Que Olaechea exhibe una proclividad natural para el error político no es secreto de Estado. (Foto: Piko Tamashiro)
Que Olaechea exhibe una proclividad natural para el error político no es secreto de Estado. (Foto: Piko Tamashiro)
Erick Sablich Carpio

El presidente del , , menospreció gratuitamente a los cinco grupos parlamentarios que se oponen al proceso de elección de nuevos integrantes del (TC) que, con inusual celeridad, se viene discutiendo en el Parlamento. “Algunas minibancadas se han visto rebasadas por las circunstancias y por no tener candidatos para el #TC. Como no los tienen, pretenden boicotear la elección de estos magistrados”, expresó en su cuenta en Twitter el domingo.

Que Olaechea exhibe una proclividad natural para el error político no es secreto de Estado. Quién sabe el mérito está en que consiga reincidir tan eficazmente en este tipo de deslices en 280 caracteres o menos.

No deja de llamar la atención, sin embargo, la miopía del titular del Congreso para detectar que el diminutivo que usa en esta ocasión para desmerecer la posición de sus contrincantes políticos podría aplicarse perfectamente para descalificar también a su grupo Acción Republicana (5 miembros) y los socios de la Mesa Directiva Contigo (6 miembros) y Cambio 21 (7 miembros). Por no mencionar a grupos parlamentarios de filas modestas desde los inicios del período de gobierno como el Apra (5 miembros) y Acción Popular (5 miembros) que, a diferencia de los destinatarios de los epítetos de Olaechea, participan en el proceso de selección de los magistrados.

En ese sentido, las declaraciones del congresista Olaechea y recientes decisiones de representantes de las agrupaciones con una silla en la conducción del Parlamento parecen sugerir que desde ese lado del espectro congresal se identifican cada vez más como miembros de una sólida ‘bankada’ que como agrupaciones autónomas capaces de llegar a acuerdos respecto de temas puntuales. Desde el uso cada vez más cuestionable de la Comisión de Ética, liderada por la legisladora de Contigo Janet Sánchez, pasando por obvias investigaciones con fines políticos aprobadas en la Comisión de Fiscalización, es evidente que la oposición a la propuesta de adelanto de elecciones ha consolidado la alianza entre Contigo, Acción Republicana, Cambio 21, el Apra y Fuerza Popular.

Con esta última llevando la batuta, claro está, el margen para el error es amplio. Y es en este contexto que Olaechea, en lugar de tratar de asegurar un proceso ponderado y transparente para garantizar la legitimidad en el largo plazo de una institución tan importante para el país como el TC, viene actuando más como vocero de la mayoría parlamentaria que como el estadista independiente que esta promocionaba. Todo, aparentemente, en el afán de ganar a como dé lugar la guerra contra el Ejecutivo por el adelanto electoral.

Así las cosas, podemos descartar cualquier atisbo de esperanza de que Olaechea, al fin y al cabo un exrepresentante de la bancada y Gabinete Ministerial de Pedro Pablo Kuczynski, pueda erigirse como un interlocutor razonable entre la mayoría parlamentaria y el Ejecutivo.

En realidad, las circunstancias ni siquiera lo muestran dispuesto a actuar como mediador de las distintas fuerzas al interior de propio Poder Legislativo que le toca presidir.