Ximena Quijano y José Antonio Parada Serpa calculaban que este año iban a completar su práctica de medicina en México y que para diciembre iban a retornar a sus casas.
Pero los colombianos, de 25 y 22 años –respectivamente–, terminaron trenzados en una pelea en pleno carnaval de Huejotzingo, Puebla, que les costó la vida.
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Aunque la investigación apenas comienza, un documento de la Fiscalía local señala como una de las principales hipótesis del crimen el incidente que Ximena tuvo con Lisset, una de las líderes de una tenebrosa banda de asaltantes que ese día (a pesar de tener dos meses de embarazo) estaba drogada con una sustancia conocida como ‘cristal’.
El resto de la historia es una tragedia que deja de nuevo en evidencia la violencia que sacude a México.
Lisset, de 22 años, es señalada de conformar un grupo criminal dedicado a robar vehículos y a ejecutar otras acciones ilegales que aún no se han revelado.
La mujer y sus cómplices –Pablo Jesús, de 46 años, y Ángel, de 23– merodeaban las calles cercanas al carnaval en una camioneta BMW que habían equipado con sirenas y elementos que la asemejaban a una patrulla. Ximena y José Antonio habían ido al carnaval con el mexicano Francisco Javier Tirado y con Josué Emanuel Vital Castillo, de 29 años. Este último era el conductor del Uber que alquilaron para hacer el trayecto.
En la audiencia de legalización de captura se reveló que Ximena se negó a pasar la noche en Huejotzingo, “para no molestar y cumplir con sus compromisos académicos”.
Informe forense
Los muchachos llevaban elementos y documentos sobre su práctica médica, y hasta papeles colombianos con los que tramitaron su salida del país con el sello “Todos por un nuevo país”, eslogan del gobierno de Juan Manuel Santos.
Se tomaron varias fotos que subieron a sus redes y enviaron a sus familiares en Bogotá, quienes estaban pendientes de su regreso al alojamiento de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (Upaep), en donde realizaban el intercambio con su alma mater: Unisánitas.
Aunque primero se dijo que la banda iba por el Uber Chevrolet Beat, color plata, de placas TPP146A, se sumó el incidente del sombrero.
De manera cruda se reveló que, según el informe forense, el cuerpo de Ximena era el que presentaba más impactos de bala.
“No quiero prejuzgar en este momento de esa orientación de nuestra investigación para el móvil, pero, sin duda, es un elemento que debemos de incluir”, señaló el fiscal Gilberto Higuera.
Tenía siete impactos en pecho, brazo, mano y muslo.
El sombrero azul que llevaba Quijano en el carnaval y que aparece en las fotos enviadas a su familia estaba sobre la cama de Lisset, en una casa allanada.
“Allí también se halló una mochila de color negro que portaba una de las víctimas al momento de abordar el vehículo Uber; así como el sombrero de color azul y unas gafas de sol que Ximena portó durante su estancia en el carnaval”, señala la Fiscalía.
Y también reveló que cuando llegaron a una de las casas, la banda se aprestaba a quemar los documentos relacionados con actividades médicas, con el logo del gobierno Santos.
Se les encontraron cartuchos, celulares, chalecos antibalas, placas balísticas y narcóticos. Además, cinco carros robados y la BMW que tenía impactos de bala y rastros de sangre.
GPS y libertad de Lisset
La Fiscalía admitió que la ubicación de los cadáveres se logró gracias al GPS del celular de José Antonio Parada, que su mamá activó desde Colombia. El localizador también sirvió para reconstruir el trayecto que hizo el Uber, que también tenía un GPS.
“Con ambas informaciones la Fiscalía logró establecer la ruta seguida, por lo que solicitó y obtuvo las órdenes de cateo (allanamiento) de tres inmuebles ubicados en Santa Ana Xalmimilulco, encontrando en uno de ellos el Uber”, se lee en el documento oficial.
Las familias de los estudiantes colombianos llegaron a Puebla el lunes y, con dolor, exigieron justicia: “Vinieron desde Colombia a salvar vidas y esos canallas se las quitaron”, aseguró Jorge Quijano, el padre de Ximena.
Y si bien la noticia en Colombia impactó, a Puebla la tiene literalmente paralizada.
Cientos de estudiantes y otros pobladores han salido a las calles a exigir justicia y mayor seguridad en una de las regiones mexicanas más golpeadas por la violencia.
El viernes, Lisset quedó libre por un mal procedimiento judicial. Pero fue recapturada y, aunque fue enviada a un hospital por un riesgo de aborto, ahora ella y su banda tienen que responder por el múltiple homicidio.
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