Un periodista de esta casa editora, el cual siempre sigo y aplaudo su trabajo, reveló hace unos días (me ganó por puesta de mano) una problemática aterradora: “los viajes fantasmas”. Es esta modalidad de robo de taxi por aplicativo en Lima. Me había sucedido varias veces. Con mayor frecuencia hace dos años, cuando trabajaba en el distrito de La Victoria, cerca al óvalo Nicolás Arriola. En esa época, las veces que decidía moverme a alguna reunión en Uber o Beat, solicitaba un taxi por aplicativo de estas empresas y curiosamente la unidad que había pedido se quedaba dando vueltas sobre un mismo sitio y nunca llegaba a mi destino.
En nuestra ciudad opera una red de falsos taxistas por aplicativo que realizan carreras ficticias para robar dinero de las tarjetas de crédito de los usuarios de dichas apps.
Cuando descargué el famoso video que estuvo circulando por WhatsApp y que se viralizó hace poco en redes sociales, ese en el que se aprecia una ‘granja’ de celulares que muestran mapas de viajes de taxistas por aplicativo realizando “supuestos” viajes en la pantalla de varios dispositivos móviles regados en una mesa… reafirmé un pensamiento que considero, compartimos la mayoría de peruanos: la ilegalidad se ha vuelto demasiado común en nuestra cultura. Incluso, hay un dicho popular que se ‘reza’ en los momentos en el que nace un producto o cuando una determinada marca lanza un nuevo modelo al mercado. Dice así: “dale dos meses más y ya lo van a haber hecho en Perú”. Obviamente, en referencia a una falsificación o la recreación de alguna copia barata. Lo peor es que muchos peruanos se ríen después de escuchar esa frase que, a la vez, nos sentencia.
“La cultura es música, la cultura es danza…, ciertamente. Pero la cultura es en primer lugar conocimiento y comprensión de la identidad individual, de la identidad comunitaria”, escribió el abogado y reconocido profesor Orlando Leoluca en su libro “Hacia una cultura de la legalidad, la experiencia siciliana”. Ahí, donde cuenta el proceso de transformación de Palermo, la ciudad más poblada de Sicilia (una de las veinte regiones de Italia). La misma que fue azotada por mafias y que logró limpiarse haciendo cumplir las leyes y recuperando su cultura. Durante ese proceso, trabajaron con niños mediante el programa “Adopte un Monumento”, con el que también recuperaron murales, edificios públicos y más. Generaron que los ciudadanos re descubrieran su ciudad para aprender a quererla, a defenderla. Acaso, ¿queremos que los turistas que visitan Lima, lo quieran hacer solo para asistir a ‘El Hueco’ o a Polvos Azules? Sí, para comprar películas ó videojuegos piratas. Se sabe que en distintos foros de Internet y hasta en nuestra misma ciudad se les suele recomendar ello a los que la visitan.
¿Por qué pertenecemos a un país en el que muchas startups o aplicativos no pueden funcionar con normalidad? Las veces que he contado el éxito de Zappos.com, la conocida empresa digital de venta de zapatos online que compró Jeff Bezos, líder de Amazon y que se hizo famosa, entre muchas cosas, porque sus usuarios podían solicitar distintos modelos o tallas de zapatos a su casa y solo quedarse con los que más le acomodaban o gustaban. La mayoría de mis compatriotas que escucha este caso por primera vez coincide: “esa empresa no podría funcionar en Perú porque la gente nunca los devolvería (los zapatos que no quiso) y le daría vuelta al sistema”. Lo mismo pasó cuando Amazon lanzó el video (sobre el servicio aún en etapa de pruebas) donde muestra cómo quieren trabajar con drones para realizar sus entregas. Aquella vez, también leí comentarios y escuché: “En Perú, ni bien el dron baje a entregarte el pedido, la gente se lo robará”. ¿Por qué siempre pensamos así? Acaso esa cultura de la ilegalidad ya es un parásito que tenemos enraizado y no podemos eliminar o aún no hemos encontrado la forma de tratarlo como se hizo en Sicilia con las mafias.
