Se cumplen 50 años de la visita de Mario Moreno Reyes “Cantinflas” a la Plaza de Toros de Acho, cuando nos deleitó con sus habilidades como torero bufo.
Cada una de sus visitas era una algarabía total, repletaba cada lugar que pisaba: el aeropuerto, el hotel, las calles y los medios donde se presentaba. El muchacho del barrio de Santa María se supo ganar el cariño de la gente con su ininteligible lenguaje, su forma de vestir y esa picardía que lo caracterizó ¿No que no, chato?
La primera vez que lo tuvimos cerca fue el verano de 1951. El 8 de febrero llegó al viejo aeropuerto de Limatambo sin programa especial a la vista. Las crónicas de aquel año cuentan que el avión privado del comediante “el 777” hizo su parada por estas tierras porque tuvo un desperfecto en el motor. Su paso fue veloz ya que debía asistir al Festival de Artistas en Uruguay, pero eso no fue impedimento para que se divierta en los “boites” o lugares nocturnos de Lima. Como anécdota queda el titular de El Comercio: “Cantinflas durmió hasta las 11 de la mañana”.
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