Adicción a los videojuegos: ¿dónde se traza la línea entre afición y dependencia al gaming?

Si bien hoy en día se reconoce que los videojuegos tienen la capacidad de explotar la creatividad de las personas y suponen millonarias actividades comerciales, todo en exceso puede resultar dañino. Bajo este concepto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) decidió catalogar en su más reciente informe a la adicción a los videojuegos como un trastorno mental.

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En la undécima Revisión de la Clasificación Internacional de Enfermedades, la OMS señala que la dependencia a los videojuegos “se caracteriza por un patrón de comportamiento de juego persistente o recurrente”, incluyendo a sus variantes en línea, offline y derivados. Un comportamiento que tiene como resultado una angustia y deterioro de las áreas de funcionamiento personal del individuo.

¿Qué dice la OMS sobre la adicción a los videojuegos?

Si bien la inclusión de la adicción a los videojuegos como trastorno mental en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) se produjo en 2018, es con la undécima edición de este documento que por fin entra en vigor este reconocimiento. Para ser más específicos, la adicción a los videojuegos fue incluida en el “CIE-11 para estadísticas de mortalidad y morbilidad”, dentro de los “Trastornos debidos al consumo de sustancias o a comportamientos adictivos”.

¿Cómo se distingue esta adicción? De acuerdo a la OMS, hay deterioro en el control sobre el juego (por ejemplo, inicio, frecuencia, intensidad, duración, terminación, contexto), incremento en la prioridad dada al juego al grado que se antepone a otros intereses y actividades de la vida diaria así como también incremento del juego a pesar de que tenga consecuencias negativas.

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Para Johann Aldazábal, psicólogo clínico y editor en jefe de Gamecored, “todos los criterios que pueden estar catalogados como un desorden que afecte la estabilidad mental de un individuo guardan una constante relación con cómo este se desenvuelve y comporta en el mundo, como conductas sociales y de cuidado”.

“En ese sentido, para que la OMS catalogue la adicción a los videojuegos como un desorden mental es porque responde a varios casos donde individuos han perdido el control a niveles extremos”, precisó Aldazábal en diálogo con El Comercio.

En cuanto a los síntomas, Aldazábal precisó que son los mismos que se presentan para pacientes con adicciones a otro tipo de actividades o sustancias. “Los síntomas tienen que ver con cierta sensación de pérdida del criterio de realidad. El juego se convierte en la única motivación del individuo, lo que afecta el trabajo, los estudios, los vínculos sociales, los familiares. Pero como otros trastornos o desórdenes similares, debe ser un comportamiento continuo de aproximadamente 1 año”.

¿Cuándo es afición y cuándo adicción?

“Hay un universo de diferencia entre ambos. La mayoría de los creadores de contenido, o jugadores de Esports guardan un estrecho vínculo con los videojuegos, sí, pero hay una meta superior a esa. El juego es solo un medio para algo más. Por ejemplo, el formarse una carrera que cumpla con las necesidades económicas que todo adulto debe afrontar”, precisa Aldazábal.

Para Diego “SolidSnake” Vallejo, jugador profesional peruano del equipo INFINITY de League of Legends, “la principal diferencia entre el entrenamiento de un pro player y el comportamiento de una persona adicta es el comportamiento ante el juego”. (Para los profesionales) Mientras mejor juguemos, mejor nos va a ir ganando torneos y teniendo una carrera exitosa; una persona que invierte muchas horas a un juego sin aspiraciones profesionales no tiene una retribución de algún beneficio directo que sea positivo para su vida”.

“Está bien jugar, es una actividad recreativa después de todo, pero hay que saber darle el tiempo correcto a todo y diferenciar un hobby de un trabajo”, subraya el popular jungler de INFINITY.

A tomar conciencia

Aldazábal indica que el tratamiento de una persona adicta a los videojuegos siempre debe ser supervisado por un experto, con más razón ahora que se ha reconocido como una enfermedad.

“Cuando vemos que el control se ha perdido, es bastante difícil poder entrar en contacto con nuestros propios recursos. El distanciamiento es otro factor de riesgo que podría complicar todo. Lo mejor es acudir con especialistas que puedan ayudar a crear un ambiente de protección donde el adicto poco a poco vaya mejorando. Sin embargo, eso no acaba ahí, ya que luego de una rehabilitación exitosa, habrá varias situaciones donde podría presentarse una recaída. Es por ello que también es de vital importancia que los familiares, o sus círculos más cercanos, puedan cumplir un rol de soporte”, indicó.

Que la adicción a los videojuegos ahora sea un trastorno mental puede representar “un estigma más” que la industria deberá cargar consigo a vista de las personas que no están muy informadas sobre el medio. Pero, reconocer que existen problemas y trabajar en ellos también es una forma de ir puliendo la reputación de este pasatiempo, coinciden Aldazábal y Vallejo.

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