Fue el abuelo de los Moro que la inició a finales de los años 30, cuando se dedicó a elaborar vino y a la agricultura en general. Entonces, la bodega producía 5 mil cántaros de vino.
Fue el abuelo de los Moro que la inició a finales de los años 30, cuando se dedicó a elaborar vino y a la agricultura en general. Entonces, la bodega producía 5 mil cántaros de vino.
Cristina Vallarino

José Moro, presidente de la bodega Emilio Moro, acostumbra a decir “si te gusta el vino, ya sabes de vinos”. Hace poco recibí la visita de su hermano, Javi, encargado de la gerencia comercial (exportan a 55 países). Con él tuve una grata conversación.

En pleno corazón de la Ribera del Duero (España), en el pueblo de Pesquera, se encuentra la bodega Emilio Moro, en manos de la tercera generación de la familia y nominada en el 2016 por la Revista Wine Enthusiast como la mejor bodega de Europa.

Fue el abuelo que la inició a finales de los años 30, cuando se dedicó a elaborar vino y a la agricultura en general. Entonces, la bodega producía 5 mil cántaros de vino. Cada cántaro contiene 16 litros y los arrieros compraban 1 cuba de 200 o 300 cántaros. También vendía vino a los agosteros, que eran los que cosechaban la uvas; estos, bebían unos 3 litros de vino al día para mantener el vigor y soportar el calor. En ese tiempo, el vino que se elaboraba ya era reconocido como el mejor de la zona.

Su hijo, Don Emilio Moro, junto con la tercera generación deciden, en 1989, acogerse al Consejo Regulador de la D.O. Ribera del Duero. Este consejo evalúa el proceso agrícola, la elaboración y el etiquetado del vino, como garantía de calidad. Así, para ser “crianza”, un tipo de vino, ha de tener un envejecimiento de 24 meses con al menos 12 en barrica; el “reserva”, 36 meses de envejecimiento con al menos 12 en barrica; y el “gran reserva” con 60 meses de envejecimiento con al menos 24 en barrica.

El mayor valor de la bodega Moro, son sus viñedos. Tienen majuelos (campos) de hasta 90 años de antigüedad. La etiqueta “Valderamiro” se elabora de un viñedo del año 1924 y el “Finca Resalso” de un campo sembrado cuando nació Emilio Moro, hace 83 años.

El “Malleolus” lo hacen del campo más antiguo. Cada cepa no rinde mas de 1Kg. de uva, unos 4 racimos, con suerte, pero con altos perfiles de antocianos y polifenoles, que le dan gran calidad.

Hoy en día, tienen 300 hectáreas propias y otras 300 en explotación.

El año 1989 lanzan su primer “Crianza” Emilio Moro, que es enviado a un concurso en cata ciega, con notario y 100 sumilleres, organizado por la Revista Vino y Gastronomía y es elegido el mejor vino de toda España. Al año siguiente lanzan el Emilio Moro “Reserva”, que vuelve a ganar el premio, cosa nunca vista en España. Así de ser una bodega prácticamente desconocida, a una que da que hablar en todo el país.

Hacia el año ‘89, deciden ir alejándose de las normas de etiquetado del Consejo Regulador y así, el año ’94 desaparece el “Emilio Moro Joven” y nace el “Finca Resalso”; el año ´98 desaparece el “Emilio Moro Reserva” y nace el “Malleolus” y el año ´99 desaparecen el “Emilio Moro Crianza”, “Emilio Moro Reserva”, para tener tan solo un “Emilio Moro” que es hoy en día, el representativo de la bodega. En el 2000 lanzan el “Valderamiro” de unas cepas del año 24, a 850 msnm de suelo arcilloso, que le da al vino potencia, estructura y personalidad. El 2002, el “Sanchomartín” de un campo de 1964, de 1 hectárea, de suelo blanco, secano que le da al vino elegancia y mineralidad.

De esta forma la bodega es mas libre de hacer un vino de autor. Los han seguido en este camino, vinos como el Alion, el Pago de Carrovejas y el Aalto, entre otros.

La bodega Moro tiene dos grandes objetivos: llevar la uva Tinta Fina a su máxima expresión y en segundo lugar, expresar el terroir.

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