La incertidumbre en Bolivia se acrecienta a medida que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) cuenta los votos y procesa las actas que van llegando lentamente desde todos los rincones del país, luego de las denuncias de fraude sobre manipulación en el conteo rápido, el cual señalaba que Evo Morales estaba a muy cerca de ganar en primera vuelta.
En medio de la tensión, la indignación de muchos bolivianos apunta hacia el órgano electoral y su falta de independencia, lo que está haciendo sospechar de jugadas tras bambalinas para que Morales consiga su cuarto mandato y deje fuera de juego al contendor, Carlos Mesa.
El Comercio habló con tres analistas bolivianos, quienes explicaron por qué el TSE es desde hace varios años un organismo manchado por las críticas.
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Daniel Moreno, director de la ONG Ciudadanía
¿Es confiable el Tribunal Supremo Electoral?
“La principal debilidad que tiene el sistema electoral boliviano es la falta de confianza hacia el Tribunal Supremo Electoral (TSE). Es una confianza que se ha venido deteriorando y reduciendo como muestran todas las encuestas comparativas a través del tiempo, y que señalan que el TSE tenía su confianza históricamente más baja incluso antes de estas elecciones. Por las encuestas se preveía que iba a haber un resultado muy disputado. Yo no sé si hay fraude o manipulación de actas, pero sé que las condiciones estaban dadas para este tipo de impugnaciones y críticas al órgano eletoral por la falta de confianza previa, y por la manera poco ordenada y poco seria con lo que ha ido publicando estos resultados preliminares”.
¿Qué viene para Evo Morales en medio de esta crisis de legitimidad?
“Se vienen momentos muy difíciles para Bolivia, ya sea para un nuevo gobierno de Evo Morales o un gobierno de Carlos Mesa, si es que hay una segunda vuelta. Dificiles porque cualquiera de los dos, especialmente Mesa, no tendría el control en el Congreso que le permitiera aprobar legislación sin negociar o realizar alianzas con otros partidos. Para Morales el clima es muy difícil pues sin duda el desconocimiento del gobierno de los resultados del referéndum del 2016 [que lo imposibilitaban a postularse nuevamente] alimentan este ambiente de falta de legitimidad del propio proceso electoral y desconfianza de la población sobre las virtudes democráticas del gobierno y del presidente Morales”.
Karen Longaric, experta en Derecho Internacional y académica de la Universidad Mayor de San Andrés
¿Por qué los bolivianos desconfían tanto del órgano electoral?
“En Bolivia ya no existe división de poderes, todos los poderes e instituciones son obsecuentes al gobierno de Evo Morales y la corte electoral ha dado evidentes pruebas de sumisión y subordinación al Poder Ejecutivo. La situación es compleja y de hecho las bases mismas de estas elecciones están viciadas de nulidad por la inconstitucional candidatura de Evo Morales. El Tribunal Supremo Electoral tendría que dar paso a la segunda vuelta, caso contrario se puede desatar una situación de consecuencias imprevisibles. De hecho es muy difícil que Evo Morales gobierne cómodamente un cuarto período, que es ilegal e ilegítimo; y la gente que ha votado por Carlos Mesa, en realidad lo ha hecho para que Evo Morales se vaya del poder”.
Gonzalo Rojas Ortuste, coordinador del Doctorado en Política, Sociedad y Cultura de la UMSA
En las semanas previas hubo cuestionamientos ante los resultados. ¿Cómo puede haber confianza ante el tribunal electoral?
“En Bolivia, desde los años 90 y alrededor del 2002 y 2003, el tribunal eletoral se llamaba Corte Nacional Electoral (CNE) que era absolutamente idónea porque estaba formado por lo que se les llamaba ‘notables’, pues había una selección y un consenso partidario y de la sociedad civil de sus integrantes y porque respondían a la confianza ciudadana. Eso se ha roto desde que el MAS (el partido de Evo Morales) ha llegado al gobierno. Incluso tras las elecciones del 2014, el tribunal estaba tan mal visto que se le cambió íntegramente, pero fue para peor, con excepción de dos mujeres que renunciaron alegando presiones. El ente electoral es el cuarto órgano del Estado, pero en los hechos es el ente electoral más subordinado en nuestros 37 años de democracia. Otro motivo por el que hay muchas críticas contra el órgano electoral ha sido el crecimiento horroroso del padrón electoral de manera significativa en algunas circunscripciones electorales, sobre todo aquellas que corresponden a Pando y Tarija".