Acción Popular tiene algo que no tienen nuestros pocos partidos tradicionales que mantienen inscripción. Por distintas razones, su símbolo no se desprestigió ni se olvidó. No es una aplanadora, claro, pero no es un costo. Y eso en el Perú ya es bastante. La lampa llegaba con buenas expectativas para el 2021.
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Otros partidos fuertes en los 80, como el Apra o el PPC, han perdido el encanto y dependen de un candidato o candidata fuerte para salir de la irrelevancia estadística. Y como estos no quieren ser asociados con partidos debilitados, pues difícil lograr ese matrimonio.
No es el caso de la lampa. La historia del partido permite asociar el símbolo con una narrativa que mezcla grandes obras con una preocupación por clases medias y bajas a través del territorio. Tal vez esta continuidad se explique por el gobierno de Paniagua en un momento clave de nuestra historia. También porque Barnechea hizo de la lampa el centro de su buena campaña en la última elección presidencial. No minimizaría a las pequeñas bases de militantes que mantuvieron vivo el partido.
Como sea, en las últimas elecciones regionales y congresales el símbolo fue bien recibido y tiene peso propio. Para algunos esta situación será injusta. Personalmente creo que han tenido mucha suerte. Pero, más allá de lo que piensen sus críticos, su posición es buena. No se salvan de buscar un candidato atractivo, pero es más fácil para ellos hacerlo.
Creo que en las últimas semanas el Congreso populista y dispendioso que dirige AP está destruyendo esa posibilidad. Y no porque el populismo sea siempre costoso electoralmente en el Perú. Otros lo aprovecharán. Lo que creo es que este populismo sí es un costo para Acción Popular. Con sus actos se está distanciando de su posible base electoral sin poder construir una nueva.
Los espacios electorales a los que creo AP puede apelar son dos. Por un lado, lo que podemos llamar Belaunde I, el progresista, un centro crítico. Cuando uno conversaba con Valentín Paniagua encontraba eso, un opositor al neoliberalismo, a la vez que durísimo con ‘los rojos’. Por otro, el espacio Belaunde II, más conservador y cercano al modelo económico.
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Alfredo Barnechea en la elección pasada apeló al Belaunde I y le fue bastante bien. Sus posiciones públicas lo han alejado de esa posición, me parece. Pero podría buscarse un invitado que ocupe dicho espacio. Raúl Diez Canseco sería un claro ejemplo del segundo tipo de candidato. Muñoz, si se lanza, estaría un paso más al centro, pero todavía en esa órbita de derecha.
Me parece que más futuro tiene un candidato centrista, pues pelear el voto de centro desde la derecha es muy difícil. Pero más allá de lo que yo crea, lo que es obvio es que las posiciones del Congreso los alejan de ambos espacios. La lampa no será atractiva para un votante mesocrático si se vuelve populista y peor si se llena de escándalos de gastos en la dirección del Congreso.
En días pasados Barnechea y Diez Canseco han enviado una dura misiva conjunta a la bancada en la que piden que dejen de lado sus posiciones maximalistas, lo que ha motivado una disputa interna en la bancada. El rumbo actual es suicida para la candidatura del partido y así lo ha entendido el liderazgo. Otra cosa es que le hagan caso.
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