Cincuenta años atrás Luis Bedoya Reyes inauguró la última de sus sedes oficiales: el Mercado Central Ramón Castilla. Lo hizo un 8 de julio con una construcción de ocho pisos y cámaras frigoríficas, la misma que terminaría de configurar un núcleo comercial que se extiende más allá de los diez mil metros cuadrados que ocupa el edificio. En la Lima de 2017 el Mercado Central es Mesa Redonda y es Capón. Es todos ellos y es uno solo.
“Esto ha estado siempre en el mismo lugar”, sostiene el historiador Henry Mitrani. “La idea de mercado moderno tal y como la entendemos hoy no existía hasta antes del siglo XIX. La gente compraba en las plazas. El principal centro de abastecimiento de la capital fue la Plaza de Armas, hasta que San Martín trasladó a los vendedores a la plaza ubicada frente al Congreso”, añade. Fue Ramón Castilla –de ahí su nombre actual– quien inspirado en los conceptos de urbanismo europeos designó un espacio a algunas cuadras de ahí, en el Convento de la Concepción, para la construcción del primer mercado de la capital. “Ello involucraba, por primera vez, criterios de higiene y organización para los productos”, continúa Mitrani. Aquella obra se mantuvo operativa hasta que una epidemia de peste bubónica en 1905 hizo que fuera demolida. La que le siguió resistió hasta 1964, cuando un catastrófico incendio la trajo abajo. En ese mismo terreno se levantaría, tres años después, el edificio que perdura al día de hoy y que acaba de cumplir medio siglo.
Descubra el homenaje al emblemático Mercado Central de Lima por su 50 aniversario este sábado en Somos.