(Foto: Presidencia)
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Redacción EC

Por Mávila Huertas

El 25 de julio del 2016, tres días antes de abandonar Palacio de Gobierno, Ollanta Humala recibió el oficio 2256-2016-EF/13.01, que remitía para el trámite correspondiente, es decir, su firma y promulgación, el proyecto de decreto supremo que aprobaba parámetros para la aplicación de la Norma XVI del Título Preliminar del Código Tributario. Se trataba de una herramienta legal que, en concordancia con los objetivos expuestos por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), iba a ser de gran utilidad para atacar prácticas elusivas.

Entonces, la OCDE ya había advertido que las economías en vías de desarrollo perdían 90 mil millones de dólares anualmente por evasión y elusión de impuestos. Y el ex presidente de Estados Unidos Barack Obama había señalado que el verdadero problema estaba en la legalidad de tales prácticas. Según citó la BBC en abril del 2016, Obama llamó la atención sobre “un espiral insidioso” de empresas ‘offshore’ en paraísos fiscales, a través del cual las compañías jugaban con el sistema, burlándolo y atentando contra la economía global.

Eran días de transición cuando el entonces titular del MEF Alonso Segura presentó la norma ante el despacho presidencial. Lamentablemente, Humala optó por dejarla en ‘stand by’, según dijo en ese momento, atendiendo a un pedido expreso del presidente electo y de quien luego se convirtió en su primer ministro de Economía y Finanzas, Alfredo Thorne. ¿Por qué?

Se arguyó que la norma estaba incompleta y que podía ser mejorada sustancialmente; no obstante, veinte meses después, el gobierno ha hecho poco o nada para frenar el avance de la elusión de cuello y corbata. Lo que es más grave, la anécdota cobra especial relevancia después de hacerse público un extracto de la declaración de Kuczynski ante la Comisión Lava Jato que investiga sus vínculos con Odebrecht, en que PPK admite que recurrió a una ‘offshore’ para eludir impuestos en Estados Unidos durante la supuesta venta de su casa.

“¿Para qué le vamos a pagar al Tío Sam y al señor Trump un montón de plata que está aquí en el Perú y no es ilegal?”, habría dicho, según la nota de la agencia Reuters. Una afirmación que a los abogados del presidente no les ha movido un pelo porque, en efecto, parece no haber nada ilegal en la operación financiera. Eludir impuestos no es un delito, pero sí una sacada de vuelta a la ley. Y es que existen dos formas de burlar al fisco. La más burda es la evasión, la más sofisticada la elusión, propia de quienes tienen la capacidad de diseñar una arquitectura financiera lo suficientemente sofisticada para “borrar” el rastro del dinero.

La norma promovida por Segura atacaba el problema y afectaba directamente los intereses de empresarios con un perfil muy similar al que hoy nos revela Pedro Pablo Kuczynski. ¿Acaso por esto él y su equipo le han dando largas a la lucha contra las elusiones tributarias?
En medio del mercado persa de votos en pro y contra de la vacancia, no está de más hacer un poco de memoria.

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