A inicios de año, muchas personas deciden ingresar al gimnasio para cumplir la ansiada meta de bajar de peso y así poder aprovechar la época de playa. Pero, más allá de las indicaciones de los instructores, muchas veces ese ímpetu por tratar de acelerar resultados termina frustrando sus sueños y provocando serias lesiones.
A continuación, cinco recomendaciones para trabajar correctamente en el gimnasio y no exigirse más de lo debido:
1. Consulte primero a un especialista
Varios gimnasios cuentan con un profesional en nutrición que evalúa y atiende a sus clientes. Sin embargo, son pocos los que disponen de un profesional en terapia física que evalúe todos los procesos que involucren movimiento corporal. Un terapista físico está autorizado para realizar una evaluación postural y un test muscular, sobre todo si se ha estado un buen tiempo sin actividad, recomiendan los especialistas en terapia física y rehabilitación de la Universidad Católica Sedes Sapientiae (UCSS).
2. Calentar y estirar: la mejor prevención
Lo que indica la balanza no es el único parámetro a tener en cuenta, pues la masa corporal varía en función a múltiples factores. Un error común es llegar al gimnasio e ir de frente a la sala de aeróbicos sin hacer una rutina de calentamiento. Cinco o siete minutos de ‘cardio’ (en la faja trotadora o elíptica) pueden alejar el peligro de lesionar algún ligamento o causar un desgarro muscular que, al final, podría alejar a cualquier de todo tipo de ejercicio por 10 o 15 días. Por eso es necesario tomar en serio este proceso, que ayuda a oxigenar los tejidos, estirar los músculos y elevar un poco el ritmo cardiaco.
3. Para ejercitarse no hace falta maltratarse
Otra situación usual es ver a una persona que finaliza la clase de spinning (45 min.), pasar luego a clase de baile (50 min.) y al final, terminar en la faja trotadora (otros 30 min.). Permanecer por más de una hora en actividad física extrema lo único que ocasiona, a la larga, es acelerar el proceso de envejecimiento de nuestras articulaciones, daña el normal funcionamiento muscular y exige el trabajo del corazón. El plan de entrenamiento debe ser individual, con un buen equilibrio entre la actividad aeróbica, el fortalecimiento muscular e incluso ejercicio pliométrico (basados en saltos y en la contracción rápida y explosiva de los músculos). La frecuencia y duración de cada entrenamiento se deben dosificar según la estructura corporal de cada persona, su edad, necesidades y objetivos.
4. Se pueden utilizar algunos implementos
De acuerdo a la evaluación del fisioterapeuta, tal vez deba emplearse algún tipo especial de zapatillas o vendaje funcional para proteger zonas vulnerables, sobre todo si se tienen antecedentes de lesiones musculares o articulares (dolor lumbar, cervical o de rodillas). La edad es otro factor a tener en cuenta: si se tiene más de 45 años y nunca antes se ha entrenado, lo ideal es tomar precauciones para que el cuerpo se adapte progresivamente al esfuerzo.
5. Estilo de vida
Por último, es importante mentalizar lo siguiente: todo el esfuerzo que piensas hacer, el tiempo que quieres utilizar y, desde luego, el dinero que vas a invertir, no debe ser en vano. La calidad de vida que se logra a través del ejercicio y la buena alimentación te pueden ahorrar muchos problemas médicos, alejarte de las pastillas y del hospital. Trata de que todo este ímpetu no sea solo para lucir mejor este verano, si no para verte y sentirte bien el resto de tu vida.
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