El proyecto plantea una relación simbiótica entre la industria de producción de hidrógeno verde, donde el oxígeno puro producido de la separación del agua desalinizada y el uso de energía eólica puede ser reintroducido a los cuerpos de agua.
El proyecto plantea una relación simbiótica entre la industria de producción de hidrógeno verde, donde el oxígeno puro producido de la separación del agua desalinizada y el uso de energía eólica puede ser reintroducido a los cuerpos de agua.
/ FRED TANNEAU
Agencia AFP

Bordeado por nueve países del norte de Europa, el mar Báltico sufre la extinción de sus peces a causa de la falta de oxígeno, y con ellos, toda su biodiversidad.

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Dos empresas emergentes y un grupo de científicos europeos apuestan por devolver un poco de vida bajo el agua reoxigenándola, mediante la producción industrial de hidrógeno.

Investigadores de la Universidad de Estocolmo en Suecia, la empresa francesa Lhyfe y una compañía finlandesa, Flexens, están trabajando en un proyecto piloto común llamado BOxHy.

El objetivo es hallar una solución integral a la asfixia que amenaza al mar Báltico, mediante la producción de hidrógeno, destinado a alimentar la descarbonización de la industria en tierra.

El oxígeno presente en los océanos es esencial para la vida: la capacidad de los organismos vertebrados e invertebrados para sobrevivir sin oxígeno es nula, recuerdan los científicos.

“Sin embargo, desde hace más de 50 años, sus concentraciones están disminuyendo”, señala el investigador francés Christophe Rabouille.

La pérdida de oxígeno, indispensable para la vida submarina, puede atribuirse a dos causas principales, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

Por un lado la eutrofización, debido al derrame constante de nutrientes (fertilizantes, purines...) provenientes de tierra firme.

Esos abonos alimentan algas que proliferan en exceso y consumen el oxígeno del agua al degradarse, haciendo la vida acuática imposible a su alrededor.

El segundo factor es el calentamiento de las aguas oceánicas debido al cambio climático.

“Desierto ecológico”

En el corazón del Báltico, un mar semicerrado rodeado por países agrícolas e industriales, “se encuentra una de las zonas oceánicas muertas más grandes del mundo, equivalente a una vez y media el tamaño de Dinamarca; es un desierto ecológico en hipoxia, es decir, donde falta el oxígeno, porque el mar está estratificado y sufre eutrofización”, explica a AFP Alf Norkko, de la Universidad de Helsinki, responsable de la estación zoológica de Tvärminne en Finlandia.

El proyecto BoxHy tiene como objetivo estudiar la viabilidad de inyecciones de oxígeno gaseoso en profundidad, una técnica utilizada en algunos lagos de agua dulce estadounidenses en hipoxia.

“El restablecimiento de las condiciones de oxígeno en las aguas profundas tendría a largo plazo muchos efectos positivos en el ecosistema del mar Báltico”, estima Jakob Walve, ecólogo marino de la Universidad de Estocolmo, asociado al proyecto.

Entre otros posibles beneficios está la ampliación del hábitat de reproducción y alimentación del bacalao.

En junio, BOxHy recibió el apoyo de Naciones Unidas en el marco de un programa decenal sobre el desarrollo sostenible de los océanos.

Un “reconocimiento” que celebra Szilvia Haide, de Flexens, la compañía que coordina el proyecto. Cerca de Estocolmo, Flexens ha identificado tres posibles zonas para la reinyección de oxígeno. Pero queda mucho por hacer antes de empezar a limpiar el mar Báltico.

“Invertir de 20 a 30 años”

Hay que producir el oxígeno de manera limpia y en el mismo lugar donde va a ser inyectado. Ese es el objetivo de la empresa francesa Lhyfe, especializada en la electrólisis del agua para producir hidrógeno verde, es decir, la separación de las moléculas de hidrógeno y oxígeno del agua (H2O), bajo el efecto de una corriente eléctrica.

Lhyfe ha logrado producir hidrógeno en alta mar, a partir de agua de mar desalinizada, durante una experimentación de un año en Le Croisic, en el oeste de Francia, con una eólica marina.

El oxígeno producido por Lhyfe es solo un coproducto secundario, simplemente liberado en la atmósfera. En el mar Báltico se inyectaría en el agua. Queda por determinar cuánto, cómo, a qué ritmo, y medir los impactos en la fauna y la flora.

La segunda fase de estudios de BoxHy, que durará de “cinco a seis años”, debería comenzar en 2025, según Haide. El objetivo es determinar el método de inyección de oxígeno y estudiar las consecuencias sobre el medioambiente y la biodiversidad.

Según los cálculos de Matthieu Guesné, presidente de Lhyfe, serían necesarias una treintena de plataformas en alta mar en el Báltico para reoxigenarlo completamente.

“No es mucho: en una generación hemos visto instalarse un millar de plataformas petrolíferas y de gas en el mar del Norte”, dice a AFP.

La contaminación se ha creado durante décadas, y también habrá que invertir durante 20 o 30 años; no es una solución milagrosa, es un proyecto a muy largo plazo”. Ese tiempo dependerá también de la evolución de la agricultura hacia un uso mayor o menor de fertilizantes.

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