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Julio Iglesias se negó a realizarse la prueba de ADN solicitada por Javier Sánchez Santos, hijo de la ex bailarina portuguesa María Edite Santos. El cantante español dejó vencer el plazo para responder a la demanda de paternidad y no accedió a hacerse el examen.
Sánchez Santos, de 41 años, aseguró que pese a los obstáculos que se presentan continuará en el litigio hasta demostrar que es hijo biológico de Iglesias.
A través de su representante legal, Fernando Osuna, Sánchez exigió al juzgado de primera Instancia Número 13 de Valencia solicitar nuevamente la prueba de ADN de Julio Iglesias y si en caso, volviera a negarse, pedirá que se compare una muestra genética de su cliente con la de los hijos reconocidos del español: Chabeli, Julio José y Enrique (nacidos del matrimonio con Isabel Preysler) y de Miguel Alejandro y Rodrigo (hijos que tiene con Miranda Rijnsburger).
En el caso de que ninguno acceda, se pedirá la muestra de los hermanos de Julio Iglesias o pedirá al Hospital Clínico San Carlos de Madrid comparar los restos cadavéricos de Julio Iglesias Puga, padre del intérprete, quien murió en 2005.
El demandante y su abogado comparten optimismo: "Tenemos pruebas, y entre ellas, la mejor de todas", expresó en referencia a los restos de ADN extraídos por un detective, de una botella de agua que Julio José Iglesias, hijo del cantante, abandonó cerca de una playa de Miami tras hacer surf, y que "dio un porcentaje de hermandad de 99%", según Osuna.
El juez indicó en los documentos que existía "constancia de que, en julio de 1975, nueve meses antes del nacimiento" de Sánchez, "su madre y el demandado coincidieron actuando en una sala de fiestas". Se publicaron además, en un diario francés, fotos en las que aparecían juntos, solos y acompañados, "lo que hace teóricamente factible que entonces hubiesen podido existir relaciones sexuales entre ambos".
Sánchez Santos ya había demandado a Iglesias en su adolescencia. Un juez de Valencia lo declaró hijo del astro español, sin embargo, éste logró revocarla en apelación por no haber recibido personalmente la petición de hacerse la prueba de ADN, que entonces tampoco se hizo.
