A la altura de la estación Pumacahua del tren eléctrico, donde una cadena de montañas grises se presenta cubierta de neblina y viviendas, se encuentra la zona Inca Pachacútec de Villa María del Triunfo. Subimos una cuesta y el paisaje comienza a cambiar. Debajo de unas inmensas torres de alta tensión y cables por donde suena el paso de la electricidad, hay grandes parcelas de tierra con huertos intensamente verdes, luminosos, con tomates, lechugas, poros, plátanos, rabanitos, beterragas y decenas de vegetales listos para ser cultivados por los vecinos y vecinas.
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Una de ellas es Gregoria Flores. Ella nació en Arequipa, Majes, en tierra de camarones, ganado, cebollas, frutas y arroz. Salía a la chacra con su padre, cada uno montado en su yegua. Nunca pasó hambre hasta que llegó a Lima. “Aquí todas las vecinas teníamos sobrecarga familiar, el sueldo de los esposos no alcanzaba. Comencé a vender cachangas y así conocí a gente con más necesidades que yo, y quise ayudar. Hace 20 años todo esto era un basural, había delincuencia. Con las vecinas nos unimos y comenzamos a sembrar papas”. Y no pararon.
De la mano con la empresa Isa Rep, propietaria de la concesión del terreno y las torres de alta tensión, implementaron el proyecto Huertos en Línea. La empresa gestiona capacitaciones constantes, brinda semillas y apoya en todo lo necesario para el desarrollo de este programa que beneficia a 700 familias de Villa María del Triunfo y San Juan de Miraflores. El municipio también se ha involucrado. Ha dado puntos de agua para regar y organiza ferias para vender estos productos agroecológicos. Gregoria, vecinas y vecinos, muchos de ellos adultos mayores, apuestan por la agricultura urbana.
A cada familia se le ha asignado entre 100 y 300 m2 para trabajar, según la cantidad de integrantes. Así, se han recuperado 40 mil metros de terreno. Ellos preparan sus propios insecticidas con rocoto, ají y ajos. Estudian y nutren la tierra, reciclan el agua de los vegetales que lavan para reforzar sus nutrientes, usan un buen abono y generan sus propias semillas. Todo es ecológico. Saben que deben incluir plantas polinizadoras, así como cercos vivos con plantas aromáticas para espantar plagas.
Siembran y cultivan todo el año según sus estaciones, aunque ahora, por el calentamiento global las cosas han cambiado: “Debería haber mucha humedad y estar lloviendo, estaríamos con chompa”, afirma Gregoria. “En vez de regar dos veces por semana, lo hacemos tres o cuatro, se requiere más agua y aparecen más plagas”. Para ella, ser agricultora urbana no solo es sembrar, es organizar y educar a sus hijos. Sus cultivos no solo son una gran satisfacción, gracias a ellos pudieron sobrellevar la pandemia y mejorar la canasta familiar. Junto a sus vecinos, cosechan principalmente para su consumo y venden en los mercados y ferias, con lo cual mejoran su economía.
Huertos frente al mar
En Magdalena del Mar está sucediendo otra revolución vegetal frente al mar. Vecinos y vecinas, con el apoyo de la municipalidad, le sacan el jugo a un terreno del malecón Grau. José Mejía, vecino de larga data en Magdalena, es el líder de esta iniciativa. Cuando él nació, hace 70 años, el distrito estaba lleno de eucaliptos y frutales, y, de alguna manera, una vez jubilado, quiso volver a esa Magdalena verde que conoció de niño y se capacitó con cursos y talleres de manera independiente. Así inició su propio huerto en casa. Este año buscó el apoyo del municipio y este les facilitó el espacio, fertilizantes, abono y logística para el biohuerto del malecón Grau.
Ahora, participa un equipo de 30 vecinas entusiastas y bien organizadas, ellas mantienen sus 14 bancales (largas macetas de madera que se construyen sobre el huerto) y cumplen sus propias funciones. Para el aniversario del distrito, tuvieron su primera cosecha: “Sembramos para que coincida con el aniversario de Magdalena. Repartimos 98 lechugas, 120 acelgas y aromáticas entre los vecinos y vecinas”, recuerda Mejía. Ha sido tan exitoso este proceso que la Municipalidad les otorgará más espacio y llegará a medir media hectárea. “Queremos que los vecinos participen y lo repitan. Estamos hablando de espacios públicos, de crear conciencia ambiental y sembrar esperanza”.
Arturo López, asistente de investigación y desarrollo del programa de hortalizas de la Universidad Agraria, destaca los beneficios de los huertos urbanos: “Aseguras un alimento cien por ciento libre de cualquier contaminante, lo ves crecer y puedes surtir verduras a las personas de menos recursos para paliar la desnutrición”.
En su huerto, también han vivido en carne propia el impacto del calentamiento global: “Las altas temperaturas retrasaron la campaña de zanahorias, pues la semilla no puede germinar a más de 25 grados. Las lluvias ‘raras’ trajeron enfermedades y las plantas no crecían”.
La naturaleza nos está hablando, debemos escucharla, ayudar y ayudarnos a nosotros mismos. //
-Yolanda Loayza, agrónoma de la Universidad Agraria de La Molina, recomienda que antes de iniciar un biohuerto en casa se analicen los espacios y la luminosidad: “Un espacio reducido no es un limitante, puedes tener jardines verticales y optimizarlos con técnicas de cultivo”.
-Aconseja también asegurarse de tener semillas certificadas y de alto nivel de viabilidad. Es ideal comenzar sembrando hortalizas de hoja como lechugas, albahacas, acelgas, espinaca, berros, cebollita china o repollo porque demandan menos luz que las hortalizas de fruto como tomates, berenjenas, zucchini, que requieren mayor espacio y luminosidad.
-Como macetas sugiere utilizar cajas forradas, jabas de frutas, reutilizar plásticos y cartones de huevos para crear almacigueras (espacios pequeños donde las semillas crecen).
-Para los almácigos es importante la tierra. La semilla debe nacer y crecer en una buena tierra con materia orgánica (compost o humus de lombriz no deben faltar en la huerta). Se puede complementar con tierra de chacra.
-“Un huerto puede ser significativo en la economía del hogar”, nos dice Loayza, quien ha dictado talleres a mujeres de ollas comunes. Encuentra sus consejos y próximos talleres en su cuenta de Instagram @biohuertos.
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