Disculpen la falta de elegancia, pero quiero comenzar esta columna haciendo público mi reclamo al consejero del CNM Gastón Soto Vallenas por la increíble demora que está teniendo en calificar mi queja respecto al vocal supremo San Martín, tras haberme sentenciado este ínclito –para la caviarada– magistrado después de ya haberse cumplido la prescripción de un caso, hecho corroborado notarialmente.
Les he preguntado por mi reclamo a varios colegas de Soto Vallenas y todos coinciden en que hasta ahora el CNM no puede pronunciarse porque don Gastón tiene “aguantada” su ponencia. Quiero creer que esto es por lento y no por otra cosa... ¡Pero ya medio año es demasiado! ¿Así de lerdo pretende ser defensor del Pueblo?
De este sustantivo Gastón (¡juro que si tengo una tortuga la llamaré así!) pasemos al verbo gastar: es muy pernicioso que el gobierno haya ampliado el monto disponible para gastar de las CTS. Ese ahorro está diseñado para dar un colchón financiero al trabajador cuando es despedido, cual especie de seguro de desempleo. Por eso mismo no se debe permitir que se gaste un céntimo que no sea para este propósito.
La primera vez que este ahorro se perforó fue en las postrimerías del fujimorismo, cuando al ministro de Economía Joy Way (sí, este delincuente fue titular del MEF por más increíble que suene) y a su asesor estrella Carlos Paredes (otro que ahora habla y escribe como si fuera Messi, pero que en la cancha resultó como el brasileño Hulk) se les ocurrió hacerlo para enfrentar la depresión (que no fue recesión: entre El Niño, la crisis rusa, la crisis asiática y el “efecto samba”, nuestra economía quedó devastada) que llegó en 1998 y que duró hasta el 2004. Esta medida ni se siente en la economía y es una soberana necedad, pero el hombre es el único animal que se tropieza dos veces con la misma piedra. Y hasta tres veces si su nacionalidad es la peruana.
Otra más sobre gastos: un cambio que se viene en agosto y que pinta bastante impopular será esta obligación de que los independientes coticen pagos en las AFP.
El descuento va a ser muy sustantivo, tal como el malhumor que se generará al sentir menos plata en los bolsillos para gastar. Nadie del gobierno o las AFP (estas son un desastre total en comunicaciones; es alucinante que la ONP aún les sea competencia cuando el sistema previsional público es un gigantesco “agujero negro”) ha salido a explicarles por qué esto a la larga les va a ser beneficioso, así que prepárense cuando la gente se enoje. Gastón no trabaja. La CTS se gasta. Y el independiente gastará menos.