Lejos de lo que muchos puedan pensar, Alessia Rovegno Cayo no es solo maquillaje, moda y perfección. La joven de 24 años –flamante ganadora del certamen Miss Perú– atesora aún el sueño de convertirse en profesora de educación inicial, recuerda vívidamente las tardes cantando con su tía Fiorella [Cayo] y confiesa que sin el baile tal vez no tendría la seguridad y el desenvolvimiento que la caracterizan hoy en día.
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Aunque pertenece a la Generación Z (los nativos digitales), las redes sociales no forman parte de su centro, factor que le ha ayudado a lidiar con los comentarios negativos que, es consciente, la rodean. En el celular lleva una fotografía polaroid de su novio, el deportista Hugo García, y los profesionales que la acompañan –maquilladora, peinador y estilista– aseguran que no deja que nadie se vaya de su casa sin probar alguna de las delicias que se hornean en la panadería de su papá, Lucho Rovegno, en la tradicional calle Dos de Mayo, en San Isidro.
La modelo cuenta a Somos qué personas son su cable a tierra en el mundo del glamour, qué tanto le afectan los comentarios en redes sociales y qué la representa, más allá de ser la joven que carga con la brillante corona de Miss Perú.
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—Creciste en una familia de artistas. ¿Sientes que que de algún modo eso moldeó tu camino en la misma dirección?
Vengo de una familia de artistas por el lado de mi madre. Ella siempre me ha inculcado la música, por ella aprendí a tocar guitarra y piano. Desde chiquitas nos hacía cantar, nos incentivaba a aprender de instrumentos musicales e ir a clases de baile. Creo que lo único que no hice fue asistir a clases de teatro, pero lo demás sí. Así me formé y a los 14 años me di cuenta de que era algo que me gustaba demasiado.
—¿Hubo un momento en particular en que lo sentiste?
Si, recuerdo que nos reuníamos [junto con su hermana, Arianna] con mi mamá y mi tía Fiorella para cantar. Era superdivertido. Nos imaginábamos en un show, nos poníamos tops y faldas de colores y bailábamos. A los 14 también me volví mejor con la guitarra, y eso fue lo que me impulsó a cantar más y a componer.
—¿Qué sueño habrías perseguido si el mundo artístico no fuese tu destino?
Siempre soñé con dedicarme a la educación inicial. En un momento pensé que ese sería mi destino. Compartir con niños me llena el corazón, me hace feliz genuinamente. He trabajado con ellos desde el colegio, en actividades extracurriculares. Ahí fue donde descubrí que podía ser mi vocación, pero al final la vida me llevó por otro camino, el del modelaje.
—En una ocasión comentaste que incluso llegaste a estudiar para ser maestra de inicial...
Sí, lo empecé a estudiar, pero no pude terminar la carrera por mi trabajo en Nueva York, que era muy demandante. Lo dejé a la mitad. Sin embargo, hoy en día soy parte de una ONG [Bridges] y trabajo con niños. Eso me permite continuar en contacto con ellos y apoyar de cierta forma. Además, el Miss Perú también es una plataforma que me abrirá puertas para servir. Es algo que no pienso abandonar.
—El trabajo de voluntariado se volvió más visible en el marco del Miss Perú, ¿pero ya lo habías hecho desde antes?
Así es. Me involucré desde el colegio. Desde pequeña, con mi hermana hacía voluntariado. Con Bridges ya llevamos ayudando unos cuatro años, más o menos.
—Debes haber visto de cerca la realidad de muchos niños en el país. ¿Has sentido que tuviste una infancia privilegiada?
Siempre he sido consciente de mi posición. Estoy agradecida de haber podido acceder a una educación de calidad y disfrutado de ciertos privilegios. Por eso mismo tomo con responsabilidad hacer algo por la infancia vulnerable desde mi lugar, y mientras pueda apoyaré con lo que esté a mi alcance.
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—¿Cómo ves el panorama y en qué te enfocas más a la hora de ayudar?
Considero que primero hay que enfocarse en los recursos y accesos que tienen los niños en el país. Por ejemplo, no se puede hablar de educación en general, cuando aún hay niños que ni siquiera acceden a ella por distintos motivos. Por ahí hay que empezar.
