La mañana del 5 de febrero de 1966 los kioskos de periódicos de la ciudad de Arequipa exhibían en una de sus portadas a un Pelé coronado como monarca, que sonreía sobre el gramado de un estadio desde donde se divisaba, en el horizonte, el copete nevado del volcán Misti. Esa caricatura en primera plana del matutino Correo, hecha por el artista ‘Fico’ Molina, era el recordatorio de que el Santos, el equipo de fútbol más poderoso del mundo en ese momento, llegaba por la tarde a la Ciudad Blanca con su constelación de estrellas brasileras para jugar un partido amistoso contra la escuadra local del FBC Melgar. “¡Bienvenidos Rey Pelé y tu Corte!”, era el título que acompañaba a ese dibujo del ídolo en pantalón corto y chimpunes. Pelé era el emperador del balompié que tenía rendido a sus pies a todo el planeta, incluido, a los orgullosos hinchas arequipeños.
La expectativa por el partido del día siguiente era enorme: casi todas las localidades del estadio Melgar estaban vendidas. Todos quería ver desde la tribuna la magia de Pelé y su séquito que tocaba y tocaba con elegancia la pelota. Respecto a los locales, el cariño de la hinchada era enorme, pero no había muchas esperanzas de sus posibilidades en la cancha. Días antes, como parte de la gira de verano, Santos ya había empatado en Lima 2-2 con Universitario de Deportes y goleado 4 a 1 a Alianza Lima, el campeón vigente del torneo profesional peruano. La evidente superioridad técnica y física de los albos hacía tambalear la confianza de los más fieles fanáticos del ‘dominó’.
Sin embargo, esa tarde de 1966 los rojinegros, que por entonces aún disputaban la Copa Perú y pugnaban para dejar los torneos amateur, le arrancaron un empate 1-1 a los bicampeones de la Copa Intercontinental. En esa hazaña, uno de los héroes fue el goleador Eduardo ‘Patato’ Márquez, que anotó el gol que ya quedó grabado en la historia del club rojinegro. Esta crónica es un homenaje a este ídolo que falleció el último lunes a los 76 años debido a una infección pulmonar, y cuyo legado ahora habita en el corazón de la hinchada del ‘domino’.
MIRA TAMBIÉN: Jugamos como Nunca – Ep. 4: Chorri, el jugador que sí merecía un mundial | Podcast
EL PARTIDO SOÑADO
El domingo 6 de febrero a las tres de la tarde empezó el partido entre Melgar y Santos. El estadio Melgar, que podía recibir a 15 mil personas, estaba abarrotado. Todos pensaban que iban a golear a los locales, incluso los jugadores. “Fue una cosa extraordinaria para mí y casi toda Arequipa. Venía Pelé y el Santos, un equipo que goleaba en Argentina, Paraguay, en Lima. Ese equipo se ‘paseaba a los equipos’ y vino acá a jugar frente un Melgar que era amateur en ese tiempo, todavía no éramos profesionales”, recordó Eduardo Márquez hace dos meses, en una entrevista que le hicieron en el programa “Minuto 90”.
En el primer minuto de juego —según relatan los diarios de esa época—, Santos armó un rápido ataque, luego de que Pepe le arrebatara el balón a un rival. Del Vecchio recibió el pase de Pepe, pero su disparo falló, a pesar de que se encontraba solo ante el arco arequipeño.
Después del susto, ‘Patato’ Márquez tomó el balón y con sus amagues burló al defensor Mauro. El goleador ingresó dentro del área e hizo un tiro rasante hacia el arco que custodiaba Claudio. A pesar de que el portero estaba vencido en el piso, Santos se salvó del primer gol debido a que el tiro chocó en el vertical derecho del arco.
Luego de ese embate, el Santos modificó su esquema de juego y empezó a lanzar centros al área rival al ver que Pelé era férreamente marcado por los zagueros Armando Palacios y Hélard Delgado. En el minuto 28, Pelé se liberó unos segundos del reglaje y, tras recibir un centro de Toninho, anotó de cabeza. Sin embargo, el gol fue anulado por el árbitro porque había hecho una carga ilícita contra un rival.
Siete minutos después, vino el gol de Melgar. ‘Patato’ Márquez recibió un pase de su hermano Oscar Márquez y metió un tiro limpio al ángulo izquierdo de la portería. En marzo de 2015, le pregunté a don Eduardo, en su casa del distrito de Socabaya, cómo había sido esa jugada que le dio el triunfo momentáneo a Melgar frente al poderoso Santos. Pero, a poco de cumplir 71 años, ya no recordaba exactamente ese instante. “Han pasado casi 50 años, imagínate compadre como voy a saber todo lo que pasó ese día”, respondió entrecerrando sus ojos y arrugando la nariz.
Sin embargo, unos años antes, el delantero le contó al periodista Leandro Espinoza, en una crónica que se publicó en el diario El Pueblo, que ese gol fue producto de una jugada hilvanada, de pases rápidos y largos. “Uno de mis compañeros me metió un pase en callejón de derecha a izquierda y a la carrera disparé al arco y gol, el estadio explosionó”, contó esa vez el goleador de Melgar con un poco más de memoria.
Los brasileros habían venido a Arequipa con el propósito de golear pero no pudieron. “Parece que se confió mucho Pelé, cuando les hice el gol, recién apretó el acelerador”, recordó don Eduardo hace unas semanas. En el segundo tiempo, Toninho marcó el empate para el Santos, pero luego no se movió más el marcador. La férrea defensa capitaneada por Armando Palacios y la ofensiva impulsada por las gambetas endiabladas de ‘Patato’ impidieron que los campeones de América se llevaran el triunfo. “Melgar bajó de su pedestal a Santos”, titulaba una de las crónicas que se publicaron en los matutinos al día siguiente. En otra de las columnas un reportero anotaba lo siguiente sobre el resultado: “Una igualdad que jamás ingresó en el cálculo de las probabilidades, un nivel que para los efectos del equipo local tuvo y tiene sabor a triunfo y a historia”.
