Grecia, donde el populismo ha dominado la política por mucho más tiempo que en cualquier otro país europeo, acaba de votar por un autodenominado liberal para primer ministro. El poco carismático Kyriakos Mitsotakis arrasó en las elecciones del domingo y ahora controla el Parlamento.
Con la derrota de Syriza, el partido izquierdista más grande de Europa, Grecia retorna a la política tradicional en momentos en que el populismo en buena parte de Europa representa un reto al establishment. Syriza llegó al poder en el 2015 luego de que anteriores gobiernos se mostraron incapaces de impulsar una recuperación económica tras la crisis de deuda que estalló en el 2009. Propuso mejorar las condiciones de vida sin que los griegos tuvieran que sentir la austeridad.
No lo logró. La lenta recuperación que empezó antes de que llegara Syriza al poder siguió a paso de tortuga mientras que el gobierno aumentaba los impuestos y la deuda pública, que ahora está en casi 180% del PBI. La economía sigue 24% por debajo de su nivel antes de la crisis. Al paso que está creciendo –2% anual–, la economía volverá a su tamaño precrisis hasta el 2033, según Oxford Economics. Ha caído el desempleo, pero sigue alto (18,1%) y el de los jóvenes entre 15 y 25 años es todavía más elevado (60%).
Los griegos tienen toda la razón de hartarse de la ineptitud del gobierno saliente, así como de los anteriores. Desde el 2009 la pobreza se disparó y ahora aflige a un 35% de la población. La pobreza extrema llegó a afectar al 15% de la población. Según la organización no gubernamental Thought for Action, la tasa de suicidios se incrementó en un 50% en la última década y los intentos de suicidio en 234%.
Mitsotakis es el primer líder político griego que llega al poder desde la crisis del 2009 favoreciendo reformas de mercado. Las promueve como ideas propias y necesarias, y no de manera arrepentida, como si fueran impuestas por entes o factores externos.
En lo económico, la propuesta principal del nuevo primer ministro es de reducir impuestos y reactivar al sector privado. Quiere reducir el impuesto corporativo del 28% al 20% y reducir impuestos sobre la renta y la propiedad, contribuciones sociales, e impuestos a las ganancias de capital y al valor agregado. Su propuesta fiscal no prevé un aumento del déficit, por lo que implicaría un achicamiento del gasto público. Quiere además reducir el peso burocrático del Estado, que ha crecido en la última década.
Antes de las elecciones, Mitsotakis participó en la presentación de una agenda de políticas públicas publicada por el Centro de Estudios Liberales, basado en Atenas. El primer ministro apoya abiertamente muchas de las propuestas y otras de manera implícita. Entre ellas se encuentran la reforma educativa para incrementar la autonomía y libre elección de las escuelas, cierta liberalización laboral y la capitalización de una parte del sistema de pensiones.
¿Será capaz de cumplir una tarea tan titánica? Grecia es un país tan atrasado en materia de políticas públicas que Alexander Skouras, quien encabeza el Centro de Estudios Liberales, afirma que, si el primer ministro logra tan solo la parte impositiva de su agenda, será un avance enorme. Según él, Grecia ha entrado en el pospopulismo.
Ojalá sea así. Pero a la misma vez, no debemos ignorar que en estas mismas elecciones toda la izquierda logró alrededor del 38% del voto. No está muerta. Necesita hacer un buen trabajo Mitsotakis, cosa no garantizada, para que el populismo no vuelva.