Desde que empezaran con sus talleres de arte y circo para niños y jóvenes en el lejano 1984, La gente de La Tarumba había mostrado una forma sostenida y creativa de hacer pedagogía, a través de ejes centrales como el juego, el afecto y la creatividad. Esto, combinado a la experiencia adquirida en todo ese tiempo, les permitieron desarrollar un método de enseñanza reconocido, el cual impartieron de forma presencial hasta que nos llegó el COVID-19.
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