"El Verano del Amor", por Pedro Suárez-Vértiz. (Ilustración: Nadia Santos)
"El Verano del Amor", por Pedro Suárez-Vértiz. (Ilustración: Nadia Santos)
Pedro Suárez Vértiz

La década de los 60 fue el apogeo de uno de los movimientos contraculturales más reconocidos mundialmente: los hippies. Estos se caracterizaban por vivir de acuerdo con un sencillo lema: “paz y amor”. Muchos creen que surgieron en protesta contra la guerra de Vietnam. Pero ellos ya existían como una reacción inevitable al aplastante y homogenizador sistema norteamericano, que prácticamente definía tu estilo de vida desde que nacías hasta que morías. La canción folk de protesta, el espíritu de los artistas beatniks y hipsters, más toda una ideología de restablecimiento de lo étnico y ecologista, fueron sus bases desde principios de los 60.

La práctica de la vida pacífica y la sexualidad sin compromiso los hizo célebres. Eran también estereotipados como nómades y consumidores de alucinógenos. Este uso de psicotrópicos fue lo que dio pie a la estética colorida y onírica que tanto les caracterizaba. Hubo entonces dos corrientes culturales muy fuertes en los 60, el rock n roll y el hippismo, y estaban a punto de juntarse y producir el mayor cortocircuito contracultural de la historia.

Si juntamos las palabras “rock” y “hippie”, da como resultado “Woodstock”, el celebre concierto multitudinario de 1969. Pero ya en el verano de 1967 se celebró el primer gran festival de rock de la cultura hippie: Monterrey Pop. Este año se cumplen 50 años de aquel evento en California. Aquel clave momento histórico en la música popular fue llamado el “Summer of Love” pues consagró la aparición de un nuevo rock . Dos años atrás, los Beatles habían dado por concluida su etapa pop para experimentar con algo más distorsionado y adaptado a las nuevas influencias culturales. Así nacen los novedosos álbumes Rubber Soul y Revolver.

Otros artistas que recibieron gran acogida durante el verano del amor, y por ende un impulso para ser reconocidos globalmente, fueron The Mamas & the Papas, Canned Heat, Buffalo Springfield, Jimi Hendrix, Steve Miller Band, Otis Redding y Janis Joplin. El primer álbum de The Doors también tuvo la suerte de ser lanzado en ese momento.

En el Verano del Amor, San Francisco se convirtió en la capital de la música. Por ello la canción simbólica de aquel momento es indudablemente San Francisco, de Scott Mackenzie. Este tema promovió el “Summer of Love”, hecho madre que dio lugar al festival de Woodstock en 1969.

Para medir la influencia de aquel movimiento revolucionario que eran los hippies, el “Summer Of Love” no hizo ningún tipo de publicidad extraordinaria para atraer al público. Los jóvenes simplemente no se resistían a probar esta nueva experiencia, guiada básicamente por la buena música y la práctica del amor libre. Esta liberalidad sexual era considerada como un acto de generosidad y propagación de espiritualidad. Todos querían tener sexo y experimentar buena música ya sea bajo drogas con efectos psicodélicos o estando lúcidos. Todos querían libertad y contagiar al resto.

El Verano del Amor marcó un antes y un después en la importancia de los jóvenes para una sociedad. Antes se ignoraba su aporte cultural. Hoy no. Aquella psicodelia tuvo muchísimas ramas que influyeron hasta hoy en géneros tan lejanos como la actual música electrónica. Es más, se intentó recrear el “Summer of Love” en el Reino Unido aprovechando la cultura “rave”. Pero históricamente no dejó huella, pues lo único que compartía con el original Verano del Amor de 1967 fue la gran convocatoria de jóvenes de todos lados para extasiarse de música, sexo y drogas. Fue un fallido intento de emular el optimista ambiente del hippismo de 1967. Histórico periodo que por ignorancia –la cual ya no existe– hizo que los hippies caigan en promiscuidad y drogadicción.

Algunos álbumes que sobresalieron producto de la histórica fusión del rock y el hippismo en aquel verano fueron Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, de los Beatles; The Piper at the Gates of Dawn, de Pink Floyd; Between the Buttons, de los Rolling Stones; The Who Sell Out, de The Who; y Are You Experienced?, de Jimi Hendrix. Los hippies pasaron de moda, pero dejaron bien instalada su bandera de amor en todas las artes. No en vano la última frase de la última canción del último disco de los Beatles dice: “Al final, el amor que obtienes es exactamente igual al amor que diste”. 

Esta columna fue publicada el 16 de setiembre del 2017 en la revista Somos.

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