Lluvias torrenciales, ríos que se desbordan, huaicos devastadores y un calor insoportable. Desde hace unos meses vivimos estos fenómenos naturales que, según el Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci), han dejado el saldo de 84 muertos, nueve desaparecidos y más de 47 mil damnificados.
Se trata del ciclón Yaku y, apenas vamos asimilando sus efectos, ya se habla de un inminente fenómeno de El Niño; una situación que nos remonta seis años atrás cuando El Niño costero golpeó el país, pero para algunos expertos esto podría ser peor.
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Aun con tecnología moderna, nos siguen dejando en jaque. Además, a pesar de la sorpresa (muchas veces aterradora) que hoy en día nos provocan, estos fenómenos son tan repetitivos que hasta los antiguos peruanos los conocían muy bien y sabían cómo enfrentarlos.
¿Con qué tecnología contaban las antiguas civilizaciones? ¿Qué hacían? ¿Cómo se protegían? Y es que a las antiguas culturas se las suele asociar con una vida mística, alejada de la ciencia, y sus logros han sido minimizados o atribuidos incluso a los extraterrestres.
Para el arquitecto Yoshio Cano primero se debe comprender su cosmovisión. “La visión de las antiguas sociedades era otra. Estaba en armonía con la naturaleza. Por lo tanto, la ciencia y tecnología desarrollada tenía que ir con esa visión, a no depredar. Por eso el tema religioso era muy importante. No estaba disociado de lo científico como ahora”, indicó el jefe de la unidad de museografía y diseño arquitectónico de la zona arqueológica de Caral.
En comunicación con El Comercio señaló que esta manera de pensar se podía traducir en ideas como que “los recursos naturales hay que respetarlos porque son como seres divinos”. Por ejemplo, la idea de Pachamama, que es la madre Tierra. Pero Cano también explicó que cada época tiene su cosmovisión, si se prioriza el consumo, el individualismo, los niveles de desarrollo... ¿Cuál crees que será nuestra cosmovisión?
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Conocimiento y tecnología
Sí, los antiguos peruanos contaban con tecnología y sabían muy bien lo que estaban haciendo para enfrentar los mismos fenómenos naturales que hoy sufrimos.
“Yo llegaría a la conclusión que sí han tenido algún tipo de estudio para mitigar esos impactos. Hemos visto en la práctica que ellos han sobrevivido a varios Niños (en referencia al fenómeno de El Niño) y ahí están las evidencias que se pueden estudiar y, bueno, aprender quizás un poco de ello”, dijo Ingrid Ccoyllo, jefa del departamento de tecnología digital de Tecsup.
Para la investigadora ha habido un aspecto científico que los ha llevado a crear infraestructura fuerte, “no es una cuestión improvisada o estrictamente religiosa y que ha habido tal vez un ensayo-error por lo que han logrado mitigar el impacto”.
Pero no solo atendieron fenómenos climáticos. La más antigua civilización de América contó con un sistema antisísmico para sus edificaciones. Se trata de las shicras, un tipo de bolsa tejida a base de fibra vegetal (junco, cabuya o totora) que contiene gran cantidad de piedras o mortero, Podían alcanzar los dos metros de diámetro. Eran colocadas entre los muros. Así lograron que la la fuerza sísmica pueda ser absorbida o diseminada porque se acomodaban entre sí. Podían resistir la fuerza sísmica.
Algunos ejemplos están en Caral, civilización con más de 5 mil años de historia, asentada en el valle de Supe, y que dio origen a otras culturas. “A través de las investigaciones arqueológicas vemos que ellos conocían muy bien su territorio. Tal es así que se puede ver desde la ubicación de los centros urbanos. Vemos que la ubicación es sumamente estratégica. No han sido afectados por estos eventos naturales”, indicó Yoshio Cano.
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Esto ha demostrado que los habitantes de Caral tuvieron conocimiento desarrollado en ingeniería, en arquitectura, en urbanismo, planificación. Además, dominaban la astronomía, un factor considerado básico para cualquier civilización.
“Hay edificios que están orientados al atardecer del solsticio de verano y otros están orientados al atardecer del solsticio de invierno. Incluso hay otros que están orientados a los lunasticios. Eso era para ubicarse en el espacio y tiempo. Entonces, conocían las estaciones, cuándo van a llegar las lluvias, cuándo se retiran, cuándo se incrementa la temperatura en otros lados, cuándo puede disminuir, cuando va a crecer el río y puede haber desbordes”, explicó.
En el caso del desborde de ríos, los habitantes de Caral trabajaron con diferentes árboles en torno al río Supe, que incrementa bastante su caudal durante el verano. “Preservaron los bosques ribereños naturales que crecen por varios motivos, uno de ellos es que le servía de contención natural cuando había crecías de ríos”, indicó. Tal como se hace hoy en día con las defensas ribereñas, y que se han visto rebasadas por el fuerte caudal de los ríos.
Y otra vez el cambio climático
En los últimos días se está mencionado bastante al fenómeno de El Niño. Y es que por las altas temperaturas, el Estudio del Fenómeno del Niño (ENFEN) y otras organizaciones climáticas internacionales están en alerta porque los efectos de este fenómeno podrían tener alcance global. Incluso se está relacionado al cambio climático.
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Se trata de una situación difícil que los antiguos peruanos también enfrentaron. Para eso se valieron de su conocimiento de la astronomía y del suelo. El arqueólogo Valdemar Crispín, jefe de la sede Vichama, en la zona arqueológica de Caral, explica que los habitantes recorrieron prácticamente todos los rincones de este territorio para conocer los efectos de estos fenómenos que son cíclicos (se repiten).
“A partir de esas vivencias también han ido viendo la manera de no ser afectados, hicieron construcciones en zonas que no iban a ser inundadas, en partes altas incluso, no afectando los espacios que fueron utilizados para la agricultura, en áreas que, por ejemplo, podrían tener un dominio visual de un amplio territorio”, comentó Crispín sobre esta mirada que podría aplicarse en la actualidad para planificar y evitar el impacto de estos eventos, los millones de soles que se pierden y el costo de vidas humanas.
También se estudia una serie de geoglífos que tenía la función de marcadores astronómicos. Destacan algunos en forma de espiral, por donde se conoce que pasó un aluvión. Además, usaban la zona para ubicar el movimiento de los astros, pero también para plasmar su cosmovisión.
Pero ninguna civilización escapa a la naturaleza. Caral se formó alrededor de los 3 mil años a.C. y tuvo una vigencia de casi 1200 años, mucho más tiempo que nuestro Perú republicano, que apenas si ha pasado el bicentenario. En todo ese tiempo desarrolló tecnología para contar con textilería, agricultura y pesca incipiente. Entonces, ¿por qué desapareció?
“Alrededor de los 2.400 años antes de Cristo (a.C.) se generó un ambiente frío. Y alrededor de los 2.200 años esto estuvo asociado a sequías, inundaciones, tormentas de polvo, entre otros eventos alrededor de todo el mundo. Estas actividades no solamente son locales. Han tenido una repercusión en las diferentes sociedades del mundo, tal es el punto que civilizaciones colapsaron. Dentro de estas se puede incluir a Caral”, indicó Crispín. Se trata de un fenómeno en estudio llamado 4.2K, que tuvo una duración de 600 años.
Es así como el respeto a la naturaleza ha sido clave en las civilizaciones antiguas. Tal vez, si escuchamos a nuestros antepasados podamos enfrentar mejor los fenómenos naturales y no lamentar las consecuencias, como sucede en estos meses.