ROXANNE CHEESMAN
Historiadora económica
El vínculo del Sancho con el Quijote es de subordinación pero con capacidad crítica. Sancho masculla, reflexiona y plantea alternativas. Y así enfrenta a su amo en el episodio de los consejos para el buen gobierno de la ínsula, cuando hilvanando proverbios, opone a las fantasías y principios generales del Hidalgo, su pensamiento práctico, hecho de sentencias. El Quijote, fastidiado, le ordena dejar de hablar en refranes pues éstos “son sentencias breves”, traídas por los cabellos “que más parecen disparates que sentencias”, pero el caballero usa, distraído, un proverbio. A lo cual Sancho anota triunfalmente: “Espantóse la muerta de la degollada”.
Los refranes son instrumentos populares, pero son también expresión de la idiosincrasia de cada pueblo. Los limeños creamos algunos proverbios como analogías para comparar las circunstancias a una referencia material. Por ejemplo, la antigua expresión “candelita de muladar” describe cómo, bajo la aparente calma de una acumulación de basura, frecuente en la Lima colonial y republicana, brilla largo tiempo una llamita que de súbito origina un incendio.
De modo que, ante un basurero, tenemos que esperar la resurgencia del fuego que se creyó apagado. Por analogía, en cada momento de calma social, un viejo conflicto, personaje o fantasma que se creyó superado puede resurgir. De igual manera, los viejos rencores, desde el callejón popular al Club Nacional, surgen de pronto en cualquier discusión como la candelita escondida.
Y aquella persona o entidad que atraviesa una circunstancia de pobreza quedará “como limón de emolientero”. Así, la bebida limeña de boldo, cebada o anís que se ofrecía en la colonia a los limeños de toda condición y que fue reduciendo su clientela a los sectores más humildes, proporciona un ejemplo en la vigorosa acción del carretillero que debe exprimir el limón hasta que los últimos emolientes tomen el sabor amargo de su cáscara.
“Fuma como chino en quiebra”, evadiendo su ansiedad en las volutas del cigarrillo, quien está a la espera de una noticia: tal vez el candidato que aguarda los resultados, el gobernante que ve naufragar su régimen, o el aspirante a las páginas sociales que “Come gallinazo y eructa pavo”. La frase viene desde comienzos del siglo XX, cuando la inmigración china antes empleada en el guano y las haciendas costeras se especializó en el comercio y, con esos recursos pudo iniciar aventuras financieras o también perderlos en el juego.
Más gráfico es el dicho para el que, tras perder crédito, prestigio o riqueza, se ve sometido a la condena pública. Se le denosta, los amigos se alejan y el personaje queda como un “Palo de gallinero”, sepultado bajo los excrementos de la opinión pública. Entonces, cae en la depresión o “va camino al pepinal de Ansieta” nombre del viejo granjero en cuyas tierras se sitúa el cementerio Presbítero Maestro. Pero también puede evadirse en sus “sueños de opio” o, con más astucia, adoptar un low profile, nuevo y anglicista nombre que la modernidad ha puesto a la “candelita del muladar”.