Editorial: Sin espíritu de enmienda
Editorial: Sin espíritu de enmienda

La imagen de la pareja presidencial terminó el 2015, su último año completo de mandato, en situación aciaga. La encuesta de diciembre de Ipsos Perú coloca a la primera dama y al presidente Humala como los dos personajes más negativos del 2015, incluso por encima de los procesados Manuel Burga, Gerald Oropeza y Martín Belaunde Lossio.

Pero lejos del espíritu de enmienda que para varios suele acompañar las transiciones de año a año, el presidente Humala insiste en las viejas fórmulas que le han ganado sus actuales niveles de aprobación. Apenas tres días antes del 2016, el mandatario señaló: “Las agendas [de Nadine Heredia] son documentos que obedecen enteramente al ámbito privado. No hay ahí ninguna falta ni ningún delito ni nada más que especulación y morbo periodístico. [...] Creo que deberían ser devueltas a su propietaria. Es lo lógico”.

En su breve pero contundente alocución el presidente repitió dos argumentos que había ya ensayado antes. El primero es que la cobertura de los aspectos relacionados a las agendas de la señora Heredia responde a una suerte de maquinación o complot periodístico para arremeter en contra de la pareja presidencial y del gobierno. Como si los medios tuviesen alguna responsabilidad sobre el contenido de las agendas. Como si revelaciones sobre el financiamiento de la campaña electoral del partido de gobierno pudiesen ser consideradas “morbo periodístico”. Como si, en fin, los medios debiesen seguir la pauta periodística de Palacio de Gobierno e informar principalmente sobre lo que el mandatario considera noticioso.

El segundo argumento manido es que, en tanto los documentos son privados, no hay en ellos falta o delito alguno. En noviembre pasado, la primera dama había dicho al respecto: “Nada de estas agendas o documentos pertenece a los años que viene ejerciendo [su cargo] el presidente de la República. No se trata de manejos, ni de pensamientos, ni de ideas, ni fondos del Estado. No tienen nada que ver con corrupción dentro del Estado. Son manejos privados. No hay delito de lavado de activos, no hay nada: son documentos privados”.

Sin embargo, y , los delitos no tienen como origen exclusivo la función pública. Los delitos privados existen. Y, de hecho, los documentos de la señora Heredia contienen apuntes que dan indicios de algunos de estos. Entre ellos, lavado de activos, defraudación tributaria y financiamiento político encubierto, sin mencionar posibles irregularidades judiciales también sugeridas por los apuntes (“Juez se puede escoger” se lee en una de las páginas).

Pero no todo es repetición de errores pasados. De las recientes declaraciones del presidente Humala, la idea que sí resulta innovadora es la que motiva su solicitud para que las agendas sean devueltas a su esposa. Más allá de la presión  indebida que el mandatario ejerce sobre otros poderes del Estado con comentarios de este tipo, el pedido resulta por lo demás curioso. 

Los documentos en cuestión forman parte de una investigación penal en curso y en tanto las autoridades correspondientes los consideren importantes para esclarecer los hechos, aquellos deben permanecer a su disposición. Es como si el acusado de un crimen violento solicitase que el arma usada para perpetrarlo, y que hoy se encuentra a disposición de la fiscalía como evidencia, le fuese retornada porque es propiedad privada. En la medida en que la primera dama y el resto de presuntos implicados sean inocentes de aquello que se les imputa, debieran ser ellos los primeros interesados en que el Ministerio Público cuente con todas las facilidades para llevar a cabo una investigación con los elementos de juicio completos.

El proceso que se le sigue a la señora Heredia posiblemente se prolongará hasta luego de que un nuevo inquilino ocupe Palacio de Gobierno. Hasta entonces, el mandatario debe evitar la repetición de los errores que le han costado, en parte, su debilitada imagen. Esperamos que haya sido esta su resolución de Año Nuevo.