"En el marco del Día Internacional de la Mujer, fortalecemos nuestro compromiso por aportar a cambios que corten con las raíces de la desigualdad y exclusión". (Ilustración: Giovanni Tazza)
"En el marco del Día Internacional de la Mujer, fortalecemos nuestro compromiso por aportar a cambios que corten con las raíces de la desigualdad y exclusión". (Ilustración: Giovanni Tazza)
Véronique Henry

El 2020 ha sido un año que sin duda ha transformado la vida de millones de personas. Desde todos los ámbitos, la pandemia ocasionada por el ha afectado los avances en el cierre de brechas sociales, haciendo un llamado a la toma de acción inmediata.

Según la, en su más reciente informe, la pobreza en la región está afectando especialmente a las mujeres en las zonas rurales; mientras, la pobreza extrema repercute en las oportunidades de vida de niñas, niños y adolescentes.

El Día Internacional de la Mujer, una fecha que hace un llamado mundial al trabajo por un mundo igualitario para las mujeres, nos encuentra en un contexto de pandemia, marcado por el deterioro de las economías debido a las medidas de aislamiento necesarias para la reducción de los contagios.

En este escenario, millones de niñas, adolescentes y mujeres se encuentran en una situación de especial vulnerabilidad frente a la violencia, falta de oportunidades laborales o acceso a servicios de salud.

Acorde a ello, Naciones Unidas informa que durante el aislamiento social el número de llamadas a las líneas telefónicas de asistencia se ha quintuplicado en algunos países. Perú no es un país ajeno a esta realidad, pues solo durante el 2020 se atendieron más de 97 mil casos de violencia contra mujeres, según registros de los formados desde el Ministerio de la Mujer.

En todo el mundo, ellas merecen un presente donde puedan sentirse seguras y que les brinde oportunidades para construir y decidir sus destinos. Por ello, es necesario incrementar los esfuerzos por darles condiciones y herramientas que les permitan crecer en entornos saludables.

Es importante recordar que, a nivel global, las niñas tienen 1,5 más posibilidades de terminar siendo excluidas de la educación primaria, en comparación con sus pares varones. Por su lado, en Perú solo 6 de cada 100 de mujeres en zonas rurales culminan la educación superior, reduciendo sus oportunidades de acceder a un empleo digno.

Estas brechas de continuidad en el sistema educativo están fuertemente marcadas por estereotipos que obligan a niñas, adolescentes y mujeres jóvenes a compartir sus estudios con tareas relacionadas al cuidado del hogar, ser forzadas a matrimonios infantiles o uniones tempranas o, asumir maternidades tempranas, situaciones que con la pandemia se ha incrementado.

De igual forma, estas barreras vienen afectando la capacidad de ellas para cumplir su rol profesional. Según un informe de la Defensoría del Pueblo, el 63,2% de peruanas encuestadas aseguró que no pueden cumplir con el trabajo remoto mientras sus hijos participan en las clases virtuales por dos motivos: deben acompañarlos en ese momento o solo tienen una computadora en casa.

Cálculos realizados por la OIT para el 2020 advierten que la reducción del empleo formal en América Latina y el Caribe fue mayor para las mujeres (18,1%) que para los hombres (15,1%). Este contexto es sumamente grave en Perú, donde, según el INEI, el 43,2% de peruanas perdieron sus empleos, cifra que contrasta con 37,6% de varones que se vieron afectados por la misma situación en Lima Metropolitana.

En el marco del , fortalecemos nuestro compromiso por aportar a cambios que corten con las raíces de la desigualdad y exclusión. Que las mujeres no seamos solo cifras en escenarios que limiten nuestras vidas, sino que tengamos vidas plenas con derechos que le sean reconocidos.