Nixon saluda a los astronautas de la Apolo 11 durante su cuarentena. (Foto: NASA)
Nixon saluda a los astronautas de la Apolo 11 durante su cuarentena. (Foto: NASA)
Redacción EC

El 5 de agosto de 1969, brindó y sopló las velas de su torta de cumpleaños de una manera insólita. Hacía más de una semana que estaba de regreso en la Tierra. Una vez llegado a Houston , Estados Unidos, tras convertirse en la primera persona en caminar en la Luna, Armstrong celebró junto a sus compañeros del Apolo 11, Michael Collins y Buzz Aldrin , y un reducido grupo de personal de la -médicos, cocineros- del Laboratorio de Recepción Lunar. Aquel festejo, sin embargo, debió haber sido el más extraño de su vida: su familia acompañó la fiesta, pero desde el otro lado de un vidrio. Ese día, al astronauta no pudieron abrazarlo, besarlo o tirarle de las orejas: por haber estado en un mundo desconocido, Armstrong estaba en .

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Medidas como el continuo lavado de manos y el distanciamiento social no son para nada nuevas en el mundo de la exploración espacial. De hecho, las cuarentenas son obligatorias para todos los astronautas antes de partir al espacio. La medida rigieron para Robert Behnken y Douglas Hurley, que abordaron la Estación Espacial Internacional este domingo, tras el intento del miércoles pasado, suspendido por mal tiempo.

Desde la década del 70, la cuarentena vale para todos quienes se aventuran en una misión espacial. Las restricciones antes de un viaje espacial tienen una justificación sencilla: evitar que un astronauta se enferme en el espacio y que pueda contagiar a sus compañeros y, por lo tanto, poner en peligro toda una misión.

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Un resfrío en el espacio

Si bien hoy las cuarentenas forman parte del protocolo previo a cualquier misión, esto no siempre fue así. Las medidas de aislamiento se pusieron en práctica tras una experiencia que puso en alerta a los ingenieros, científicos y médicos de la NASA.

El objetivo de los astronautas del Apolo 7 no era llegar a la Luna, sino probar el sistema de propulsión de la nave en plena carrera espacial. Aquella misión hoy también se recuerda como la primera en lograr una transmisión estadounidense para TV desde el espacio. Sin embargo, en este viaje hubo lugar para un imprevisto: los astronautas abordo del Saturno IB se resfriaron en el espacio.

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Según las conclusiones de los estudios biomédicos posteriores, los astronautas sufrieron una infección respiratoria durante la misión que solo les causó “molestias” y que fue bien tolerada con descongestionantes. Apolo 7, señaló un informe de la agencia espacial estadounidense, fue la primera experiencia de la NASA con enfermedades infecciosas durante el vuelo.

Desde aquella experiencia, antes de cada misión, los astronautas deben cumplir una estricta cuarentena de dos semanas antes de un despegue . Al programa de aislamiento de la NASA se lo conoce como Flight Crew Health Stabilization Program (HSP) y su objetivo es “mitigar el riesgo de aparición de enfermedades infecciosas entre las tripulaciones de vuelo de astronautas en el período previo inmediato al vuelo”.

Durante esta etapa, los astronautas deben estar en lugares especialmente acondicionados para cumplir con el aislamiento. De la misma forma que hoy una de las recomendaciones principales para evitar la infección por SARS-CoV-2 es el lavado de manos, en la NASA una de las principales indicaciones señala que los contactos autorizados de los astronautas no pueden estrechar las manos con ellos, y en caso de entrar en contacto, previamente, deben lavarse con agua y jabón o, en su defecto, higienizarse con líquidos que tengan un contenido mínimo de 62% de alcohol.

Las visitas de los familiares más cercanos de los astronautas solo son permitidas con autorizaciones previas de la NASA y, antes de cada visita, un médico examina a los invitados en busca de cualquier señal de alarma: un chequeo de la temperatura, un examen de garganta, la auscultación de los pulmones forman parte del procedimiento.

Regresos de la Luna y cuarentenas

Con la llegada de los humanos a la Luna, la idea de que nuestro planeta podría ser invadido por extraterrestres adquirió seriedad por primera vez. Claro que en Estados Unidos o en Rusia no pensaban, en aquel entonces, en seres espaciales que pudieran llegar a la Tierra piloteando platos voladores.

Con el primer alunizaje, el aislamiento social y toda una serie de medidas preventivas también se aplicaron a quienes llegaron a nuestro satélite natural en las primeras misiones de este tipo. ¿Por qué? “En ese momento no se sabía si en la Luna podía haber algún tipo de forma de vida que fuera dañina para la vida en la Tierra”, explica el ingeniero aeroespacial argentino Pablo de León, profesor en la Universidad de Dakota del Norte (EE.UU) y especialista en historia de la astronáutica.

Ningún científico podía asegurar, en ese entonces, que en el regreso a la Tierra los astronautas vinieran libres de alguna infección adquirida en la superficie lunar que pudiera poner en peligro a la humanidad e incluso tampoco estaban seguros de que el material recolectado no representara un riesgo para nuestra biósfera.

