(Ilustración: Víctor Aguilar)
(Ilustración: Víctor Aguilar)
Luciana Olivares

“Párate en esos dos erizos”. Era Micaela, mi profesora de pilates. Pensé que se trataba de una broma, no creía merecer tremendo castigo por no haber terminado toda la serie de abdominales. “Mica, no voy a poder mantener el equilibrio en dos bolas de plástico con púas”. “Confía en ti, todo está en tu centro”. Procedí a pararme en los elementos de tortura, acomodé mis pies abriendo los dedos y pisando firme, miré al frente y me concentré en mi centro. Respiré profundamente y no solo mantuve el equilibrio, sino que hice diez sentadillas.

Bajé orgullosa de mi proeza y mientras caminaba ya en piso firme no podía evitar pensar que todo hubiera sido tan distinto si en pilates no aprendieras a diferenciar lo que es una pose de una postura. La pose me hubiera servido como mucho para alguna foto curiosa de Luciana la dominadora de erizos de plástico, pero al segundo me hubiera caído. La postura me permitió sostenerme, dominar el ejercicio y controlar las subidas y bajadas desde mi centro.

En la vida, y en la vida de las marcas, tenemos que diferenciar las poses de las posturas. Es muy tentador sumarse a causas, luchas o acciones sociales que dibujan a nuestras marcas como solidarias y comprometidas. El problema es cuando lo hacemos para la foto del periódico y las redes sociales. Puede ser que consigamos algunos ‘likes’ y el apelativo de buena gente, pero si no es una acción de base, articulada desde el centro, o sea impulsada desde el ‘core’ de la compañía, las buenas intenciones terminan siendo flor de un día y en el peor de los casos tu audiencia lo notará y rechazará por posera.

Pensaba en ello mientras miraba el post de un amigo gay que se quejaba de que tantas marcas repentinamente están pintadas de arco iris, a pesar de que muy pocas tienen en su agenda acciones concretas. Pienso eso también cuando veo todos esos manifiestos de empoderamiento a la mujer que en muchos casos tienen muy poca sustancia. Si vas a tomar una postura como marca, debes asegurarte primero de trabajar internamente y desarrollar el músculo que soporte tus acciones para luego hacer los movimientos que quieras frente al mundo.

La mejor forma es comenzar por plantearte una pregunta importante (¿qué problema quiero resolver con mi postura?) y no la equivocada (¿cómo puedo salir como chica responsable y buena en la foto?). En otras palabras cambiar pose por postura, oportunismo por oportunidad.

Un emprendimiento peruano que me gusta mucho es Laboratoria, una empresa social de tecnología que empodera a jóvenes mujeres que no han tenido acceso a educación superior de calidad, dándoles la oportunidad de formarse y comenzar una carrera en el sector digital. Su tasa de empleabilidad es superior al 80% y sus egresadas triplican sus ingresos en promedio. Ya han capacitado a más de 580 jóvenes que ahora trabajan en grandes empresas. Laboratoria y sus fundadoras tienen foto hasta con Obama y Mark Zuckerberg, pero cuando las vez sonriendo identificas claramente que de pose no tienen nada.