Esta semana se acaba de inaugurar el eje peatonal Carabaya-Áncash, un proyecto que viene a continuar el de Ica-Ucayali y el de Jirón de la Unión, el antecesor de ambos en el Centro de Lima.
Este eje aglutina una importante escuadra que va y viene de la Plaza de Armas hacia el conjunto monumental de San Francisco. Un logro notable que atraviesa por El Cordano, Desamparados, las casas de venta de artesanía, la casona Museo de Sitio Bodega & Quadra y la Casa de las Trece Puertas que funge, a veces, de galería.
Un acierto que parte de trabajos anteriores, como el remozamiento y puesta en valor de los inmuebles antes descritos. Es decir, se pretende un trabajo integral. El que haya sido parte o no de un mismo plan no viene al caso, el hecho es que es una feliz conjunción.
Los paseos peatonales son realmente una solución magnífica para el Centro de Lima, sobre todo si uno ha experimentado el anterior estado de los mismos, permiten experimentar la calle y sus inmuebles en otra perspectiva, oxigena el paseo, le da una importancia al patrimonio mismo y al uso que de este se pretenda, pues está más expuesto ante el peatón.
El Jirón de la Unión necesitó en su momento de este tratamiento pues, al ser calle de comercio, los autos competían con los peatones compradores y luego de cuajarse, el proyecto hizo más explícita esta relación con la oferta comercial. Lo que no quiere decir que no existan otros usos a lo largo de esta calle. Hay casos en concreto, los de la Casa O’Higgins y La Merced, que se benefician de la afluencia de gente.
En el caso del eje Ica-Ucayali, por su uso distinto, cuadra a cuadra a través del tiempo, lo que se ha estructurado es una diversidad de funciones, lo cual me parece ideal en un paseo peatonal. El asunto es que aún se viene trabajando en este y no llega a cuajar del todo. Sé que el asunto es complicado, pues implica otras áreas no relacionadas directamente con la municipalidad, pero lo que debiera funcionar y le compete a la comuna no está funcionando.
Recién se vienen pintando fachadas, pero el asunto de las imprentas no se soluciona aún, a pesar de que se dijo que ya se estaba por solucionar. Ese es un grave problema que atenta contra la función del eje.
El tema del mobiliario urbano es otro que podría dar mayor estética al mismo y no aparece. Hay una timidez en negocios y casas que por esto quizá no se animan a dinamizar el entorno aún.
La zancadilla y desazón más grande viene de lo que vi en estos días: la súbita aparición de ambulantes de piso, esos que despliegan su enorme mercadería en el suelo.
Hace años que no veía esta circunstancia en el centro. Lo que no entiendo es por qué si a los cafés no se les deja poner sus mesas frente a sus locales, sí permiten a los ambulantes ubicarse frente a ellos.
¿Es este el futuro que le espera al recientemente inaugurado paseo peatonal? ¿La parcelación de su espacio público? ¿El regreso a los ochenta? ¿O es que estamos en período electoral?