La misión Apolo 11 terminó oficialmente el 24 de julio de 1969, tras caer en el océano Pacífico el módulo de comando con Armstrong, Aldrin y Collins y las 49 rocas lunares traídas de aquella travesía sin igual. Entonces, los tres astronautas iniciaron su cuarentena de 21 días para prevenir una contaminación por “microorganismos lunares” .

Primero fueron colocados en un contenedor móvil -el Mobile Quarantine Facility, con camas, una cocina y un baño-, completamente sellado, que fue trasladado hasta Houston.

La tripulación del Apolo 11, en cuarentena tras su viaje a la Luna, dialoga con sus esposas Crédito: NASA
La tripulación del Apolo 11, en cuarentena tras su viaje a la Luna, dialoga con sus esposas Crédito: NASA

Armstrong, Aldrin y Collins incluso fueron recibidos por el presidente Richard Nixon en el barco U.S.S. Hornet, aunque con un llamativo detalle: los tres presenciaron la ceremonia y escucharon el discurso oficial sin poder salir de la cápsula de aislamiento.

Una vez en el Laboratorio de Recepción Lunar, debieron mantener comunicaciones y conferencias con un vidrio de por medio.

De aquellos días, la agencia espacial estadounidense señala que los tres astronautas y otros 20 trabajadores del ahora Centro Johnson en Houston fueron examinados diariamente por un grupo de médicos y que incluso dos representantes de la Organización Mundial de la Salud fueron hasta el lugar para asegurarse de que todo marchase bien.

Durante esta cuarentena, Armstrong celebró su cumpleaños con sus compañeros de vuelo y el reducido personal que podía estar en contacto con ellos. Del otro lado de un vidrio protector, las esposas de los hombres que habían hecho historia siguieron el festejo, sin poder comer la torta de cumpleaños que Armstrong, en broma, les ofrecía vidrio de por medio.

La cuarentena tras los primeros alunizajes luego se dejó de realizar, dice De León. Los astronautas no mostraron ninguna signos de enfermedad y los estudios sobre fragmentos lunares sirvieron para descartar cualquier peligro. “Pusieron ratones en contacto con el suelo lunar por las dudas y se hizo un análisis microbiológico para poder determinar si había algún tipo de vida en la Luna”, apunta De León, quien agrega que desde “el Apolo 14 en adelante se removió la restricción de la cuarentena para los astronautas que volvieran” de nuestro satélite natural.

Las cuarentenas en tiempos de coronavirus

Para el argentino Víctor Demaria-Pesce , doctor en medicina y científico de la Agencia Espacial Europea, una cuarentena previa a cualquier viaje espacial es “fundamental”, teniendo en cuenta que “el impacto que el ambiente espacial, es decir microgravedad, aislamiento y radiación, hace que el sistema inmunitario de los astronautas esté disminuido” y que un espacio cerrado como el de una nave o la EEI favorece la transmisión de infecciones.

Más allá de la precauciones habituales, en abril, el estadounidense Chris Cassidy y los rusos Anatoly Ivanishin e Ivan Vagner protagonizaron una cuarentena extendida antes de partir con destino a la EEI en un cohete Soyuz: en plena pandemia de Covid-19, las agencias espaciales decidieron reforzar el aislamiento habitual.

“Ellos en lugar de dos, estuvieron tres semanas confinados y además el examen final que se les hace a los astronautas antes de salir se hizo a través de un vidrio, es decir que los astronautas no estuvieron en contacto con nadie del exterior. Las condiciones normales de cuarentena que se hacen en cada vuelo fueron reforzadas”, dice Demaria-Pesce.

Los lugares ocupados por los nuevos habitantes de la EEI fueron liberados por las astronautas Jessica Meir y Drew Morgan y el cosmonauta Oleg Skripochka. "En este caso específico, cuando volvieron se los puso diez días en cuarentena no por el hecho de que pudieran traer algo, sino para que puedan aumentar sus defensas antes de entrar en contacto con todo el mundo", explica Demaria-Pesce, actualmente radicado en París.

Ahora, para la inédita misión de la NASA y SpaceX, Robert Behnken y Douglas Hurley también debieron hacer sus respectivas cuarentenas, como lo hacen todos los astronautas, sin importar su nacionalidad. “Hay que saber que la EEI es un consorcio internacional, hay normas de seguridad y el protocolo es el mismo para todos. Y cuando hay un astronauta invitado, como fue el caso hace unos meses, de Emiratos Árabes, se aplican las mismas normas, que tienen una base científica”, dice Demaria-Pesce. Y si bien hasta el momento las cuarentenas han dado resultado, ante cualquier problema de salud que deba resolverse con urgencia, en la EEI existen alternativas ante la eventualidad: “Hay que saber que si hay un astronauta que tiene un problema grave que no se puede solucionar en el espacio se lo puede desorbitar, como decimos nosotros, hacerlo volver, y en siete, ocho horas está de vuelta en la Tierra y tratarlo”.

Doug Hurley y Bob Behnken son los tripulantes de la nave Crew Dragon. (Foto: NASA)
Doug Hurley y Bob Behnken son los tripulantes de la nave Crew Dragon. (Foto: NASA)

Por: Nicolás de la Barrera

“La Nación” de Argentina, GDA

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