Aunque la propuesta arrancó desde el 2001 con sus iPod, fue seis años después que Apple le dijo al mundo que los audífonos deberían ser de diseño simple, y por supuesto, de color blanco.
Aunque la propuesta arrancó desde el 2001 con sus iPod, fue seis años después que Apple le dijo al mundo que los audífonos deberían ser de diseño simple, y por supuesto, de color blanco.
Bruno Ortiz Bisso

Muchos coinciden en que el mundo de los smartphones cambió con la aparición, en el 2007, del primer iPhone. Todos querían uno, pocos podían tenerlo. Por eso, otros fabricantes empezaron a tomar al dispositivo de la manzana como su modelo a seguir. Pero no fue solo su innovador diseño de pantalla táctil y solo un botón en el frente lo que marcó tendencia. Ahora también todos querían tener audífonos de color blanco. Si no puedo tener un iPhone, por lo menos que parezca que lo tengo.

Solo basta hacer un breve ejercicio de memoria para recordar que hasta ese momento los audífonos que incluían los fabricantes eran de color negro, con cables de muy poca resistencia y -muchas veces- con esponjitas negras, que si se perdían dejaban casi inutilizable a estos accesorios por lo incómodo en que se convertía su uso.

Aunque la propuesta arrancó desde el 2001 con sus iPod, fue seis años después que Apple le dijo al mundo que los audífonos deberían ser de diseño simple, con cable de goma y, por supuesto, de color blanco. Y el mundo le hizo caso.

Hace tres años, junto con el lanzamiento del iPhone 7, la empresa de Cupertino decidió cortarle los cables a sus EarPods, darles conectividad Bluetooth y convertirlos en AirPods: auriculares inalámbricos con batería incorporada, que vienen con un estuche que también sirve de cargador. Muchas críticas recibieron. Hoy, en el 2019, cada vez más fabricantes (tanto de dispositivos móviles como los especializados en temas de audio) adoptan ese concepto.

Esta semana Apple ha lanzado su tercera versión, los AirPods Pro (aunque nadie está seguro exactamente a qué hace referencia ese apellido). Las novedades son una ligera modificación en el diseño, la inclusión de puntas de goma intercambiables y la inclusión de la tecnología de cancelación activa de ruido. Todo eso podrá ser tuyo por solo US$249 (en Estados Unidos). ¿Realmente vale la pena?

NUEVO Y NO TAN NUEVO

Los audífonos de Apple se caracterizaron por ser siempre una sola pieza de plástico, que se coloca sobre la concha de la oreja (ese espacio donde se encuentra el canal auditivo exterior). A este tipo de audífonos se conoce como earbuds, porque descansan en la parte exterior del oído. ¿Cuál es el problema con este tipo de diseño? Que no realizan una cancelación de ruido adecuada. La bulla exterior se suele colar y el usuario, en su afán de concentrarse más en lo que está escuchando, eleva cada vez más los niveles de volumen del audio.

Físicamente los AirPod Pro tienen varias diferencias en comparación con la versión anterior. Son más cortos (disminuyen de 4,05 cm a 3,09 cm de alto), pero a la vez crecen ‘de lado’. Es decir, si ponemos los audífonos de perfil veremos que los AirPod de la generación anterior medían 1,65 cm y los Pro miden 2,18 cm.

El cambio de diseño también se nota en el estuche. Ahora no es tan alto y estrecho (4,43 cm x 5,35 cm x 2,13 cm), sino un poco más achatado y ancho (6,06 cm x 4,52 cm x 2,17 cm).

Los auriculares, que ahora tienen el bastón un poco más corto, presentan un orificio en la parte exterior y se les ha agregado una punta a la que se le coloca una almohadilla de goma, la cual puede intercambiarse para mayor comodidad del usuario.

Las almohadillas de goma son imprescindibles para que funcione el sistema de cancelación de ruido, pues al ingresar al canal auditivo externo generan una mayor sensación de aislamiento. Y es por esa razón que esta versión de AirPods deja de ser conceptualmente un earbud para convertirse en un canalphone.

Pero los AirPod Pro cuentan con un sistema de cancelación activa de ruido. Ahí en donde -además de las almohadillas de goma- entran en juego esos orificios en la parte exterior que mencionábamos antes. Son en realidad micrófonos que analizan el ruido del exterior y determinan qué tipo de frecuencia opuesta deben usar para cancelarlo.

Hasta acá todo bien, pero son varios los fabricantes que desde hace ya un buen tiempo emplean las puntas de goma para mayor comodidad y aislamiento, así como la tecnología para cancelar el ruido de manera activa, incluso con funciones que le permiten al usuario determinar qué tanto ruido exterior percibir según las actividades que está realizando. Entonces, como sucede con los iPhones desde hace unos años, una vez más los aparatos de Apple están poniéndose al día con las tendencias que ya sigue el resto de la industria.

En cuanto a autonomía, los nuevos audífonos de Apple prometen hasta 4,5 hora de reproducción continua con la cancelación activa de ruido funcionando, y la capacidad de alcanzar las 24 horas de batería usando el estuche para las recargas. Además esta vez sí presentan resistencia al sudor y al agua.

COSTO Y BENEFICIO

Ponerse a discutir sobre la calidad de la reproducción de audio de estos nuevos AirPod Pro puede ser ocioso. ¿La razón? Es que si bien pueden existir marcas de audio especializadas con productos de muy alta gama y muy buenas especificaciones, todo dependerá finalmente del gusto del usuario.

No se puede negar que estas nuevas características que han recibido los auriculares de Apple los ponen nuevamente en la lucha frente a sus competidores y, especialmente para los fanáticos de la marca, los hacen más atractivos. Pero ¿están bien pagados esos US$249 por estos aparatos?

Aquí es donde entran las justificaciones más personales. Sobre todo los fanáticos de la marca comprenden ese sobreprecio cuando se trata de un producto Apple. Saben que sus productos son deseados por muchos, pero que sus precios los hacen prohibitivos para la mayoría. Saben que pagan por un ecosistema de ciertas características, por una manera de hacer las cosas… casi por una forma de vida.

Otros saben que por ese mismo precio (o quizás menos) pueden conseguir audífonos con las mismas o hasta más características en diferentes marcas, algunas de ellas especializadas en el tema del audio.

Lo que me queda claro es que, tal como sucedió con los smartphones, otro producto más de Apple ha pasado de marcar la pauta a seguir la tendencia. Pero hay algo que sigue sin cambiar: todavía hace falta que Apple lo haga para que sea popular.

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