El seleccionador de Argentina, Jorge Sampaoli, en rueda de prensa. (Foto: Reuters)
El seleccionador de Argentina, Jorge Sampaoli, en rueda de prensa. (Foto: Reuters)
Gisella López Lenci

En estos tiempos de , y también en las Eliminatorias, emergió un placer culposo. Ver en You Tube eternos videos de cómo los periodistas argentinos, sobre todo los de , diseccionaban a su selección. Y, sobre todo –lo siento–, cómo se retorcían de rabia ante la eliminación temprana del equipo.

Y no porque a uno le guste ver sufrir al prójimo, sino porque los periodistas deportivos argentinos –cancheros como siempre– han sido muy histriónicos en manifestar su desazón absoluta ante este equipo dirigido por , al mismo tiempo en que confiaban en llegar a la final por una simple razón: es Argentina, che.

–que cae espeso, sí; pero no deja de decir varias verdades, también– lo apuntaba: “Entramos al Mundial por la ventana, entramos a los octavos de final por la ventana. Somos Argentina y nos creemos una potencia mundial. ¿Pero qué es Argentina ahora futbolísticamente hablando?”.

Y es que, como suele pasar, las victorias, aunque sean con las justas, minimizan los errores y magnifican los aciertos. Apenas la selección albiceleste le ganó a de manera angustiosa, los programas deportivos se llenaron de confianza, cuando días antes denunciaban una guerra interna irreparable entre el técnico y los jugadores.

El Mundial sigue, pero las preguntas sobre qué pasó con su selección continúan ad infinitum. ¿ se va de la selección? ¿Cuándo se va Sampaoli? ¿Cuándo contratan a ? ¿A qué hora llega Simeone? ¿Pueden clonar a ?

Mientras siguen hallando respuestas, el placer culposo continúa. Felizmente desde este modesto país futbolero, nosotros estamos un poquito más acostumbrados a la derrota.

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