Cuando en febrero del 2019, luego de un intenso debate, se lanzó el reglamento sobre el manejo del cannabis como planta medicinal, Andrés Vázquez, presidente de Cann Farm, ya tenía elaborado un plan de negocio en este campo, basado en años de investigaciones. Y es que en varios países del mundo su uso medicinal era una realidad. El primer paso fue crear la empresa, luego comprar un fundo con el apoyo de inversionistas y construir un laboratorio farmacéutico en dicho terreno. “Para muchos era una locura porque nada garantizaba que nos iban a dar la licencia”. Pero la consiguió.
Luego de una primera cosecha exitosa, el fundo prepara por estos días la siguiente campaña de cultivo. “Vamos a probar nuevas genéticas que trajimos, altas en THC, pues hay muchos pacientes que necesitan productos con ese compuesto para tratar el cáncer. Y la deberíamos poner a prueba los próximos meses”, señala Vázquez.
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El CAMINO AL CULTIVO ASOCIATIVO
En todo este tiempo, trabajar con las asociaciones de pacientes ha sido crucial. Ellas compartieron información del camino previo para que se diera la ley. Uno de sus principales reclamos es la publicación del reglamento del cultivo asociativo. En julio del 2021 se anunció que la ley se iba a modificar, pero ha pasado un año y no sale.
La ley permitirá a asociaciones de pacientes inscritos en un registro oficial el cultivo, procesamiento, transporte y almacenamiento de cannabis y sus derivados con fines únicamente terapéuticos. Como anota el diario Gestión, pese a que la marihuana medicinal y sus derivados como el aceite de cannabis habían sido legalizados en el 2017, el acceso a los productos continuaba siendo dificultoso para los pacientes porque muy pocas farmacias lo comercializaban.
COMPETENCIA CON EL MERCADO ILEGAL
El negocio va bien. La producción de derivados está siendo distribuida a través de diferentes farmacias y se ha podido registrar y distribuir productos terminados a base de cannabis, luego de la importación de semillas desde Colombia. “Todos han sido resultados positivos que se deben al equipo muy comprometido que tenemos”, añade Andrés.
Sin embargo, hay una frustración muy grande para esta joven industria, y es que la mayor parte de cannabis que está disponible es ilegal y la proporción es enorme. “Lamentablemente, es una competencia desigual, porque quienes deberían estar fiscalizando son las autoridades, las mismas autoridades que nos exigen a nosotros cumplir con un marco regulatorio muy estricto. Es una situación muy frustrante y vergonzosa”.
El principal problema de la industria formal es la competencia de los ilegales. Ante la aparición de proveedores de cannabis sin autorización –que están poniendo en peligro a la joven industria–, es necesario que los consumidores adquieran los productos de farmacias autorizadas.
La relación de farmacias con licencias para cannabis está disponible a través del portal de la DIGEMID.
LA FARMACIA DE LA ESQUINA
Otra historia es la de QF Farmacia Magistral, la cadena más grande del Perú en su rubro. “Le ofrecemos al médico, además del portafolio terapéutico tradicional, alternativas innovadoras con tratamientos individualizados”, recalca la química farmacéutica Lucy Soto.
¿Cuál fue la visión de la empresa cuando se legalizó el cannabis para uso medicinal?
Desde que se legalizó el cannabis en nuestro país, la visión de esta empresa de fórmulas magistrales fue brindar acceso a cannabis medicinal de calidad y romper el estigma dado por años a dicha planta.
Actualmente, más de 10 mil pacientes requieren con urgencia el uso del aceite de cannabis para el tratamiento de sus enfermedades, según la Digemid. Sin embargo, si la industria crece, podría beneficiar a 7 millones de pacientes a nivel nacional, según el Centro de Estudios del Cannabis de Perú.
Esta peculiar farmacia que trabaja según las necesidades de cada paciente cuenta con más de 501 referencias de principios activos y excipientes para la elaboración de preparados farmacéuticos. “Estamos en capacidad de elaborar y dispensar fórmulas individuales en geles, cremas y soluciones tópicas en un tiempo aproximado de 45 minutos, y para otras formas farmacéuticas, el tiempo varía de acuerdo con la formulación”, se ufana Lucy.
En otros países como España, Brasil y Paraguay, por citar algunos, la individualización del medicamento es parte de su cultura y eso ha ayudado mucho a mejorar la calidad de vida del paciente.
¿Ya tenemos la capacidad de hacer bebidas, alimentos o golosinas con esta planta a pesar de que aún no hay leyes para producirlas?, me animo a preguntarle. “Capacidad y talento hay, pero en el Perú solo está aprobado el uso del cannabis para fines terapéuticos”. //