Lo mismo sucede con la ‘granja’ de móviles que ponen a trabajar sin parar y que cuenta con falsos GPS que manipulan las carreras de estos aplicativos que finalmente, nunca llegan a su destino. Ello lo corroboran los más de dos mil comentarios generados en dicho video de El Comercio en Facebook. En nuestro país somos especialistas en quebrar o falsificar sistemas y generar ingresos ilegales. Hace unos minutos llamé a uno de los teléfonos que también se consignaron en una de las fotografías de dicha nota y aún estas mafias siguen operando. Me contestó una señorita y al solicitarle el supuesto trabajo, me indicó: “por el momento nos hemos saturado de choferes Uber y no estamos contratando joven”. ¡Plop!
A propósito de la fusión de Easy Taxi y Cabify Perú (dentro de poco serán una sola App), la gerente de comunicaciones de esta última aplicación de taxi, Pamela Tinedo, comentó que a diferencia de otros aplicativos que operan en nuestro país en los cuales cualquiera puede crear un perfil de usuario (chofer) para operar, hasta uno falso... dijo, que “en diciembre del 2018 Cabify Perú realizó la revisión total de la documentación de los socios conductores activos en la plataforma para hacer la actualización de sus datos en el sistema y verificar que contaran con sus documentos en orden y los conductores que no pasaron por ese proceso quedaron desactivados de la plataforma. Además, este proceso de actualización de datos se ha integrado en el protocolo de seguridad de la empresa y se realiza de forma periódica (cada 6 meses) para garantizar, en la medida de lo posible, la seguridad de sus usuarios”. Es clave que todas las empresas de taxi por aplicativo opten por mejorar la seguridad con revisiones constantes a los perfiles “reales”, así como el servicio (sobre todo manejo) de sus conductores. Solo así podrán seguir protegiendo a sus usuarios.
En esa línea de corrección de flujos de trabajo recuerdo lo manifestado por Richard Branson en libro "El Estilo Virgin" sobre la “generación Y” (nacidos entre 1980 y 2000): “Lo que debemos de hacer es trabajar para propiciar culturas corporativas sin trabas físicas y emocionales, así como crear entornos de trabajo que estimulen la proclividad natural al progreso en medio de la colaboración, también conocida como espíritu de emprendimiento”. Claro, la mayoría de las veces, la cultura de la ilegalidad que reina en nuestro país se cultiva y germina ante la indiferencia, explotación o malos pagos (sueldos). No la defiendo y mucho menos. Pero qué tanto está trabajando el Estado para cambiar esta ‘cultura pirata’ que se reproduce como larvas que se ‘jamonean’ en una comunidad descompuesta. Qué tanto están trabajando las instituciones educativas o empresas privadas para generar una nueva cultura creativa y emprendedora. Que es la única que va a conseguir un cambio drástico en nuestro país.
La otra cara de la moneda se da con aquellos choferes que sí captan oportunidades. Cuando solicitas un taxi a través de una aplicación y el mismo te brinda un excelente servicio (buen manejo, el auto limpio y más). Al menos yo suelo preguntarle si podría realizarme otras carreras más adelante. Hace unos días me quedé sin auto y me topé con dicha situación. El chofer Michael Alvarado, al que felicito públicamente… al hacerle la pregunta de si podría brindarme, en cualquier otro momento, un servicio sin necesidad de solicitarlo a través del aplicativo me entregó una tarjeta muy bien diseñada en la que ofrece: city tours, servicios por hora, traslados al aeropuerto y hasta chofer de reemplazo. Michael entrega factura electrónica (algo que debería de ser normal y parte de nuestra cultura) y además de puntualidad, ofrece comodidad. A eso le llamo “darle la vuelta a favor”, con creatividad y honestidad.
*Sergio Sicheri se desempeña como Jefe del Núcleo de Audiencias del Grupo El Comercio, es gerente general de Brand Wash & Solutions (asesoría en imagen de marca y soluciones digitales). Cuenta con una maestría en Dirección de Marketing y Gestión Comercial en el EOI de España y la escuela de postgrado de la UPC. Ha dictado cursos de marketing digital en la universidad Mayor de Chile, la universidad Científica del Sur y en ISIL.