Redacción EC

El imploró la paz en Oriente Medio y en , donde reinan "horror y muerte", en su tradicional bendición "Urbi et Orbi" del Domingo de Pascua.

Ante unos 60.000 fieles congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano, el pontífice argentino rogó a Dios para que acabe con los conflictos y las guerras en el mundo, el tráfico de armas y los sufrimientos que padecen los más débiles. 

"Que conceda la paz a todo Oriente Medio, especialmente a la Tierra Santa, como también a Iraq y a Yemen", declaró, tras haber mencionado una vez más el drama de Siria donde la población civil es "víctima de una guerra que no cesa de sembrar horror y muerte".

Jorge Bergoglio denunció "el vil ataque" que tuvo lugar el sábado en Al Rashidin, a la afueras de Alepo, "contra refugiados que huían", cuyo balance es de más de 120 muertos.

El pontífice también le pidió a Dios que otorgue "a los representantes de las Naciones el valor de evitar que se propaguen los conflictos y acabar con el tráfico de las armas".

En esta bendición a la ciudad y al mundo tras la misa pascual, el primer papa latinoamericano no se olvidó de su propio continente.

Rogó a Dios para que "sostenga los esfuerzos de quienes, especialmente en América Latina, se comprometen en favor del bien común de las sociedades, tantas veces marcadas por tensiones políticas y sociales, que en algunos casos son sofocadas con la violencia".

"Que se construyan puentes de diálogo, perseverando en la lucha contra la plaga de la corrupción y en la búsqueda de válidas soluciones pacíficas ante las controversias, para el progreso y la consolidación de las instituciones democráticas, en el pleno respeto del estado de derecho", dijo.

El papa también tuvo palabras para los desplazados por los conflictos, recordando que Cristo "se hace compañero de camino de quienes se ven obligados a dejar la propia tierra a causa de los conflictos armados, de los ataques terroristas, de las carestías, de los regímenes opresivos".

Y mencionó, por último, el conflicto ucraniano, con la esperanza de que Dios ayude a un país afligido "por un sangriento conflicto, para que vuelva a encontrar la concordia y acompañe las iniciativas promovidas para aliviar los dramas de quienes sufren las consecuencias".

—Seguridad—

Antes de la bendición, el papa celebró en la plaza la tradicional misa del Domingo de Resurrección, el día más importante del calendario litúrgico cristiano, en medio de un imponente dispositivo de seguridad.

Las celebraciones de la Semana Santa, que comenzaron el Jueves Santo con una misa y el tradicional lavado de pies por parte del papa, ya dieron lugar a fuertes medidas de seguridad tras los atentados del domingo pasado contra iglesias coptas en Egipto.

Todo el barrio en torno a la Basílica de San Pedro estaba acordonado el domingo por la mañana y se habilitaron varios puntos de acceso para un primer control de bolsas.

El acceso a la plaza propiamente dicha solo era posible pasando por un pórtico detector de metales como el de los aeropuertos. Las autoridades instalaron unos 30 alrededor de la imponente columnata de Bernini que rodea la plaza.

Cientos de policías y miembros de las fuerzas de seguridad vigilaban las inmediaciones de la explanada, como ya hicieran la víspera para la Vigilia Pascual y para el Vía Crucis del viernes cerca del Coliseo.

Fuente: AFP

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