“Me gustaría que el sarawja llegue a ser Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Se trata de un género musical y danza originaria de los distritos de Cuchumbaya, San Cristóbal-Calacoa y Calmas, en Mariscal Nieto, en Moquegua. Tiene que ver con la celebración de las primeras cosechas; esta es una zona muy poco visitada del Perú, pero extraordinariamente hermosa. El expediente para su postulación a Unesco está listo, lo hicimos con la comunidad, espero que no quede trunco”, dice Soledad Mujica Bayly (Lima, 1954), escoltada por una gran tabla de Sarhua que decora la sala de su departamento en Magdalena.
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La experta prosigue con detalles, fechas, colores, ritos. Escucharla hablar sobre las costumbres o el arte popular de nuestro país es una experiencia mucho más emocionante y precisa que teclear en el buscador de Google. Muy pocos conocen, como ella, sobre estos saberes en el Perú.
La experta, quien por 15 años ocupó la Dirección de Patrimonio Inmaterial del Ministerio de Cultura (Mincul), hizo noticia hace poco debido a su intempestiva destitución. Lo que ella explica líneas arriba tiene que ver con un proyecto que estaba encaminando cuando le dijeron que no iba más.
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Se adujo que no reunía los requerimientos profesionales según una ley, dada en febrero, aplicable a funcionarios de libre designación y remoción, es decir, para “personal de confianza”. Lo curioso es que el suyo no lo era, sino más bien un puesto de carrera, que está en el organigrama de la cartera. Su remoción originó protestas por parte de artesanos, comuneros, académicos y especialistas del sector, convencidos de que esto responde más a una treta política.
Por si algunos no lo saben, en su gestión se logró que más de 300 expresiones sean declaradas (y salvaguardadas) como Patrimonio Cultural de la Nación; que se obtuvieran nueve de once declaraciones de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad; así como la creación de la más importante feria de arte popular del Perú, Ruraq Maki. Días después de la tormenta, Somos conversó con ella.
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—Un grupo de artesanos protestó debido a su remoción del cargo y el respaldo a su gestión ha sido notorio. ¿Esperaba esto?
Me conmueve mucho. Artistas populares que viven alejados, sin Internet, se han movilizado para grabarme un video y mostrarme su cariño. Sé que han hecho cartas al presidente de la República, a ministros. Lo agradezco infinitamente.
—¿A qué cree que se debe su salida?
A lo que todo el mundo ha dicho, no yo: habría un interés por el cargo de parte de una sobrina de la vicepresidenta de la República. El rumor circulaba hace tiempo. Recursos Humanos me dice: “Señora Mujica, renuncie porque si no deberemos sacarla del cargo y va a quedar mal”. Yo les dije: “Creo que quien va a quedar mal es quien firme la resolución que me saca del cargo”. Todo el tiempo intenté hacer un trabajo de perfil bajo. Fuera de la foto, sin dar discursos.
-¿Qué tan complicado ha sido trabajar en el Mincul con tanto cambio de ministro?
Mucho. Hay que explicarle a cada nuevo ministro la relevancia de cada programa, hacer que se prendan, que no lo corten. En el Perú, es tremendo el problema de la falta de continuidad, el poco respeto por la institucionalidad. Recuerdo un ministro del gobierno anterior que quiso terminar con Ruraq Maki. Lo convencí con argumentos sólidos. Cuando vio que no iba a ceder, me pidió que le cambiara de nombre. Con eso decía “esto es mi gestión y no sigo la anterior”. Ruraq Maki es la marca emblema del Mincul, asociada al arte tradicional y a los conocimientos ancestrales, si le quitas el nombre…
-¿Le preocupa que Ruraq Maki no siga más?
La edición de julio ya está lista, no hay vuelta atrás. Lo que me preocuparía es que continúe sin los estándares de calidad que se han trabajado por 15 años. En Ruraq Maki, el artesano tiene un rol protagónico y quienes presentan allí sus trabajos son seleccionados rigurosamente. Velamos y batallamos por pagar el viaje a Lima de quienes no pueden. Hay que destinar presupuesto para traerlos, capacitarlos, apoyarlos, contactarlos...
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—Sobre todo porque vienen a expandir su red de trabajo.
Así es. Ruraq Maki los pone en vitrina, hace posible que vayan a ferias internacionales, que hagan webinars o talleres virtuales. Toman cursos. Se contactan con el mundo. Diseñadores de la capital hacen alianzas y colaboraciones con ellos. Me alegró ver en Casacor este año un espacio para el coleccionista, donde se muestra cómo es posible unir lo tradicional con el diseño moderno.
—¿Qué tiene que resolver con urgencia el Mincul?
Se tiene que hacer un enorme trabajo de sensibilización con la ciudadanía. En el Perú no se comprende el valor del patrimonio cultural. Hablamos del turismo, ¿pero estamos cuidando lo que los turistas vienen a ver? El patrimonio inmaterial es importante porque es lo que nos representa como sociedad: quiénes somos, de dónde venimos. Y cada año se le reduce más el presupuesto al ministerio… Los peruanos tenemos que exigir que se salvaguarde el patrimonio con recursos, mecanismos y leyes.
—¿Volvería alguna vez al ministerio?
Cuando haya otro gobierno, sí. La gente me dice: “Por qué no te enfocas en el sector privado. Si hubieras hecho Ruraq Maki con particulares, serías millonaria…”. Trabajar en el ministerio implica lucha, pero también un placer porque puedes servir a las comunidades y a la gente. Y eso es espectacular. //
La feria de arte popular tradicional se fundó en el 2007. Cada año fue recibiendo mayor acogida del público hasta convertirse en una de las ferias más esperadas de la capital. Fue su tienda digital la que permitió que los artesanos no fueran a pérdida durante la pandemia (https://tiendasvirtuales.ruraqmaki.pe). Este año se realizará del 21 al 31 de julio en la sede del Ministerio de Cultura, en San Borja.