"Decir que hoy el Perú está mejor solo porque no hay un Parlamento en funciones atacando al Gobierno o escandalizando al país no es suficiente". (Foto: Correo)
"Decir que hoy el Perú está mejor solo porque no hay un Parlamento en funciones atacando al Gobierno o escandalizando al país no es suficiente". (Foto: Correo)
Pedro Tenorio

El 2018 se llevó un presidente (Kuczynski) y el 2019 se llevó un Congreso, pero el Perú, ¡ay!, sigue como siempre. Hace un año el entonces ministro de Economía, Carlos Oliva, anunciaba su proyección de crecimiento para la economía peruana en el 2019: 4,2%. ¿Cuál es nuestra realidad 12 meses después? Con suerte, 2,4%. La diferencia no es baladí, representa miles de oportunidades de empleo perdidas, mayores dificultades para que más peruanos salgan de la pobreza y miles de jóvenes que muy probablemente no podrán alcanzar sus proyectos de trabajo o estudios.

Decir que hoy el Perú está mejor solo porque no hay un Parlamento en funciones atacando al Gobierno o escandalizando al país no es suficiente. A casi tres meses de la disolución del Legislativo nada mejora para el presidente Martín Vizcarra. Su popularidad decae (poco a poco, pero lo hace) y sus aliados políticos –dentro y fuera del Gabinete– se ven sacudidos por graves sospechas de corrupción. Ese sube y baja en el poder lo encarna hoy dramáticamente César Villanueva. Hace un año titular del Consejo de Ministros, mano derecha del mandatario y su negociador político número uno ante el Congreso. Hoy está bajo arresto en una clínica aguardando su traslado a un penal para cumplir 18 meses de prisión preventiva en el marco del Lava Jato peruano.

Súmese a ello una campaña electoral que no despega y que por los primeros resultados de las encuestas difícilmente derivará en un mejor Congreso. Esto se veía venir, lo advertimos en este mismo espacio, pero dado que el país está más que embarcado no queda sino esperar un resultado que, cuando menos, no empeore las cosas.

En el 2018 y el 2019 le fue bien a Vizcarra, pero parece que esto cambiará en el 2020 (cada vez es más difícil para él encontrar a quién culpar de la situación, ¿no?). Espero equivocarme porque soy un convencido de que cuando le va bien al Gobierno, le va bien al país (o al menos así debería serlo). Pero para que le vaya bien a Vizcarra este requerirá de un equipo ministerial mejor que el que ahora lo acompaña. ¿Estará dispuesto el jefe de Estado a hacer los cambios que hagan falta? Y lo más importante: ¿tendrá de dónde convocar nuevos colaboradores para encarar el 2020 y el Congreso que se avecinan? Para Vizcarra será fundamental encontrar una respuesta.

Por supuesto, dependerá de la conformación del próximo Parlamento y de sus intenciones –¿reformar, colaborar o vacar? Esperemos que primen las dos primeras– para fijar el perfil de su próximo jefe de Gabinete. Vicente Zeballos cumplió su ciclo, pero la decisión está en manos del mandatario.

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