Luego de una ardua jornada en el trabajo o la universidad, no hay nada mejor que llegar a casa y ser recibido por un compañero de cuatro patas que, con su amor incondicional, es capaz de revertir hasta el peor de los días. Pasearlo por el parque, ver televisión acurrucados en el mueble o jugar con él son, pues, situaciones que suelen relacionarse a mascotas convencionales. ¿Creería si le decimos que puede realizar todas esas actividades (y más) con animales como los erizos de tierra?
A Rosa Bonilla le tomó tiempo. De niña, como es natural a esa edad, anhelaba tener un perro. “Mi vecina tenía uno y en lugar de que ella me pague por pasearlo, yo le pagaba para sacarlo”, recuerda aún entre risas. Cuando se independizó, supo que no podía adoptar un can porque sabía que pasaría la mayor parte del día sin compañía y eso la devastaba. Dice que se interesó por estos adorables mamíferos gracias a una amiga cercana, que ya tenía un erizo de vientre blanco como mascota. “Lo que me convenció de tener un erizo, además de que son supertiernos, es que son nocturnos. Llego del trabajo entre las 6 y 7 p.m. y puedo interactuar con ellos. Ese combo funcionaba perfectamente”.
Así, Major Tom (en homenaje al personaje de la canción Space Oddity, de David Bowie) llegó a su vida en abril del 2017. Dos meses después, creó un grupo en Facebook (Erizos en Lima) para compartir su experiencia. “Al inicio había cinco personas, de las cuales una era mi mamá y otra una amiga [risas]”. La comunidad, al igual que su familia, fue creciendo. Al año siguiente, el hermano de una amiga viajaba al extranjero y no tenía con quién dejar a Lola, una eriza –de entonces tres años–. De inmediato, decidió adoptarla.
La convivencia entre sus dos erizos era bastante buena, hasta que Rosa notó algo distinto en Lola. “La veía gordita, tenía un olor distinto. En realidad, todo era distinto en ella. Un día, me acerco a su casita y veo viruta con sangre. Escarbo y Lolita estaba echada con cuatro cositas que parecían lengüitas”. El veterinario le explicó que su eriza había quedado preñada (su periodo de gestación es de un mes) y esas ‘lengüitas’ eran sus crías. “Me dijo que espere cuatro semanas para volver a acercarme a la casa. Cuando abrí, solo una quedaba viva –la pequeña Ziggy– y ya había salido a explorar el mundo”.
-HANS, EL ERIZO-
Al igual que Rosa, Hans Meliton también quería un perro en casa; sus papás, no. Por problemas de espacio, tuvo mascotas pequeñas como tortugas y peces. “Empecé a investigar en Internet, en ese entonces en blogs, y encontré que los erizos no requieren tanto espacio”. Era mediados de 2005 cuando su papá le trajo de Estados Unidos un erizo africano, de coloración pigmea, a quien llamó Hans, por El narrador de cuentos.
“Mi papá empezó a viajar más y como Hans tenía tres años, quería que tenga descendencia. Trajeron una eriza y tuvo la primera camada. Sabía de amigos a quienes les gustaban las mascotas y se los regalaba, así que opté por ese camino: buscar un dueño responsable”, agrega el estudiante de Medicina Veterinaria. Como sus erizos tenían más crías, decidió implementar en 2010 un criadero cerca de casa, en Los Olivos.
Las redes sociales, admite, han jugado un papel importante en la difusión de su vivero. “Hay mucha gente que me escribe queriendo un erizo. Antes de eso pregunto: ¿tienes paciencia? Este animal requiere de bastante paciencia y eso es crucial para saber si va a estar en buenas manos”. Otra forma de cerciorarse de que los animales vayan a un hogar donde los quieran es mediante encuentros que organiza junto a Dr. Plumas Veterinaria de Mascotas Exóticas.
Rosa Iraola y su familia asistieron al evento en octubre pasado. “Mi hijo quería a toda costa una mascota, pero un perro es mucha responsabilidad. Comencé a investigar en Internet y el erizo me pareció manejable. Fuimos al evento por Halloween y Hans me convenció”.
El primer contacto con la pequeña Skittle, como con todo erizo, fue complejo. “Al cuarto día la quise devolver. Le decía a Hans que ella no se dejaba agarrar, se hacía ‘bola’ y yo quería un animal sociable. Él nos mandó videos explicando cómo sostenerla. Nos dijo que no usemos guantes ni medias porque ella debe reconocer nuestro olor, porque son animales que se guían por el olfato”.
Cada fin de año, la familia de Rosa suele pasarlo en el club Palmas (Asia). Skittle, ya más sociable luego del contacto diario por 30 minutos, se sumó al viaje. “Había muchos fuegos artificiales y, como quise protegerla, le puse una colcha al interior de un táper grande. Parece que no aseguré una esquina y se escapó”. Tras su desaparición, alertaron a los agentes de seguridad de los balnearios aledaños. En el mundo virtual, la situación era otra. Una usuaria publicó en Twitter una foto de la eriza e hizo un llamado a sus seguidores para viralizarlo y dar alerta a sus dueños.
“La encontramos después de tres días y medio en Cocos. Cuando la recogimos, sus patitas estaban superrojas, había caminado cerca de cuatro kilómetros. Desde esa experiencia, está mucho más sociable. Aunque ahora ya nos conoce, reconoce nuestra voz. Como si nos hubiera elegido de nuevo”. //
xxx
OPINIÓN
HEIDI PAIVA
Fundadora de Proyecto Libertad, asociación animalista
-----------------------
La vida no tiene precio
Si las personas quieren tener un compañero (porque no usamos el término ‘mascota’), un integrante más de la familia –que así debe verse–, hay muchísimos animales (incluidos erizos, hurones, conejos, etcétera) que están esperando un hogar y, lamentablemente, tienen que ser sacrificados porque no se adopta. Todo animal que es comprado termina siendo víctima del abandono. Tema que ya está pasando, por ejemplo, con los hurones. A Proyecto Libertad han llegado denuncias de hurones abandonados, atropellados en plena vía. Con erizos aún no, pero ya he visto anuncios de venta. Si le pones precio a una vida, no lo vas a tratar como lo que es: un ser que tiene capacidad de sentir. Lo vuelve tan comercial que, si se te dificulta tenerlo, lo regalas porque desde un inicio lo viste como un objeto. Nosotros, como asociación de defensa de los derechos animales, estamos en contra de todo tipo de venta. Esto esconde, además, un mercado negro de crianza de animales para venta. Lamentablemente, por falta de legislación, uno no tiene forma de verificar que los animales vengan de un sitio adecuado. Al final, los que siempre terminan sufriendo son ellos.