La gestión de Waldo Ríos como gobernador regional de Áncash pasará a la historia como una de las más desconcertantes actuaciones políticas recientes. Heredero de la debacle provocada por César Álvarez, Ríos recién asumió el cargo el 22 de mayo del 2015 y no en enero, como correspondía, porque no había pagado la reparación civil tras la pena de prisión suspendida que recibió por haber recibido dinero de Montesinos. Diez meses después, Ríos está prófugo y con orden de captura. Para los ancashinos, es un grotesco ‘déjà vu’.
DESGOBIERNO REGIONAL
Si tuviéramos que establecer una cronología de hechos relacionados con la inefable gestión de Waldo Ríos, podríamos remontarnos al 18 de febrero del 2015. Aquel día, voceros del movimiento Puro Áncash –que Waldo encabeza– amenazaron con despedir a funcionarios designados por el gobernador encargado, Enrique Vargas, una vez que Ríos asumiera el cargo. Vargas, al mismo tiempo, se quejaba de que el gobernador electo no aparecía en la región y que ni siquiera le contestaba el teléfono.
El 22 de mayo, Ríos asumió y organizó ceremonias en Huaraz y Chimbote. En todas entonó el himno de Puro Áncash: “Adelante / adelante ancashino / la pobreza habrá que vencer...”.
El 12 de agosto, Waldo destituyó al abogado Jaime Osorio de la gerencia general del gobierno regional, y ese mismo día lo volvió a nombrar. Dijo que despidió y volvió a contratar a Osorio para solucionar aspectos administrativos. “Cree que es su chacra”, dijo el consejero Edwin Ipanaqué, uno de sus opositores.
El 24 de agosto, el presidente Ollanta Humala visitó Chimbote para inaugurar obras públicas, y luego dio un discurso. Waldo Ríos quiso aprovechar el pánico y subir al estrado para sumarse a la fiesta, pero se lo impidieron. Una integrante de Puro Áncash, Gloria Bravo, le lanzó un puñado de tierra a Humala, quien canceló el resto del recorrido.
El 1 de setiembre, Ríos celebró [¿había algo que celebrar?] sus primeros cien días en el cargo con miembros de su partido. El almuerzo costó casi S/25 mil, e incluía orquesta y anfitrionas; fue duramente criticado por ello. Durante la reunión se cantó el pegajoso himno de Puro Áncash. Días después, el 25 de setiembre, el ex consejero Amador Garay denunció que Waldo y sus allegados obligaban a los funcionarios de esta institución a entonar, cada lunes en la mañana, las estrofas de ese mismo himno. La bendita canción ya se había convertido en un problema.
El 22 de octubre, dos consejeros denunciaron al gobernador por el presunto delito de omisión, debido a que Ríos se demoraba más de lo permitido en firmar varias ordenanzas, algunas relacionadas con obras de prevención ante el fenómeno de El Niño.
El 24 de noviembre, miles de pobladores de Huaraz marcharon para exigir que Waldo cumpla con entregar S/500 a cada uno, como había prometido durante su campaña. El 2015 terminó y ellos seguían esperando.
CANTO A MÍ MISMO
El primer escándalo de Waldo Ríos en el 2016 se registró el 1 de marzo: en una reunión con profesores de Chimbote, el gobernador los obligó a cantar el himno de Puro Áncash. “Hagan lo propio en sus aulas”, les pidió.
Esta infame cronología termina el 11 de marzo; aquel día, Ríos inauguró un colegio en la localidad de Pomabamba, una provincia de la sierra ancashina. Terminada la ceremonia, él y su equipo regresaban a Huaraz cuando recibieron la noticia: la Corte Superior de Justicia dictó orden de captura contra el gobernador por no haber asistido a declarar ante un juez [Ver recuadro]. A medio camino, Waldo cambió de auto y pidió a su equipo de seguridad –dos policías– que siguiera otro rumbo; con esto evitó ser detenido. En este momento nadie sabe dónde está, aunque se sospecha que estaría escondido en algún caserío de Pomabamba. De su última ceremonia como gobernador solo hay un video en You Tube donde, para variar, canta el himno de Puro Áncash con los brazos en alto, como dirigiendo una orquesta imaginaria.