Si un hombre se te acerca mucho en el bus y no hace ningún esfuerzo por mantener un mínimo de distancia, no te calles; quéjate públicamente y oblígalo a retroceder.
Si tu jefe o un compañerito de trabajo se te insinúa e insiste en hacerte “bromas” subidas de tono, no te calles; eleva tu queja por acoso laboral ante Recursos Humanos.
Si tu pareja intenta controlar tu forma de vestir o tus comunicaciones personales, no te calles; defiende tu privacidad y déjalo porque tú no eres propiedad de nadie.
Si tu marido te pega, no te calles; denúncialo ante tu familia, ante su familia, y ante las autoridades. No te conviertas en la víctima de feminicidio número 75 en lo que va del año.
Si tu religión te discrimina, te considera un ser impuro, un ser inferior que tiene que ocultarse porque es una tentación para los hombres, no te calles; revélate, exige cambios, porque ningún atropello debe cometerse usando como excusa a Dios.
Si una ley te impide usar la píldora del día siguiente, no te calles; expresa tu posición eligiendo a candidatos que se comprometan con revertir esa situación.
Si un burócrata pretende imponerte un tipo de control de la natalidad sin darte derecho a elegir, no te calles; grita, recuerda que la decisión de cuántos hijos tener es solo tuya y de tu pareja.
Si te da miedo caminar por la calle porque temes que te metan la mano, no te calles; defiéndete y busca ayuda, porque es el temor lo que nos hace más vulnerables y porque ya va siendo hora de que recuperemos las calles para las mujeres.
Si tu padre le da más permisos a tu hermano porque él es hombrecito, no te calles; habla con él, con tu padre, confiésale que te molesta que te traten distinto solo porque eres mujer, y busquen una solución en familia que no pase por la discriminación.
Si tu mamá te obliga a atender a los hombres de la casa, no te calles; explícale que seremos una sociedad mejor el día en que las labores domésticas sean asumidas por toda la familia y no solo por las mujeres.
Si tu pareja se ofrece a ayudarte con el cuidado de los niños, no te calles; agradécele, pero recuérdale que la crianza es una labor de padre y madre, y que los hombres cuando participan activamente en el cuidado de sus hijos no están “ayudando” a sus parejas, están haciendo su parte.
Si alguien insinúa que te ganaste una agresión sexual por la forma como te vistes, no te calles; mándalo al carajo, ya estuvo bueno culpar siempre a las mujeres de los atropellos de las que somos objeto.
Este miércoles 25 se celebra en todo el mundo el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. El objetivo no es victimizarnos ni creernos seres frágiles que merecemos cuidados particulares. Nada más grotesco que utilizar nuestra condición de “damas” para generar lástima. Este 25 de noviembre no pedimos nada de eso; simplemente queremos las mismas oportunidades, el mismo respeto. Así que ya sabes, grita para hacer valer tus derechos; para pedir tratos preferenciales, mejor te quedas calladita.