Hoy se cumple el segundo aniversario de la agresión a gran escala de Rusia contra Ucrania. Esta guerra no comenzó en el 2022, sino en el 2014, cuando Rusia anexó Crimea e inició hostilidades contra Ucrania en el Donbás. Nuestra guerra con Rusia ya dura diez años.
A pesar de todas las dificultades, conseguimos lo principal: no solo detener el avance del enemigo, sino también hacerlo retroceder, liberando una serie de territorios ucranianos. La contraofensiva ucraniana continúa. Desafortunadamente, no avanza tan rápido como nos gustaría. La ofensiva ucraniana se enfrenta a una poderosa defensa rusa. Pero cada día, pieza a pieza, metro a metro, vamos recuperando nuestro terreno. Hasta la fecha, ya hemos conseguido liberar cerca del 50% del territorio ocupado por Rusia después del 24 de febrero del 2022. Es un gran logro.
Hoy, cerca del 26% del territorio nacional está bajo ocupación. La región de Lugansk, partes de las regiones de Donetsk, Zaporizhzhia, Mykoláiv y Jersón, así como la península de Crimea, están ocupadas.
En estos territorios, las tropas rusas utilizan prácticas insidiosas, como la deportación forzosa de niños. Ucrania confirma oficialmente que los ocupantes han deportado a Rusia a más de 19.500 niños ucranianos. Por este crimen de guerra, la Corte Penal Internacional con sede en La Haya emitió una orden de arresto contra Putin y la comisaria rusa de Derechos del Niño, Maria Lvova-Belova. En total, Rusia mantiene detenidos a más de 28.000 rehenes civiles ucranianos.
Comprendemos que la guerra no terminará pronto. Rusia ha demostrado su deseo de continuar la guerra el mayor tiempo posible, con la esperanza de ganar utilizando sus todavía enormes recursos, la fatiga bélica de la sociedad ucraniana y el chantaje nuclear. El principal recurso de las fuerzas armadas rusas se concentra ahora en el territorio de Ucrania. Se trata de 462.000 militares. Además, Rusia ha desplegado unos 35.000 militares de Rosgvárdia en los territorios ocupados de Ucrania. Su tarea consiste en reprimir cualquier intento de resistencia civil.
La teoría rusa de la victoria se basa en que los socios internacionales de Ucrania cesen o limiten significativamente su apoyo a las fuerzas armadas ucranianas. Sin embargo, si Ucrania sigue recibiendo suficiente apoyo, la guerra de desgaste en la que confía Rusia jugará en su contra. Las pérdidas rusas en esta guerra son, de media, entre siete y ocho veces superiores a las ucranianas. En últimos dos años de guerra, Rusia ya ha perdido más de 400.000 militares, 6.500 tanques, 10.000 sistemas de artillería, 12.000 vehículos blindados de combate, más de 300 aviones y más de 300 helicópteros. Además, 25 buques y barcos rusos han sido destruidos.
Rusia no escatima recursos en esta guerra, incluidos los humanos. Mientras que Ucrania trata de salvar la vida de cada uno de sus defensores, Rusia se permite lanzar a la gente a “asaltos con carne de cañón”. Pero la guerra ruso-ucraniana es un enfrentamiento no solo entre personas, sino también entre economías y tecnologías modernas. Por eso, el apoyo de nuestros socios es de vital importancia.
La invasión a gran escala de Rusia en el 2022 se hizo posible, en parte, debido a la insuficiente reacción de la comunidad internacional ante la agresión híbrida que venía ocurriendo desde el 2014. Muchos países trataron de eludir el problema, ignorarlo y guardar silencio, lo que animó al agresor a actuar.
Como historiador, puedo asegurar que la guerra de Rusia contra Ucrania es un ejemplo clásico de guerra colonial, en la que un imperio intenta devolver una antigua colonia a su esfera de influencia por la fuerza. Ya vimos ejemplos de este tipo de acontecimientos en América Latina hace 200 años, cuando el Perú, Venezuela y Colombia estaban luchando por su independencia. Por cierto, en aquellos días, el destacado coronel ucraniano Mykháylo Skybytskyi (conocido como Miguel Rola) luchó al lado de las fuerzas de liberación. Por su valentía, Mykháylo Skybytskyi fue condecorado con la medalla “Busto de Libertador” por el mismísimo Simón Bolívar. Cabe destacar que Mykhailo Skybytskyi ha sido héroe de la Batalla de Ayacucho. Este año vamos a conmemorar el bicentenario de este evento.
Por haber luchado por la liberación del Perú, Rusia lo torturó hasta la muerte en sus prisiones imperiales y luego trató de apropiarse de su nombre y méritos, presentándolo como un ruso y construyendo en su memoria el mito de “los antiguos lazos de Rusia con Sudamérica que se remonta a los orígenes de la independencia de Bolivia, Venezuela, Ecuador, Colombia y el Perú”.
La mentira siempre ha sido parte de la política rusa. Pero, al final, siempre triunfa la verdad y cada criminal recibe su castigo. El agresor no debería siquiera considerar que alguien lo justificará o cerrará los ojos ante sus crímenes. Por eso, necesitamos el apoyo de todo el mundo civilizado, incluyendo el Perú y otros países de América Latina. Solo uniendo nuestros esfuerzos podremos detener esta locura.