Matías Cillóniz es esa clase de compañía con la que uno se puede servir una copa de vino, pestañea, y de pronto está abriendo la tercera botella. El nuevo Mó va más o menos por ahí.
En mayo de 2016, Cillóniz debutó en la escena gastronómica al frente de un espacio que bautizó como Molle –cambiaría luego a Mó– y que habilitó dentro de una galería barranquina. Fue un éxito casi inmediato y la fama llegó temprano, en el sentido más literal: su brunch se posicionó como el mejor de la ciudad en un momento en el que muchas mesas competían por ofrecer la popular comida que reúne el desayuno con el almuerzo. Había más que eso, por supuesto. Lo que no hubo fue tiempo para seguir probando. Este no es el lugar para hablar de los detalles sobre el cierre de Molle; sí para decir que escapó de las manos de su cocinero. Las cosas pasan por algo, es lo que dicen, y a veces conviene creerlo.
Más de un año se dedicó Matías a hacer pruebas en su casa antes de abrir nuevamente el espacio que sigue llevando su sello. El locro (S/ 32) que acaba de incluir en su menú de agosto era un almuerzo recurrente durante aquel tiempo. El concepto en Mó se siente esta vez más maduro, íntimo; al mismo tiempo conserva su esencia y concepto. Todo eso es bueno. Lo que aquí se encuentran son platos donde dos o tres ingredientes definen el rumbo que toma la receta. Hay respeto por el producto. Hay conocimiento e investigación. Se sirve cabrito (S/ 54) porque contamina menos que una vaca. Se ofrece cabrilla (S/ 43, cocinada entera y luego bañada en reducción de vino y mantequilla) porque es saludable para el cuerpo y también para los mares. Los frejoles se acompañan de pota (S/ 24) porque el pulpo está sobreexplotado. Para el desayuno, hay camote hecho waffle (S/ 20) porque es un carbohidrato que resulta beneficioso casi a cualquier hora, pero más al inicio del día. Todo cambia muy rápido aquí, siempre según la estación y lo que el campo mande. La sorpresa también es parte de la experiencia.
Mesa completa
Una de las cosas más interesantes sobre Mó es la variedad de vinos por copa que hay disponibles cada semana (desde S/ 15). Van variando, pero al menos hay dos blancos y dos tintos diferentes: de chardonnay a passerina, pasando por albariño, torrontés, verdejo, tempranillo o pinot noir. Evidentemente, también pueden salir en botella.
Si alguna le gustó para probarla nuevamente en casa, Mó también tiene un mercadito donde venden sus vinos, mieles, granolas y bocados para llevar, como sánguches, pasteles o ensaladas.
El brunch se llena. Vaya temprano o espere con paciencia.
MÁS INFORMACIÓN
- Dirección: Angamos Oeste 1146, Miraflores
- Horarios: Martes a viernes de 7:30 a.m. a 11 p.m. / sábados de 8:30 a.m. a 11 p.m. / domingos de 8:30 a.m. a 5 p.m.
Brunch: martes a viernes de 7:30 a.m. a 12 m./ S-D de 8:30 a.m. a 3 p.m. - Contacto: 986-006575.