En la región Áncash, el ex jefe de la Biblioteca Municipal de Chimbote, Paulino Meléndez De la Cruz (59), ha sido denunciado por el presunto delito de acoso sexual en agravio de una trabajadora, de 31 años, que se desempeñaba como su secretaria.
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La denuncia penal se presentó ante la Sección de Investigación Criminal de Chimbote y la fiscalía de turno del Ministerio Público del Santa el pasado 8 de marzo, luego de que la joven revelara que había sido víctima de tocamientos indebidos y hostigamiento sexual por parte del funcionario desde agosto pasado.
“El 8 de marzo, en el Día de la Mujer, me jala y me besa. Yo le reclamo por qué me besa si yo no le he dado confianza, me respondió: por tu día. Después se paró y me tocó como si fuera su mujer, metía su mano ese asqueroso. Salí corriendo y fui a la municipalidad a denunciar con los audios como pruebas”, ha revelado la servidora edil.
El procurador municipal Denis Aguilar Cabrera, quien acompañó y orientó legalmente a la trabajadora, ha cuestionado la labor de la fiscal de turno, quien no dispuso la detención de Meléndez por tratarse de un hecho flagrante.
“Pensé que la atención en el Ministerio Público iba a ser inmediata, me llamó la indiferencia de la fiscal de turno. Se debió intervenir al denunciado por tratarse de un caso flagrante, pero lamentablemente dijo que de eso se encargaba la policía. Además recriminó a la víctima por no haber denunciado antes”, declaró a El Comercio.
En tanto, la Gerencia de Recursos Humanos de la Municipalidad Provincial del Santa ha iniciado un proceso administrativo disciplinario contra Meléndez De la Cruz y ha dispuesto cambiarlo al área de Limpieza Pública de la comuna. Si el Poder Judicial acredita su responsabilidad será causal de separación definitiva.
No obstante, Meléndez De la Cruz no se ha pronunciado hasta el momento. Este Diario trató de contactarlo para obtener su versión de los hechos, pero no atendió la llamada.
-Testimonio de la víctima-
Por su parte, la agraviada expresó que no pudo denunciar antes esta situación porque le generaba miedo. “No sé qué había causado en mí, pero no tenía reacción para gritar ni hacer nada. Esperaba que termine el día para encerrarme y tomar pastillas para poder dormir. Él me decía que nadie lo podía denunciar, mientras no tenga pruebas. El señor tiene doble personalidad, con la gente de afuera es amable, pero otra cosa es vivirlo y conocerlo. Él no conoce la palabra respeto, no conoce los valores, él pensaba que yo era un objeto. Él no tenía derecho a hacerme ese daño tan horrible”, ha manifestado.
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