Un grupo de niños norcoreanos reciben a la cantante en el aeropuerto de Pyongyang durante una de sus siete visitas. (Foto: Archivo familiar)
Un grupo de niños norcoreanos reciben a la cantante en el aeropuerto de Pyongyang durante una de sus siete visitas. (Foto: Archivo familiar)
Fernando Alayo Orbegozo

El hermetismo de Corea del Norte fue sobrepasado por la música de María Alvarado Trujillo. La cantautora peruana, conocida artísticamente como Pastorita Huaracina, se convirtió en toda una celebridad en el país asiático, luego de que visitara su capital Pyongyang en siete oportunidades entre los años 1982 y 1998.

Ella viajaba hasta esa lejana ciudad para participar −como invitada del gobierno norcoreano− en el Festival de la Amistad de Abril, la celebración cultural más importante de la nación, en la cual se conmemora el natalicio del presidente eterno Kim Il-sung, fallecido en 1994.

En cada vista era recibida en el aeropuerto por las máximas autoridades del país, quienes la esperaban con flores y presentes. Incluso, en uno de estos largos viajes, el mismísimo Kim Il-sung le regaló a la peruana un reloj de oro como muestra de aprecio. Así se selló el vínculo entre la cantante de música andina y el abuelo del actual líder supremo Kim Jong-un.

Si bien Pastorita Huaracina falleció en el 2001, su legado musical es aún recordado en Corea del Norte, tal como señaló el embajador de ese país en el Perú, Kim Hak-chol. «Nosotros conocemos mucho de ustedes [los peruanos]. De Machu Picchu, del cebiche, de la Pastorita, quien allá fue famosa con el nombre artístico Perú», refirió el diplomático en una reciente entrevista con El Comercio.

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