Durante dos días –27 y 28 de julio– Los Ángeles fue el centro de operaciones donde Netflix, la millonaria maquinaria de streaming, hizo despliegue de su poderío concentrando a actores, directores y prensa internacional para difundir sus novedades. Favoritas del público, remakes y series originales –como Narcos, Gilmore Girls y The Crown, respectivamente– componían el variado menú. Pero era Stranger Things la producción que despertaba los mayores niveles de fanatismo y curiosidad entre especializados y amateurs. Decenas de carteles situados a lo largo de las principales avenidas de la ciudad –los cuales reproducen el estilo gráfico original de las películas más representativas de suspenso y aventuras de los 70 y 80– evidencian su imparable popularidad.
La serie se ha convertido, en su primera temporada, en un fenómeno de masas que ha catapultado al estrellato a sus creadores, los hermanos Matt y Ross Duffer, quienes hicieron su primera película en el cuarto grado y trabajan juntos desde entonces. Las referencias fílmicas de la serie (lo cual la hace, inevitablemente, universal) han sido la clave de su éxito. “Son las películas con las que crecimos en los 80 y las que tuvieron un gran impacto para nosotros. Con Stranger Things queríamos contar una historia con personajes con los que uno se puede relacionar. Son personas que se ponen en contacto con algo extraordinario, en lugar de ser personajes extraordinarios”, explica a Somos Matt Duffer. El casting, en esa consigna, ha sido esencial.
Caleb McLaughlin (Lucas), Gaten Matarazzo (Dustin) y Millie Bobby Brown (Eleven) todavía no pueden creer que son conocidos “en lugares como Brasil”, ríen. Así lo dejan ver cuando reflexionan sobre su repentina y exponencial celebridad. Son chicos producto de la generación millenium, pero sus personajes se desenvuelven en una era que no conocía de celulares ni mucho menos de Internet. Los actores han encontrado en la estrella de la serie un importante referente sobre Hollywood y el negocio. “Es interesante, porque cuando Winona era chica y era famosa, todo era diferente en Hollywood; tampoco existían las redes sociales”, dice Caleb McLaughlin. “Ella nos cuenta que solía revisar los periódicos por si salía; ahora yo voy a Internet y ahí lo veo. Winona no tiene ninguna cuenta en redes, pero nosotros le enseñamos a veces si han dicho algo de la serie o cosas por el estilo”, añade la avispada Millie Brown.
“Mis 30 fueron complicados”, reconoce por su parte Winona Ryder. “Parecía más joven... hice algunas cosas que me hacen sentir orgullosa, roles secundarios. Pero esta es mi primera serie y mi primera entrada en este formato”, explica sobre Stranger Things. En la preparación para el rol de la perturbada Joyce Byers, Ryder confiese haber usado su propia confusión. “Ella no es perfecta; es complicada, lucha, carga culpas, como muchas mujeres que conozco que intentan hacer lo que mejor pueden para salir adelante. Aprecié que tuviese defectos, que no fuese dulce ni perfecta”.
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