“Cubrirse ahora es obligatorio y, por serlo, atenta más bien contra el contacto humano”. (Ilustración: Giovanni Tazza).
“Cubrirse ahora es obligatorio y, por serlo, atenta más bien contra el contacto humano”. (Ilustración: Giovanni Tazza).
/ Giovanni Tazza
José Ugaz

No sé si a ustedes les pasa. A mí, cada vez con más frecuencia. Desde que empecé a salir a la calle una vez por semana en busca de alimentos, conforme manda la cuarentena, y luego a trotar en las mañanas cuando se permitió hacer deporte, empecé a notar que la mascarilla me genera una extraña sensación de conexión (o de falta de ella) con las personas con las que me cruzo.

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