid-19 es una situación que golpea a toda América Latina.
“Esta es una realidad ecuatoriana, es una realidad brasileña y es una realidad que seguramente afecta a muchos otros países de la región”, afirma Miguel Lago.
Macías Hernández, por su parte,indica: “Estoy seguro de que hay un subregistro en toda América Latina”.
“El verdadero número de muertes lo vamos a saber retrospectivamente cuando comparemos los decesos esperados en un mes con las muertes que realmente ocurrieron. Y yo creo que esa diferencia va a marcar la realidad”, concluye el médico mexicano.
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¿Qué es el coronavirus?
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), los coronavirus son una amplia familia de virus que pueden causar diferentes afecciones, desde el resfriado común hasta enfermedades más graves, como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV) y el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS-CoV).
El coronavirus descubierto recientemente causa la enfermedad infecciosa por coronavirus COVID-19. Ambos fueron detectados luego del brote que se dio en Wuhan (China) en diciembre de 2019.
El cansancio, la fiebre y la tos seca son los síntomas más comunes de la COVID-19; sin embargo, algunos pacientes pueden presentar congestión nasal, dolores, rinorrea, dolor de garganta o diarrea.
Aunque la mayoría de los pacientes (alrededor del 80%) se recupera de la enfermedad sin necesidad de realizar ningún tratamiento especial, alrededor de una de cada seis personas que contraen la COVID-19 desarrolla una afección grave y presenta dificultad para respirar.
Para protegerse y evitar la propagación de la enfermedad, la OMS recomienda lavarse las manos con agua y jabón o utilizando un desinfectante a base de alcohol que mata los virus que pueden haber en las manos. Además, se debe mantener una distancia mínima de un metro frente a cualquier persona que estornude o tose, pues si se está demasiado cerca, se puede respirar las gotículas que albergan el virus de la COVID-19.
¿Cuánto tiempo sobrevive el coronavirus en una superficie?
Aún no se sabe con exactitud cuánto tiempo sobrevive este nuevo virus en una superficie, pero parece comportarse como otros coronavirus.
Estudios indican que pueden subsistir desde unas pocas horas hasta varios días. El tiempo puede variar en función de las condiciones (tipo de superficie, la temperatura o la humedad del ambiente).
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