Esa hazaña y otras que conseguiría Eduardo Márquez a lo largo de su carrera (fue figura en el Melgar que subió a Primera tras ganar la Copa Perú en 1971, y anotó más de 190 goles, incluidos los que le hizo a Amadeo Carrizo de River Plate y al Dinamo Moscú de Lev Yashin) no le hicieron creerse un divo. Había orgullo por lo conseguido con sudor, pero no altanería.
“Toda la vida la humildad debe estar por delante. ¿Qué gano yo siendo un petulante? Porque a la hora que caes, ¿quién te levanta? Te pisotean más todavía. Entonces, la humildad es lo más lindo que puede tener una persona, por más grande que sea”, me dijo en una entrevista en 2019.
LA FOTO PERDIDA
El vínculo de ‘Patato’ con Pelé y ese partido inolvidable no terminó con aquel gol. Esa tarde de 1966, antes de comenzar el encuentro, le tomaron una foto junto a la estrella del Santos dentro de la cancha. En la imagen ninguno mira hacia la cámara: Pelé tiene los ojos hacia arriba y la boca entreabierta, inquieto por el alboroto que lo rodea. En cambio, el goleador arequipeño observa hacia a un costado, como si estuviera vigilando lo que sucede en las tribunas. No está nervioso por tener al lado a una súperestrella, incluso, parece pensativo. “En ese momento estaba concentrado en el partido que iba a empezar, ni me fijé en lo que estaba pasando cuando la tomaron”, me contó en 2015.
Estaba tan concentrado en ubicarse en la cancha y salir a buscar los goles para su equipo, que Márquez ni se enteró que lo habían retratado junto al ídolo brasilero. Días después, sus amigos y familiares le comentaron que el retrato había salido en los diarios, pero no pudo obtener una copia. Varias veces, incluso, buscó a los fotógrafos que trabajaban en el estadio para que revisaran sus archivos, pero nadie tenía rastro de la imagen.
Tuvo que pasar casi medio siglo hasta que ese retrato llegó por fin a sus manos. Un domingo de 2013, Hernán Valencia, conductor del programa radial “Minuto 90” y curtido periodista deportivo, llegó al estadio Melgar para cubrir los partidos de esa jornada en la Liga del Cercado. En la puerta le avisaron que alguien le estaba buscando. Era un oyente del programa que le contó que hace años tenía una foto en blanco y negro (“muy valiosa”, según decía), que podía interesarle. “¡Era la foto de Pelé con ‘Patato’ antes del partido. Por la emoción, ni siquiera le pregunté quién era este hincha. Le agradecí y la guardé rápidamente en mi maletín que cargo a todas mis comisiones”, cuenta Valencia.
Al domingo siguiente, Hernán divisó a ‘Patato’ Márquez en la tribuna del estadio Melgar, en donde disfrutaba los partidos de la Segunda División. Él, que ya lo había entrevistado decenas de veces, sabía que siempre se sentaba en la tribuna de occidente, arriba, en la primera grada detrás del palco oficial para estar más cerca de las barras. Desde ahí, se ponía a alentar al Deportivo Temperley, el equipo en donde jugaban sus hijos. El periodista se acercó al goleador, sacó la fotografía y se la entregó.
— Maestro, le tengo un regalo para usted —le dijo.
Al ver la imagen que creía perdida para siempre, ‘Patato’ se emocionó.
— ¿De dónde has sacado esto Hernancito? La he estado buscando por años— respondió, mientras le mostraba esa enorme sonrisa que soltaba siempre en las entrevistas.
Valencia dice que ese obsequio era la única forma que tenía de agradecerle al futbolista todas las alegrías que le había dado a la ciudad. “A un grande hay que regalarle lo mejor. Cuando hablas de Universitario, tienes a Lolo Fernández, cuando hablas de Alianza Lima, está Alejandro Villanueva. Si hablas de Melgar, tiene que ser ‘Patato Márquez’, no hay otro. Del corazón de la hinchada nadie te saca. Cuando la gente te quiere e idolatra, no hay nada que hacer. Y ‘Patato’ a donde iba era la estrella”, explica Valencia, ahora que el ídolo ya no está.
Desde ese día en que Hernán le regaló la foto, siempre que se cruzaban en la calle ‘Patato’ le recordaba el gesto. “Te agradezco porque con esa foto la gente se vuelve loca (…) Es el recuerdo más grande y te lo agradeceré hasta los últimos días”, le dijo el goleador la última vez que lo entrevistó en su programa.
Tiempo después, esa fotografía fue ampliada y pintada a colores por un amigo de la familia. Y ahora se encuentra en una de las paredes de la sala de la casa de don Eduardo. Cuando uno ingresa a su hogar una de las primeras cosas que mira es esa escena enmarcada de dos grandes futbolistas a punto de enfrentarse en un partido histórico.
Un año después de que obtuviera la foto, don Eduardo tuvo un gesto de agradecimiento con Hernán, que también refleja su gran humildad. Una mañana al terminar una conferencia de prensa que se había convocado en el local del club Melgar, ‘Patato’, que había ido a la actividad como invitado, se le acercó al periodista y le pidió que posaran juntos para la cámara.
— Hernán — le dijo sonriendo el goleador —. Ya me tomé una foto con Pelé, ahora me tengo que sacar una contigo.