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—Eres una figura pública. ¿Qué te conecta a tierra cuando los reflectores se apagan?
El baile me conecta conmigo misma. Compartir con mi familia y mi enamorado también es esencial. Mantener el balance es algo que trabajo a diario con esos recursos.
—Los comentarios negativos no faltan en las redes. Incluso, se han exacerbado durante el Miss Perú. ¿Cómo sobrellevas esto y cuidas tu salud mental?
Creo que cuando decides meterte en este mundo tienes que ser consciente de que van a haber personas con distintas opiniones, positivas y negativas, y hay que respetarlo. Yo tomo las críticas constructivas para crecer y mejorar. Pero las destructivas, la verdad, prefiero ni leerlas. Elijo enfocarme en mis objetivos y no dejar que ningún comentario mal intencionado se interponga en eso, aunque a veces sea complicado.
—Hay algo que mucha gente olvida con las figuras públicas como tú: piensan que de pronto al ser tan mediáticas, el corazón y las emociones quedan de lado...
Sí, es verdad. Yo solo pido empatía. Sé que las críticas siempre van a existir. Felizmente me han educado y criado para ser emocionalmente fuerte y hay cosas que no me terminan afectando. Sin embargo, hay personas a las que comentarios como los que me llegan a mí todos los días sí les podrían afectar. Y mucho. Alguna gente no sabe el daño que hace con el bullying. Sobre todo con el cibernético, que toma cada vez más fuerza con las cuentas falsas creadas solo para atacar. Falta darnos cuenta de que la única forma de avanzar es apoyarnos, no destruirnos.
—En esa línea, ¿te es fácil desconectarte de redes y quedarte en modo ‘avión’?
La verdad que sí. Desconectarme de redes no me genera estrés, y creo que es porque desde el principio he establecido bien mis límites con ellas. Eso también ayuda a que equilibres tu salud mental. De todas maneras. En el día siempre tengo un tiempo sin Internet. Sin Instagram, mensajes ni otras apps. Simplemente me enfoco en disfrutar con mi familia, mi enamorado y mi entorno en general. Y es que, en realidad, esos son los momentos más importantes de la vida, que a veces uno deja pasar, por ser sencillos y cotidianos.
—De cara al Miss Universo, y sabiendo que tu coronación no ha sido ajena a la controversia, ¿en qué te encuentras enfocada hoy por hoy?
Ser Miss Perú es una responsabilidad y un compromiso que no solo tengo con el país, sino conmigo misma. Quiero que sepan que me estoy preparando mucho y estoy dispuesta a darlo todo por la corona. Hay muchos proyectos que se vienen con la organización del certamen. Ir al Miss Universo y tener la posibilidad de representar al Perú es inspirar a otros y aportar de una manera positiva a la sociedad. //
ALESSIA ROVEGNO, SU OTRA MITAD
“Alessia y Vambina” es el dúo musical conformado por las hermanas Arianna y Alessia Rovegno. Su primer sencillo original, Nada serio, ya cuenta con más de 115 mil visitas en Spotify y fue producido por la reconocida agrupación de cumbia Hermanos Yaipén. Sobre este proyecto, Alessia comenta que poder compartirlo con su hermana es algo muy especial. “Creo que no hay nada más lindo. Tenerla a mi lado es lo máximo, además que para nosotras la música no solo es una pasión, sino un trabajo, y tenerla como compañera me da tranquilidad y me aterriza en medio del ajetreo”. Hace unas semanas, además, ambas celebraron el primer millón de reproducciones del cover Tú en YouTube. Para estar al tanto de sus novedades en el plano musical, puedes seguirlas en IG y Tiktok como @alessiayvambina.
TRAS LA CORONA DEL MISS UNIVERSO 2022
Llevar la corona de Miss Perú es un compromiso que va más allá de la belleza. Con ella, Alessia Rovegno también se convierte en embajadora del país, distinción con la que promueve diversos proyectos sociales. A través de la ONG Bridges, apoya proyectos comunitarios que van desde la construcción de aulas de estudio hasta la entrega de ayuda para niños en zonas vulnerables. mientras tanto, se alista para el Miss Universo 2022, a realizarse en diciembre de este año. como parte de su día a día, recibe clases de oratoria, pasarela y makeup. //