En sentido horario, Molly Ringwald en las películas "16 Candles", "El snad de los besos", "The Breakfast Club" y "Pretty in Pink". Fotos: Universal/ Paramount/ Netflix.
En sentido horario, Molly Ringwald en las películas "16 Candles", "El snad de los besos", "The Breakfast Club" y "Pretty in Pink". Fotos: Universal/ Paramount/ Netflix.
Redacción TV+

Ser una estrella juvenil no siempre se traduce en ser una estrella adulta. Hollywood suele ser ingrato y es usual que aquellos que brillaron en el pasado desaparezcan; no necesariamente porque quieren alejarse de los reflectores. En el caso de Molly Ringwald, actriz pelirroja recordada por películas para adolescentes de los años 80, ella sí quiso decir adiós (de manera momentánea, al menos).

Ringwald, a sus 52 años, ha conocido la fama como pocos. Parecía haber nacido para que la siga el mundo, sea por el disco que lanzó cuando tenía seis años (gracias a su padre, el pianista de jazz Robert Ringwald) o por la primera película que le dio fama, “Sixteen Candles” (1984), escrita y dirigida por John Hughes; quien durante años fue sinónimo de lo que significa entender a los adolescentes.

En “Sixteen Candles” Molly Ringwald interpretó a Samantha, adolescente que está cerca de celebrar su fiesta de 16 años pero que, en el proceso, pasa por toda clase de vergüenzas. En la cinta también se dejó ver un jovencísimo Anthony Michael Hall, que aparecería junto a la sensación pelirroja el año siguiente en “The Breakfast Club” (1985); otra historia de Hughes.

Mientras “The Breakfast Club” cimentó a Ringwald como una adolescente que debe afrontar sus propios conflictos, en “Pretty in Pink” (1986), su última colaboración con John Hughes, es una adolescente tímida que debe forzarse a ser valiente para enamorarse. Tras esta cinta, empezó a rechazar otras colaboraciones con dicho director. Ella intentó hacer algo distinto, retarse a sí misma. Hollywood, no obstante, parecía haberla encasillado.

Yo era, obviamente, muy diferente a esos personajes”, contó Ringwald en entrevista con el diario británico The Guardian. “Había estado actuando profesionalmente desde que era una niña, yo había viajado bastante y era mucho más urbana. La mayoría de esos personajes estaban en pueblos pequeños suburbanos a las afueras de Chicago; en realidad eran más representativos de cierta clase de chica en los Estados Unidos en cierto momento; no necesariamente me representaban”, añadió.

Ella buscó una oportunidad para irse de los Ángeles y dicha oportunidad llegó con “Face the Music” (1993), que la llevó a trabajar en París, Francia. Se quedó en la ciudad, donde conoció al periodista Valery Lameigniere, con el que convivió unos años hasta casarse en 1999 (ambos se divorciaron en 2002). Si bien se alejó del centro de producción más grande del mundo, nunca dejó de actuar y tampoco ha lamentado su decisión. La ingratitud de Hollywood antes mencionada puede ocurrir aunque elijas quedarte, como fue con Anthony Michael Hall, quien salvo unos roles pequeños no ha trascendido en la pantalla.

Con el paso de los años, aunque hubiese querido, Molly Ringwald ya no podía interpretar a adolescentes y tenía que pasar al siguiente nivel: a mamás de adolescentes e, incluso, abuelas; como fue el caso de su rol en la comedia del canal ABC “The Secret Life of the American Teenager”, que en sus cinco temporadas fue lo más importante que ella hizo en la primera década de los 2000. Por aquel entonces ya había tenido a su primera hija, esto tras casarse por segunda vez, ahora con el editor y escritor estadounidense Panio Gianopoulos.

Pero la vida de Molly Ringwald no se limita a la actuación. Ella también es escritora, tal y como lo prueban sus dos obras, “Getting the Pretty Back: Friendship, Family, and Finding the Perfect Lipstick” (2010) y “When It Happens to You: A Novel in Stories” (2012); que tienen un matiz autobiográfico.

En los últimos años, Molly Ringwald ha tenido más participaciones considerables en la pantalla. Por un lado está su trabajo en “Riverdale” como Mary Andrews, madre del protagonista, Archie; rol que la llevó a trabajar con otro exícono adolescente, Luke Perry; quien falleció a mitad de las filmaciones de la temporada 4 y al que ella recuerda con cariño (interpretó a la esposa del personaje).

Pero las generaciones más jóvenes, las que DE VERDAD son jóvenes, la recordarán próximamente por ser la señora Flynn en la saga de “El stand de los besos” de Netflix; la serie de películas para adolescentes más exitosa de la actualidad, donde comparte la pantalla con Joey King; quien a sus 21 años lleva su propia batalla para no encasillarse en roles. La historia podría repetirse… o tal vez no.

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